━ ❛ 𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗𝐗. ❜

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Solté un largo suspiro al notar que por fin los estúpidos alfas salían de la oficina de mis padres

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Solté un largo suspiro al notar que por fin los estúpidos alfas salían de la oficina de mis padres. No había contado los minutos ni tampoco me importaba hacerlo, pero había esperado que esa reunión terminara hace más de media hora y al fin podría hablar con mi madre sin ser interrumpidas. Ella tenía que escucharme, más allá de la discusión que tuvimos la última vez, no podía dejar de sentirme enfadada y traicionada con la situación de Felix, aunque para Abril y para mí ese ya fuera un tema cerrado.

— Oh, Samantha, tu madre ya está-—

— Sí, lo sé. — Interrumpí a su secretaria y entré a la oficina, observando rápidamente el asiento principal, con la cabecera dándome la cara, mostrándome la silla de espaldas. Bufé, caminando dentro para cerrar la puerta, apoyándome luego en esta, cruzándome de brazos. Sabía que ella me había sentido, incluso olido, no es que me estuviera preocupando por controlar mis reacciones en ese momento.

— ¿Por qué tan enfadada, hija mía? — Giró su silla, mostrándome su perfecta y cínica sonrisa.

— ¿Preguntas 'por qué'? Oh, déjame decirte la razón. — Mis uñas se presionaron más contra la piel de mis brazos, mirándola directamente, sin inmutarme ante su ahora serio gesto. — Le dijeron a Vicky que me dijera que ambos estarían fuera de la ciudad para que acepte ir a ese estúpido viaje, ahora me informan que estabas aquí desde ayer en la noche... ¿Qué estás planeando, Lenay? —

El gesto sorprendido de mi madre no duró ni dos segundos antes de convertirse en uno serio y frío. Sabía lo que estaba haciendo, retaba a una alfa en su territorio, e incluso ella podía ser capaz de romperme la mandíbula por mi falta de respeto, más, sin embargo, no hizo nada. Solo me sonrió.

— ¿Ves lo que hace esa estúpida omega? — Dijo. — Nos separa, hija mía. —

— No. — Gruñí. — Tú me separas del amor de mi vida, eso haces. — Di un paso hacia adelante, totalmente segura de mis palabras. — Y te ordeno que pares. Es mi vida, no la tuya, y aunque no me creas lo suficientemente fuerte como tú para soportar de todo por mi omega, lo haré, no me vas a separar de ella. —

— ¡Es que tú no sabes nada, Samantha! —

Ella se levantó de su silla y golpeó con fuerza sus dos palmas sobre su escritorio. No me asusté ni reaccioné, o fue al menos eso lo que intenté. Jamás la había visto tan enfadada con mi padre o conmigo, pero no había marcha atrás, había decidido eso desde que bajé de mi auto frente a nuestro enorme edificio.

— ¿No crees que eres tú quien no entiende? —

— No, hija. — Ella se volvió a sentar, sacando de nuevo de su cajón algo, unos archivos en una carpeta, lanzándolos sobre el escritorio hasta que estuvieron del otro extremo de este, más cerca de mí. La miré, no iba a dar ni un solo paso más hacia adelante, ni aunque ahí tuviera la respuesta a todos mis problemas. — ¿Sabes quién eres, Samantha? — Iba a responder a la estúpida pregunta, cuando fue su misma voz la que se encargó de callarme antes de siquiera haber dicho algo. — Tú eres la hija de los dueños de R-Alfa. — Hizo una pausa, mirándome a los ojos. — Naciste para ser la alfa más poderosa del país. —

¡! 𝐑𝐈𝐕𝐀𝐑𝐈 ─ ❛ 𝐓𝐡𝐞 𝐏𝐞𝐫𝐟𝐞𝐜𝐭 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚. ❜ ˹ 𝐆!𝐏 ˺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora