— No pueden, ¿verdad? Ellos... Ellos no pueden... —
Mi voz se oía ronca, entrecortada y rasposa, me dolía de tanto haber llorado y quizás gritado por el teléfono. Estaba segura que fueron más de veinte veces las que llamé al número de Samantha, número con el cual me había comunicado con ella esa misma mañana, antes de que todo el tormento comenzara; y mismo número que ahora me repetía una y otra vez el mismo mensaje.
La niñera se quedó incluso cuando ya no debía hacerlo. Después de ayudarme a levantarme del suelo en el que caí rendida ante la voz repetitiva del teléfono, caminé hasta el sofá y me dejé caer en este. Abdiel se trepó por un costado, se sentó sobre mis piernas y apoyó su pequeña cabecita con ondulaciones en mi pecho. Colocó su manito a la misma altura y frotó su rostro contra mi camiseta. No tenía idea de dónde él había aprendido aquello, pero estaba feliz de que lo supiera. Así sea por instinto propio, fue su suave y dulce aroma a bebé, a mi bebé, lo que hizo que no me consumiera en un estúpido ataque de pánico.
Después de que se durmió, lo acosté y la niñera se fue, dejándome estable. Citando sus palabras, volví a llamar a Samantha al menos unas diez veces, todos los intentos fallaron. Traté de hacer lo mismo con Vicky pero me decía que el usuario se encontraba fuera de servicio. Incluso pensé en llamar a mi madre. Sentía que necesitaba a alguien diciéndome que todo iba a estar bien, alguien que calmara a mi asustada omega, que lo mantuviera quieta y no siendo la causante de que mi corazón estuviera a poco de salirse de mi pecho.
Al final, llamé a Ama y solté un gemido de alivio cuando me contestó. Le conté todo, completamente todo y más de una vez la oí sisear enfadada y triste. Sin embargo, ella tampoco podía hacer nada por ayudarme.
"Abababi... No lo sé." — Dijo, después de un largo silencio. — "Si Juan lo ha consultado, quizás-" —
— ¡Ama! — Reclamé, deteniendo sus suaves palabras. Ella intentaba que del modo que fuera, su confirmación no me enloqueciera. — ¡Estamos hablando de Abdiel! Juan... Él, él nunca iba a ser un buen padre para Abdiel, eso si es que me dejaba tenerlo siquiera. —
— "Lo sé, Abril, tú y yo sabemos eso." — Continuó. — "Pero la justicia no, ¿entiendes? Él es un alfa, quieras o no, sigue siendo tu alfa y es el padre de Abdiel, porque lo es... Tiene su sangre. Juan puede explicar que le escondiste la existencia de su hijo y te tomarán por un omega con algún desorden mental. Además, ¡huiste!" — Me reclamó. Iba a contestar, cuando siguió. — "¡Claro que debías huir! ¡Pero eso el jodido mundo no lo entiende!" —
— Ama. — La detuve. Sentí como mi vista se humedecía de nuevo. Ella tenía razón, incluso Juan tenía razón. — No-No pue... Pueden quitármelo. — Dije, y sin darme cuenta que ya estaba sollozando de nuevo, encogiéndome en el rincón del sofá con el teléfono en la mano. — No pueden... Es mío. Abdi es mío. —
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¡! 𝐑𝐈𝐕𝐀𝐑𝐈 ─ ❛ 𝐓𝐡𝐞 𝐏𝐞𝐫𝐟𝐞𝐜𝐭 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚. ❜ ˹ 𝐆!𝐏 ˺
Fanfiction❛ 𝖳𝗁𝖾 𝖯𝖾𝗋𝖿𝖾𝖼𝗍 𝖮𝗆𝖾𝗀𝖺. ❜ ─ 𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐑𝐢𝐯𝐚𝐫𝐢 ˹ Cuando eres la perfecta definición del omega imperfecto, pierdes todo pensamiento positivo de algún día encontrar al amor de tu vida. Abril Garza tiene veinte años, un...