━ ❛ 𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕. ❜

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— Oh, vamos, Marina, ¿Puedes dejarla ya? La estás asustando. —

Escuché la voz de Millaray y la divisé a un lado de todo el escándalo, estaba rodeada por unos cuantos adolecentes mirones, mientras Marina y todos sus amigos continuaban riéndose, seguro de mi rostro asustado. Raquel era alta, muy alta, y cuando tomó mi brazo, no pude evitar gemir de dolor, no porque doliera en sí, sino porque no quería que me tocara, me sentía de nuevo la estúpida omega que se dejaba llevar por todo. 

— Vamos, Abril, no te resistas, no quieres que use la voz y te veamos mearte en los pantalones ¿No? Raquel entrará en celo muy, muy pronto, puedes servirle bien, además según las revistas sabes servir hasta a millonarios ¿No? — Mi mirada viajó por la gran cantidad de personas que nos rodeaban, incluso ahora sabía por qué Millaray no se acercaba, dos amigos de Marina la tenían bien sujeta de los brazos, impidiéndole avanzar ¿Quién más abogaría por mí? Incluso los profesores se alejaban de escenas como esta, nadie se mete con un alfa cazando a un omega, yo era el omega, Raquel el alfa, y su mirada era el perfecto método para hacerme doblegar.

— Marina, ¡Basta! — La voz de Nuvia ya parecía algo distante, la mirada de Raquel me estaba consumiendo, sentía mi cabeza doler, era yo luchando contra mi omega, tratando de la forma que sea no doblegarme ante aquella mirada. E incluso cuando el brazo de Raquel rodeó mi cuerpo, lo sentí quemar, no de la buena forma, aquel contacto me repugnaba tanto, pero ya era tarde, mis pies se estaban moviendo para cuando quise decir o hacer algo. Ella ganó, el alfa siempre obtiene lo que quiere, porque eso es lo que soy, una cosa que sirve para aliviarlos, ni siquiera una cosa que deseen mantener a su lado.

Caminamos a paso tranquilo hasta donde los alfas esos tenían sus autos, suspiré, mis pies se movían por inercia propia mientras mi mente solo se llenaba de la imagen de la única alfa con la que quizás aceptaría subirme a su auto, y de hecho, me había subido a su auto sin chistar aquella noche. ¿Cómo estaría Samantha? Bueno, era rica ¿No? Seguro se alimentaba bien, dormía bien y tenía una vida de sueños. 

Si lo pensaba con la cabeza un poco más fría, cuando me estaba acercando a vivir una de las cosas más desagradables de ser la parte más baja del régimen genético, debí de haberme imaginado que algo así pasaría, quizás habría evitado esto si hubiera traído puesta la ropa donde aún tenía algo impregnado el fuerte aroma de Samantha, no sólo para protegerme, sino también porque la extrañaba, y sinceramente sonaba enfermizo no haber lavado ese conjunto de ropa solo para mantener su olor, pero era lo único que me quedaba de ella.

Cuando ya estábamos a nada de subirnos a uno de los coches, escuché un auto viniendo a velocidad y luego un hermoso Ferrari negro ya conocido para mis ojos se estacionó rozando el parachoques del coche donde se supone iba a entrar. Mi corazón se detuvo, y después lo sentí palpitar con fuerza, incluso mi omega estaba aullando de felicidad, si es que eso era posible. Samantha, era mi Samantha.

¡! 𝐑𝐈𝐕𝐀𝐑𝐈 ─ ❛ 𝐓𝐡𝐞 𝐏𝐞𝐫𝐟𝐞𝐜𝐭 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚. ❜ ˹ 𝐆!𝐏 ˺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora