━ ❛ 𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗𝐗𝐈𝐗. ❜

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Mordí mi labio inferior con nerviosismo cuando tomé asiento en la parte lateral izquierda de la sala, justo al medio de las tres sillas

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Mordí mi labio inferior con nerviosismo cuando tomé asiento en la parte lateral izquierda de la sala, justo al medio de las tres sillas. Samantha se sentó a mi lado sin soltar mi mano en ningún momento, y el abogado al extremo más apegado al centro, listo para levantarse si se le presentaba la necesidad. Había visto tantas veces escenas como esa en películas o novelas, sin embargo, jamás me imaginé en alguna, ni pensé que en la actualidad estos juicios por tenencia continuaran existiendo.

— Si el mundo se rige por el alfa mandando a los betas y omegas, ¿cómo es que existen estas cosas? — Murmuré muy bajo. Samantha me miró pero no me respondió, ambas esperábamos pacientemente a que nuestro abogado nos quitara aquella duda. Aldo me mostró una pequeña sonrisa, el juicio aún no empezaba, así que podíamos hablar entre murmullos que lográbamos entender con facilidad.

— Bueno, no eres la única que trata de cambiar el mundo, Abril. — El omega a mi lado asintió con orgullo, observando el portafolio que traía, con las pruebas a mi favor. — Si bien, como dices, es un mundo bastante inestable y poco demócrata, estos juicios, como muchos otros, empiezan a tener su pequeño espacio porque son más los omegas que luchan por obtener o porque se respeten sus derechos como persona. —

— ¿En serio? —

— En serio. — Aldo acomodó su blazer, suspirando melancólicamente. — Sin embargo, es el primero en el que me permiten formar parte como abogado defensor... Algunas personas son bastante inestables y aún no creen por completo en su capacidad, como un tono gris... Quiero decir, los omegas que luchan por sus derechos no les agrada la idea de un omega, y menos una omega, luchando a su lado por ello. Es debido a esto que mayormente son los abogados alfas o betas enormes los contratados. —

— Por eso dijiste que era tu primera vez. — Suspiré. Entendía mejor el anhelo de Aldo por ganar, más allá de nosotras, era su meta personal. — Pues. — Continué. — Samantha y yo creemos que puedes devolvernos a Abdiel, Aldo. —

— Oye, tienes suficientes conocimientos hasta para ser juez, solo debes ir por ello. — Samantha lo alentó, dándole una rápida mirada, antes de besar mi sien.

Fue entonces cuando escuché a las personas sentadas detrás de nosotros murmurar con más fuerza, porque sí, era un juicio abierto para todo público considerando el rumor que se extendió diciendo que la hija de la dueña de R-Alfa estaba implicada en él. Muchas de sus palabras las entendía, pero no le tomaba la debida atención, no desde que vi a Juan, Spreen y el alfa, que supuse era su abogado, entrando en la sala y sentándose justo al lado derecho de frente al tribunal. Juan nos dirigió una fanfarrona sonrisa y solo me quedé ahí, mirándolo con todo el desprecio que traía hacia aquel alfa.

La mano de Samantha se tensó en contacto con la mía y volteé a mirarla. Ambos alfas se mantenían la mirada, en una silenciosa contienda de poder. Lo noté y me interpuse, centrándome en mi alfa, quien al verme relajó sus facciones y suspiró, soltando un ligero gruñidito por lo bajo, sacándome una suave sonrisa.

¡! 𝐑𝐈𝐕𝐀𝐑𝐈 ─ ❛ 𝐓𝐡𝐞 𝐏𝐞𝐫𝐟𝐞𝐜𝐭 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚. ❜ ˹ 𝐆!𝐏 ˺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora