Con mi niñero en cuarentena [Quackity y tú]

Capítulo 3

08/03/2020
09:40

No me desperté muy tarde a pesar de ser domingo. La luz natural ya comenzaba a aparecer conforme la primavera se iba acercando y ya no hacía tanto frío como semanas atrás, algo que me agradaba bastante.
Tras asearme bajé a la cocina con el móvil en mi mano para ver si mis padres me habían dicho algo más aparte del mensaje donde me confirmaban el día anterior que habían llegado bien.

No vi muchas novedades y seguí caminando chocándome con algo, o mejor dicho alguien.

—¿Qué no entendiste de recoger las cosas de la cena como te dije?

Su pelo algo despeinado, aún debajo de la gorra hizo sin querer que me mordiese el moflete internamente, lo llevaba junto a una camiseta y pantalones finos y oscuros.
Ya ni me acordaba que un tío que tenía pocos años más que yo me iba a mandar en mi casa. EN MI PROPIA CASA.

—¿Pero qué te incumbe? Ya recogeré lo mío cuando quiera.

Él frunció el ceño mientras se acercó más que nunca hacia mí, tanto que pude apreciar su, a mi pesar, deliciosa fragancia. Me sacaba media cabeza, haciendo que tuviese que levantar un poco mi mirada hacia su sutil rostro enojado.

—Haz lo que te digo.

—Rétame.

Dos pasos más por su parte hicieron que retrocediera chocando contra la encimera de cerámica. No preví ese movimiento por su parte menos aún cuando apenas redujo el espacio para mirarme de nuevo con sus orbes verdosas.

—Oye niña, bájale tres tonitos, te recuerdo que soy al que tus padres han elegido para controlarte.

Mis labios se humedecieron disimulada e involuntariamente, baje mi vista a los suyos los cuales se movían con cada palabra que pronunciaba.

—Ahora recoge los platos, no me hagas enojar.

Su mano acarició mi mejilla derecha y acto seguido salió de la cocina. Sin moverme, tragué pesado e hice lo que me pidió, no sin poder evitar darle vueltas a aquella extraña situación que había conseguido ponerme más nerviosa que la de ayer.

"El COVID-19 llega por primera vez a Europa, especialmente a la capital italiana donde ya se han confirmado en un solo día 590 casos [...] se cree que es posible que más países estén contagiados" Fue una de las muchas noticias que me encontré en los TT de twitter.

No creía que pasaría nada grave, el gobierno se encargaría y equilibraría la situación.

09/03/2020
14:00

Me encontraba saliendo de clases junto a mi única y mejor amiga Michelle. Como siempre, nos sentamos en el bordillo de la entrada del instituto donde me comentó que su madre ya estaba vendiendo en la farmacia muchas mascarillas.

—La gente está loca, creen que nos vamos a contagiar de ese virus cuando llegó ayer a Europa.

Tomó un sorbo de su Monster mientras dejaba su mochila en el suelo.

— Igual que en twitter, a principios de año diciendo que habría una tercera guerra mundial y ¿qué pasó? Absolutamente nada.

—Tía, la gente busca salseo y meter miedo cuando no pasa absolutamente nada. En fin, lo bueno es que si viene aquí igual a los profes les entra el miedo y dejan de poner exámenes.

—Ya te gustaría reina. —Sacó un cigarro y me lo ofreció— ¿Quieres?

—No, ya sabes que lo dejé.

—Bueno, cómo hoy has venido vestida así al insti pensaba que habías vuelto un poco a lo de antes.

Prendió el cigarro con un mechero y soltó el humo.

—Te queda increíble, no sé cómo no te apropias este estilo.

—Ya sabes que a mi madre no le va este royo.

—Mimimiimimi —Me imitó en forma de burla— Es tu cuerpo y tu forma de pensar sobre con qué prendas decorarlo. Yo me hice un tatuaje sin decírselo a mi madre y luego se enfado. ¿Me importó? No, porque el que se enfaden en un momentito de nada, puede durar días depende lo que sea pero para tí va a ser una satisfacción diaria y en mi caso con el tatuaje será de por vida.

—Ahora que no está cambiaré y luego cuando vuelva trataré de mantenerme.

—Bien. Oye y hablando de eso ¿qué tal tu niñero ese que me dijiste que estaría contigo?

Me apoyé en las barandillas y resoplé. No sabía cómo comenzar a contar todo.

—Menudo pesado.

—¿Pesado? Joder, que mala suerte. ¿Al menos está bueno?

Nada más levanté la vista encontré a Quackity viniendo hacia mí con una vestimenta y prendas negras que se ajustaban a su cuerpo. Lo que me faltaba.

—Doña, nos vamos.

—¿Es este? —Dijo Michelle algo impactada, sabía y notaba cómo estaba gritando a través de su mirada.

—Ahuevo, sí soy el que la cuida, pero no me agradece nada la pendeja. Encantado.

Él se acercó hacia mi amiga para darle un par de besos a lo que yo me sentí ciertamente celosa. Ni siquiera sabía la razón, pero deseaba que Quackity se alejara. Era cierto que él no me había dado aquellos dos besos en nuestra presentación, pero realmente así lo decidí yo si quería caerle mal.

—Te espero en el carro, no tardes.

Tomó mi mochila y se dirigió a su coche negro. Lo peor de todo era que se veía como el típico chico malo de universidad que sólo existen en las películas americanas. Bueno y ahora delante de mí.

—Te mato. Es un bombón. Pero si hasta parece de nuestra edad... —Dijo incrédula.

—Calla. —Hice un mohín— De hecho creo que sólo nos sacaba unos 3 años, eso es lo peor. —Me crucé de brazos— Y sólo sabe mandarme y regañarme por no hacer lo que me dice.

—Si yo fuera tú me dejaba reñir todo el día. —Se llevó una mano a la boca— Y encima dices que no tienes suerte.

Se me escapó una sonrisa por el horno de amiga que tenía. Cada vez que fichaba a un chico guapo me lo hacía saber, pero con Quackity aún actúo de manera más exagerada.

—Bueno, me voy que sino luego se enfada otra vez conmigo.

Me despedí de ella con un abrazo y me dirigí al coche sin prisa. Sólo bastaba con mirar de reojo para verlo mirándome y mordiéndose el labio disimuladamente.

—Ponte acá.

Me ordenó señalando el asiento contiguo, una vez me había sentado en el de atrás.

—¿Qué más te da si vas a conducir?

—Manejo yo y el carro es mío, así que haz como te digo.

Se giró en su sitio y me invitó a obedecerle con su mirada puesta en mí. Pasaron varios segundos y él no se echaba atrás, si mandaba una orden deseaba que la acataran fuese cual fuese, no era fácil que se rindiera.
Rodé los ojos, no pude negarme.