━ ❛ 𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐗𝐈𝐈𝐈. ❜

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— ¿Nerviosa? —

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— ¿Nerviosa? —

Dejé de mover mi pierna cuando escuché su agradable voz. Volteé a mirarla y me encontré con esa sonrisa de lado con la que solía verse tan encantadora. Liberé mi labio inferior de lo mucho que lo estaba mordiendo y suspiré, quizás empezaba a apestar a nervios más de lo que era consciente.

— Algo. —

— No voy a devorarte, Ari. — Detuvo el auto cuando un guardia observó su rostro, entonces este nos permitió continuar después de que Samantha le dijera que no se preocupara, que ella guardaría su coche. — Quiero, pero primero podemos cenar algo o hacer lo que desees. —

Quiero que mi alfa me devore.

— Cenar algo suena genial. — Asentí. Su auto se detuvo y entonces otra vez los nervios empezaron a apoderarse de mí. Me sentía extraña. Estaba por entrar al departamento de Samantha, el mismo lugar donde había pasado eso hace pocas noches. ¿Cómo iba a controlarme y no rogarle porque me hiciera suya de nuevo? Debo ser una omega decente, yo puedo, sí puedo.

— Además, quiero que la recepcionista te conozca, así puedes venir otro día a pedir tu tarjeta. —

— ¿Tarjeta? —

— Sí, para que puedas ir directamente. Me encantaría traerte todo el tiempo, pero habrán días que la hora me jugará en contra y sería perfecto encontrarme a mi omega esperándome. —

— ¿Sí? — Bueno, está bien, eso está bien. Samantha no me está pidiendo que sea una omega como mi madre, ella no quiere que me quede en casa y no trabaje, solo... Solo desea verme, eso es bueno, a mí me gusta verla también así que todo está bien. Respiré hondo, relajándome un poco. — Pero... Darme la tarjeta, ¿no es como darme las llaves de tu casa? —

— Sí, no tengo problema. Vicky también tiene una, aunque ella la usará solo para emergencias. Tú puedes venir cuando quieras, hasta con Abdiel, sería genial que lo trajeras algún día. —

Me relajé mucho más cuando escuché el nombre de mi pequeño. Observé a la alfa ante mis ojos y Samantha me regalaba la sonrisa más sincera posible. ¿Cómo negarme a algo así? Ella estiró su mano y tomó suavemente mi barbilla, acercándome lo suficiente para que me libere de mi cinturón y sus labios rocen los míos.

— ¿Estás bien con eso, babe? —

— Uh... Ujum. — Asentí en un ligero movimiento, no quería separarme de ese delicado roce. — Bésame, ¿sí? —

Ella sonrió, mis mejillas se pusieron tan calientes antes de que sus labios atraparan los míos en un suave beso. Sus caricias subieron hasta mis pómulos y entonces pasó su lengua por mi labio inferior. Aún recordaba tener la herida de la mordida que me dejó justo sobre ese lugar.

— Mía. — Murmuró cuando nos alejamos. Respiré profundo para recuperar el aliento y me apoyé en la puerta del auto. ¿Cómo iba a sobrevivir a esto? ¿Cómo? Besar a Samantha era la mejor sensación de la vida.

¡! 𝐑𝐈𝐕𝐀𝐑𝐈 ─ ❛ 𝐓𝐡𝐞 𝐏𝐞𝐫𝐟𝐞𝐜𝐭 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚. ❜ ˹ 𝐆!𝐏 ˺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora