━ ❛ 𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐈. ❜

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— Abdiel, amor, en serio tienes que quedarte quieto. —

Tomé la pequeña cintura de mi hijo y lo volví a colocar a mi lado en el auto, yo ya estaba acostumbrada al Ferrari de Samantha por todas las veces que me llevaba a clases y me traía de regreso, pero para Abdiel, un auto tan bonito interiormente no pasaba desapercibido, esta era como la tercera o quizás cuarta vez que lo volvía a sentar, ya sea evitando que quiera entrar entre el asiento del piloto y del copiloto para llegar a los botones o queriendo apoyar sus pies sobre el asiento trasero, sea como sea, no deseaba que ensucie o rompa algo que definitivamente costaría más que mi vida.

Por decisión mía, me senté en la parte trasera con él, Samantha estuvo de acuerdo para que cuide de Abdi, pero quizás debí considerarlo mejor, en este tipo de autos era extremadamente complicado estar sentada atrás, porque de por sí eran, en su mayoría, modelos deportivos, donde solían tener más espacio los asientos de delante, eso sumándole que encima algunos Ferrari ni asientos traseros tenían, por no mencionar que este solo contaba con dos puertas, no cuatro, como los vehículos comunes.

— Quizás para la próxima lo deje conducir. —

Arquee una ceja ante el raro comentario, Samantha estaba tan relajada, con un brazo colocado sobre el apoyabrazos de su lado y el otro sobre el timón, ella miraba al frente, pero sabía que su oído estaba más que atento a lo que sucedía con mi hijo. 

— Claro, lo que digas. — Respondí, irónica, ganándome una mirada por su parte, aunque usó el espejo retrovisor para conectar sus ojos café con los míos.

— Está bien, Abril, no seas controladora, deja que Abdiel se divierta. —

— Si lo suelto, te hará chocar. — 

— Él solo quiere tocar, creo que si lo dejas, ya le quitarás la curiosidad. —

— Sí, claro. — Rodé los ojos y acomodé a mi pequeño por no sé qué número de vez. Escuché a mi hijo bufar y retorcerse para que lo deje, quejándose con sus constantes "Mamaaa", era tan adorable. Lo acerqué a mí y le di un pequeño piquito en la punta de su naricita, sacándole una sonrisita cuando por fin se quedó quieto y lo senté sobre mi pierna, más relajado. — ¿Y cómo se supone que sabes tanto sobre bebés? —

— No lo sé, solo estoy suponiendo cosas. — Respondió Samantha después de un largo silencio. 

Ignorando el ambiente algo incómodo que se formó, me dediqué a mirar por la ventana del precioso auto, Samantha me había comentado que era un 612 Scaglietti, Sessanta o algo así, me dijo que fue creado por el presidente de la compañía Ferrari, también Samantha dijo que tenía otros autos en la casa de sus padres, pero que este era como su consentido, no quise preguntarle por los otros, seguro mi billetera lloraría de solo imaginarse los precios de los demás vehículos. 

¡! 𝐑𝐈𝐕𝐀𝐑𝐈 ─ ❛ 𝐓𝐡𝐞 𝐏𝐞𝐫𝐟𝐞𝐜𝐭 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚. ❜ ˹ 𝐆!𝐏 ˺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora