𝐅𝐔𝐄𝐆𝐎 𝐂𝐑𝐔𝐙𝐀𝐃𝐎━━━━𝐈𝐧𝐚𝐳𝐮𝐦𝐚 𝐞𝐥𝐞𝐯𝐞𝐧²

Capítulo 35

CATENACCIO

Paolo es un chico increíble, ha adoptado un estilo de juego diferente al suyo tan rápidamente, realmente me sorprendía.

Por otro lado Ray Dark, liberado de su pasado, y ahora Orfeo, que parece un equipo absolutamente completo.

Y para ganarles, primero tendré que superar a Paolo.

—De aquí no pasas—. Paolo estaba más serio que nunca, y aunque regatee e intente despistarlo, consiguió la bola.

Solo una persona conseguía superarme en eso, y era Jude.

No pude evitar pensar que Paolo jugaba casi como Jude, por no decir que al cien por cien.

Deshice esa idea de mi cabeza y me auto llamé loca, eso era prácticamente imposible.

Paolo chutó desde lejos, pero Mark lo despejó con seguridad.

El entrenador sacó a Austin en lugar de Xavier, Austin era bueno en romper defensas.

Cuando el partido se reanudó, nos volvieron a marcar a los delanteros, quedando Jude otra vez en medio.

Austin reaccionó rápido y subió, así Jude tuvo a quien pasarle.

Vi una oportunidad, pero se desvaneció al ver la formación del catenaccio, otra vez esa súper táctica nos frenaba los ataques.

El balón le llegó a los pies a Raffaele después de una increíble maniobra para librarse de Shawn.

Archer y Jack se interpusieron en el tiro, y aunque no lograron frenarlo, si quitarle potencia y así Mark pudo detenerlo.

No podía evitar pensar en que aquí había algo raro.

El partido siguió y más que lo mismo, Shawn incluso había caído en el catenaccio.

Kevin tiró a puerta y fue detenido por Gigi.

Busqué a Jude por el campo y me acerqué a él, que estaba junto a Axel.

—Para robar el balón con el contra catenaccio concentran un gran número de jugadores en una zona, y el resto de zonas se quedan vacías. Si consiguiéramos romper la posición de Paolo...—. Dijo Jude.

—Lo sé, nuestras oportunidades de marcar aumentarían muchísimo—.  Contesté.

Axel asintió de acuerdo y nos volvimos a colocar.

Gigi sacó el balón y Jude lo interceptó, Axel corría y yo no tardé en seguirle.

—¡Ari!—. Cuando tuve la pelota, fui víctima del catenaccio por primera vez en todo el partido.

La forma en la que me regateó Paolo, como su taconazo fue tan limpio que ni siquiera noté que me había quitado la pelota, esto definitivamente ya lo había vivido antes.

David, Hurley y Nathan acorralaron a Raffaele en el córner.

Ni siquiera noté cuando Paolo bajó en su ayuda y estaba en la portería frente a Mark.

—¡Espada de Odín!

—¡Mano ultradimensional!

La súper técnica de Paolo perforó nuestra portería, el 1-2 que tanto evitábamos había llegado.

Me volví a acercar a Jude y Axel.

—Tenemos que romper el contraataque catenaccio, ¿pero como lo hacemos?—. Preguntó un muy desesperado Jude.

—Oye, Jude—. Lo soltaría, y que me llamasen loca—. Los movimientos de Paolo, son prácticamente iguales a los tuyos.

—Es cierto, pensé que solo yo lo había notado. Cuando Paolo me encerró en el catenaccio por un momento pensé que estaba jugando contra ti—. Apoyó Axel.

Jude frunció el ceño y se apartó de nosotros, me miré con Axel y me encogí de hombros.

Volvimos a nuestros puestos y Jude se enfrentó a Paolo.

Y cada vez que Paolo regateaba a mi hermano estaba más segura de que jugaban igual.

El entrenador metió a Caleb en el campo y sacó a Kevin.

—Tengo un mensaje del entrenador; Jude, tienes que ir a por ellos.

—¿Pero no habéis visto lo que ha pasado? Paolo es capaz de predecir todos mis movimientos.

—Si él predice tus movimientos tú predices los suyos, porque te abras dado cuenta ya, ¿no?, que los dos jugáis casi casi igual—. Gracias Caleb—. El contraataque catenaccio es como una cerradura que encierra al jugador y le impide moverse, hasta que al final se le quita el balón. Y Paolo es la llave de esa cerradura.

—Pero si tenemos una copia de la llave, podemos volver a abrirla—. Entendí por dónde iban los tejos.

—Exacto, y Jude es el único que puede conseguir eso.

—¡A por ellos, Jude!

Caleb le dio un pase largo a mi hermano, que se metió de lleno en el catenaccio.

Subí a la contra confiando en que Jude podría con Paolo.

—¡Ya está!—. Gritó un eufórico Mark.

Ha logrado reventar el catenaccio.

Jude me pasó la pelota y sentí la adrenalina recorrer todo mi cuerpo, mi hermano no había conseguido este balón para nada.

—¡Proyectil letal!—. Con un taconazo elevé el balón, la súper técnica empezó a coger potencia mientras yo estaba de cabeza a ella, una vez estaba en su punto, chuté y caí de pie.

Ray Dark me había enseñado esa super técnica, en su momento no fui capaz de completarla, pero hoy lo había logrado.

No había manera de que Gigi detuviera eso. Y así fue, el gol del empate había llegado.

Sonreí y le devolví el abrazo a Austin que se había lanzado sobre mi.

Miré al banquillo de Orfeo y Ray Dark sonreía, elevó su pulgar hacia mí y sentí tanta calidez en mi pecho, casi como si mi padre me estuviera felicitando.

Llevé mi vista hacia la grada en la que estaban Dylan y Marky y señalé al primer nombrado tirándole un beso. Dylan simuló atraparlo y llevó su mano a su pecho. Reí, era de lo que no hay.

—¡Han roto el catenaccio, y con una nueva súper técnica de la única delantera del torneo, Inazuma acaba de empatar el partido!

—¡Menudo par de hermanos! ¡Los Sharps se están comiendo el torneo!

El equipo se acercó a mí y me rodearon.

—¡Ha sido increíble!—. Gritó Austin, que estaba más que emocionado.

—Menuda súper técnica tenías guardada, hermanita—. Sonrió Jude.

Mark me felicitaba en todos los idiomas existentes e incluso Archer sonreía de medio lado.

Cuando el momento de euforia pasó y todos habíamos vuelto a nuestros lugares, Axel se acercó.

—Felicidades, por la súper técnica digo, sé cuánto querías completarla—. Asentí con una sonrisa sin poder evitarlo, haberla completado me ponía muy feliz.

Axel era el único que sabía sobre ella aparte de Ray Dark, ya que cuando me propuse completarla estábamos saliendo. También sabía lo mucho que me había matado por lograrla, y que me felicitase a pesar de las diferencias que habían surgido entre nosotros significaba mucho para mí.

—Gracias, Axel—. Le dediqué mi más sincera sonrisa.

El pitido del primer tiempo sonó, todos nos fuimos al banquillo contentos, teníamos el empate.