— ¿Qué tiene? — Quise soltar la mano de Samantha para lanzarme sobre la mujer delante de mí. Estaba nerviosa, asustada y mi omega me pedía sacarle como sea las palabras, pero la mujer parecía moverse en cámara lenta. — ¿QUÉ TIENE? ¡Dígame que tiene! ¡Dígame que está bien! —
Samantha no permitió que me apartara de su lado, al contrario, su brazo libre rodeó mi cintura y me mantuvo ahí, completamente quieta, impidiendo que me volviera loca. La doctora le dio una última mirada al aparato y después lo apagó, observándonos.
— Lo siento. — Se inclinó hacia atrás, ganando algo de distancia apenas sus fosas nasales se movieron y captó el aroma de mis nervios o deseos de sacarle las palabras a golpes. — Quería comprobar nuevamente... Que no puedo verlo. —
— ¿Al bebé? ¿No puede ver al bebé? —
— No es eso, el bebé está ahí. —
— ¿Entonces? — Continuó Samantha. Hundí mi rostro en su cuello, llenándome de su aroma, inspirando tan profundamente como podía, solo para embriagarme con su olor. Samantha era mi pilar cuando yo no podía ser el suyo y lo mismo pasaba cuando ella me necesitaba, como una mutua defensa. Me gustaba eso y me gustaba también saber que mi bebé estaba ahí. Llevé mi mano a mi vientre, acariciándolo por instinto propio.
Mi bebé está ahí, oí que mi omega ronroneaba, mucho más tranquila.
— Es muy pequeño aún, tendrá unas tres semanas y un poco más. Además, como aún es tan diminuto, en el caso de un golpe cualquiera, es el cuerpo de la omega el que lo protege. Sé que suelen ser muy frágiles, pero eso no impide que el vientre les sirva de armazón. —
— ¿Y si no fue un golpe cualquiera? — Murmuré, sin dejar de esconder mi rostro en el espacio entre el cuello y el hombro de Samantha, sintiendo la tensión en los músculos de mi alfa debido a mi pregunta.
— ¿Qué? — Cuestionó la médica.
— Quiero saber si existe, aunque sea mínima... La posibilidad de que mi bebé no esté bien debido al golpe. —
— Bueno. — La doctora se tomó su tiempo nuevamente y sentí su mirada interrogante, pero ni Samantha ni yo dijimos nada. — Es bastante improbable, tiene que tratarse de una agresión física directa a la zona y con toda la intención de hacer daño, ya sabe, un puñetazo o una patada. —
— Un golpe de alfa... O beta. — Susurró Samantha y oí a su alfa rugir. Dejé un pequeño beso en su cuello, mientras mi propia omega ronroneaba, deseando tranquilizar a su pareja.
— Solo un alfa o un beta demasiado enfadado podría hacerlo. — Confirmó el médico. — Pero podemos asegurarnos completamente de que no presente ninguna anomalía física o mental cuando nazca y durante sus primeras semanas. — Entonces encendió de nuevo el aparato y nos mostró la captura, una bolita negra a un lado de todas las rayas negras y blancas.
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¡! 𝐑𝐈𝐕𝐀𝐑𝐈 ─ ❛ 𝐓𝐡𝐞 𝐏𝐞𝐫𝐟𝐞𝐜𝐭 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚. ❜ ˹ 𝐆!𝐏 ˺
Fiksi Penggemar❛ 𝖳𝗁𝖾 𝖯𝖾𝗋𝖿𝖾𝖼𝗍 𝖮𝗆𝖾𝗀𝖺. ❜ ─ 𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐑𝐢𝐯𝐚𝐫𝐢 ˹ Cuando eres la perfecta definición del omega imperfecto, pierdes todo pensamiento positivo de algún día encontrar al amor de tu vida. Abril Garza tiene veinte años, un...