La Candidata (Swanqueen)

Epílogo

3 de noviembre

8 años después del día de las elecciones

Los gritos en la pantalla alcanzan un punto álgido, y Emma se inclina hacia adelante en su asiento y baja el volumen, mirando a los locutores mientras anuncian los resultados. “La carrera para gobernador no ha sido bonita”, dice la locutora, sacudiendo la cabeza. "Los votantes de hoy han expresado su consternación por el diálogo injurioso y racialmente cargado".

"Diré", murmura Jacinda desde donde está recostada en su propio asiento, con un codo apoyado en una de las formales mesas cubiertas de su restaurante. Tiana's Palace ha estado cerrado temprano por la noche, un lujo poco común que Sabine puede permitirse en el restaurante estos días. Los primeros años habían sido difíciles, Neal y Sabine luchaban desesperadamente por mantenerse a flote, pero a medida que Storybrooke se ha convertido cada vez más en un punto de acceso en la costa central de Maine, el restaurante ha prosperado.

Y esta noche, Emma no preferiría estar en ningún lugar. "Llámala", murmura, mirando la pantalla. “Llámenla.” La elección ha sido agotadora, como suelen ser todas las elecciones, y le hubiera encantado estar en Portland ahora mismo con el resto del partido de resultados, perdida en la euforia del triunfo.

Pero ella tiene responsabilidades en Storybrooke, por lo que, en cambio, están acurrucadas aquí, viendo las elecciones desde lejos. "Estamos listos para llamar al candidato", dice el locutor masculino, y mira la pantalla con una sonrisa blanca como la televisión. "¡La senadora estatal Marian Locksley será la gobernadora más nueva de Maine!"

"¡Sí!" Emma mantiene la voz baja, pero levanta el puño, choca los cinco con Jacinda y marca un número de teléfono en su celular.

En la pantalla, los locutores siguen hablando. “Locksley saltó a la fama después de la fallida campaña de alcalde de su ex marido en Storybrooke. No completará su mandato en el Senado, dejando el puesto vacante”, dice la mujer.

El hombre arquea las cejas y se dirige a la pantalla. "¿La alcaldesa Regina Mills finalmente se aventurará a salir de Storybrooke y se postulará para el antiguo puesto de su colega?"

Emma se desconecta de la discusión mientras Tamara contesta el teléfono. "¡Sesenta y ocho por ciento de los votos!" grita, y Emma sonríe al teléfono. “No es un deslizamiento de tierra, pero lo suficiente para cerrar esos gilipollas. Marian tomó este..."

Desde el otro extremo del teléfono, suena la voz de Marian: “¿Son mis chicas de Storybrooke? Dame el-"

Muy de repente, ella está en la línea, emocionada. "¿Emma? ¿Eres tu? ¿Están todos ahí?"

Una mano se extiende, le quita el teléfono a Emma y Regina dice en voz baja: —"Felicidades, linda. Supongo que esto significa que nunca recuperaré a mi jefe de personal".

La pequeña voz de Marian suena alarmada y Emma resopla. “Tamara es mía ahora”, dice Marian. “La saqueé en forma justa y equitativa. Pensé que te gustaba su reemplazo".

"¿Cuál?" Emma dice, poniendo la cabeza junto al teléfono. "Regina ha pasado por seis en los últimos diez meses".

Regina la fulmina con la mirada. "Estamos bien", le promete a Marian en un susurro. "Disfrútala. Ve a celebrar".

Emma vuelve a agarrar el teléfono justo cuando Tamara vuelve. "Nos estamos preparando para su discurso", dice en tono de disculpa. "Envía su amor a las chicas y al pequeño".

“Dile que será mejor que su novio regrese mañana por la mañana”, dice Sabine en voz alta. Regina la calla y Emma casi puede oír el ceño fruncido de Tamara por teléfono.