Quackity me retiró por fin la venda que tanto me había impedido ver a ambos. Sin embargo, aquella acción no fue del todo beneficiosa para mí cuando lo primero que vi fue a ambos colocándose un preservativo en sus erecciones. Mi presión se desplomó, fue una de las escenas más excitantes y surrealistas que me podría haber imaginado.
Quackity me puso encima suyo mientras Spreen se colocaba detrás de mí. Este último llevo sus dedos a mi entrada, provocándome un mayor gemido al llevar bastante sin practicar el sexo anal.
—¿Es cierto que te gusta ahí?
Preguntó Quackity tomando mi barbilla a lo que yo sólo pude responder con un leve jadeo. Noté al mayor metiendo lentamente cada uno de los tres dedos que finalmente fueron sustituídos por su miembro, el cual mi cálido interior recibió lentamente. A su vez Spreen introdujo el suyo por mi otra vía. Era una sensación completamente nueva, sentir dos miembros dentro de mí fue una de las mejores cosas que pude haber probado en toda mi vida sexual.
Cuando finalmente me acostumbré después de caricias, besos y jadeos entre nosotros y ya estaba lista para las estocadas, noté espontáneamente cómo Quackity me dio una fuerte y profunda estocada alcanzando un punto en el que jamás había sentido tanto placer. El punto G, aquella zona en la que podía sentir lo más intenso del placer que mi cuerpo se podía permitir. Emití el gemido más alto que nunca había conseguido dar y caí encima de Quackity al perder el equilibrio por semejante bomba de placer.
—¿Toqué lo que creo que estoy imaginando?
Quackity me preguntó cuando aún trataba de asimilar la magnífica sensación que acababa de recibir. Apenas pude enfocar mi vista tras aquello.
—Capo, dale otra vez. —Susurro Spreen.
El mexicano volvió a hacer la misma acción anterior provocando la misma reacción. Spreen dentro de mí comenzó lentas estocadas. No podía ni moverme, ni parar de gemir, aquella sensación de placer era tan alta que ni yo misma sabía que existía y que mi cuerpo podía llegar a recibir tal sensación.
El placer estaba nublando por completo mi cordura y estaba tomando posesión de mí. Al poco rato Spreen llegó al orgasmo así que Quackity y yo continuamos. Me colocó sobre la mesa y se posicionó entre mis piernas, consiguiendo dar todas las estocadas en aquel punto mágico innumerables veces, de hecho cada vez aumentaba más la velocidad. Quackity bajó hasta mis labios y comenzó a besarme.
De repente noté una sensación mayor venir a mí. No sabía qué estaba pasando, era un ardor extraño, notaba como si mi esfínter no pudiese acatar mis órdenes.
—Dios mío...
Ambos chicos se mordieron un labio, mirándome sorprendidos por lo que acababa de suceder. Acababa de tener un squirt, mojando al de la gorra, quien quería volver a entrar en mí para conseguir lo mismo. Mis mejillas ardieron más que nunca por aquello e intenté escapar de su miembro por el simple hecho de lo increíble que se había sentido aquello pero por la vergüenza que aún ocasionaba en mí.
—No, tú no vas a ninguna parte —Dijo Spreen inmovilizándome por la espalda.
Entonces, Quackity volvió a meterlo llegando a mi punto dulce de nuevo y segundos después, aquella sensación de ardor y placer volvió a mí provocando el mismo resultado. Así varias veces más hasta que comenzaba a sentirme muy cansada, como si hubiese llegado muchas veces seguidas al orgasmo.
28/03/2020
10:00Desperté por los rayos de sol que entraban por la ventana. Noté que Quackity estaba detrás de mí y se estaba despertando. Me giré hacia él y le sonreí.
—Buenos días, mi amor.
Dijo mirándome con aquella mirada tan dulce. Sus ojos reflejaban la luz natural que impactaba contra mi ventana. Ambos nos encontrábamos desnudos, manteniendo aún el calor que conservamos durante la noche. De repente una mueca de dolor se presentó en su rostro, llevándose la mano a la cabeza.
—¿Resaca?
—Puta madre, creo que tomé un chingo de alcohol, pero tranquila recuerdo lo que pasó, fue una de las mejores noches de mi vida.
Dejó varios besos en mi cuello, acariciando mi cintura suavemente. Roté mi cabeza para darle más acceso, era una sensación relajante y agradable para empezar el día.
—¿Y Spreen?
—Se fue para que no le pillasen sus padres.
[...]
Cenamos y fui al sofá para ver las noticias, siempre las mismas. El COVID ya se había desbordado, lo único que se podía hacer era esperar a que pasara lo peor.
Cambié de canal y observé que había una película con una temática un tanto sexual que no dejó razonar a mi cuerpo, ya tenía mi mano acercándose a mi clítoris.
—Wey, qué andas haciendo. No tan rápido. —Me asustó apareciendo detrás de mí, haciendo que se me cayese el vaso de agua.
—Joder, que susto... he tirado todo. Perdón, es que estaba haciendo zapping.
Su expresión inconforme me dio a entender que aquella excusa no había servido de nada, siendo además que llevaba un rato viéndome desde la puerta de la sala. Mis mejillas se encendieron mientras retiré la mirada.
—Voy a por un trapo.
Balbuceé mientras me levanté de mi sitio en dirección a la cocina, sin embargo el líquido del suelo hizo que por poco cayera al suelo. La suerte fue que Quackity estuviese justo a mi lado, alcanzándome a tomar entre sus brazos.
Él me sonrió y quedamos por unos momentos en aquella posición. Nuestras respiraciones algo aceleradas por la cercanía mientras nuestras miradas se observaban detenidamente transmitiendo todo tipo de sensaciones. El tiempo parecía haberse detenido por unos instantes hasta que su mano derecha acarició mi mejilla delicadamente.
Sin necesidad de intercambiar palabras, se acercó lentamente a mí, reduciendo la cercanía que en aquel momento apenas se había quedado en unos centímetros. Pasaba de mirar sus ojos a sus labios y de nuevo este proceso se repetía, como un patrón automático.
Quackity alcanzó mis labios en un suave contacto inicial que me erizó la piel. Comenzó a besarme suave y detenidamente, provocando que nuestras lenguas se reencontraran de nuevo y nuestras mejillas volviesen a tornarse de rojo como siempre ocurría cuando lo sentía de aquella manera cerca de mí.
—Me vuelves loco.
—Y tú a mí.
Nos sonreímos el uno al otro con timidez pero con confianza. No parecía haber lógica en nuestro lenguaje. Él me abrazó brindándome de nuevo aquel rocé entre nuestras pieles que nunca me podía quitar de la cabeza.
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Con mi niñero en cuarentena [Quackity y tú]
Fanfiction¿Qué hubiese pasado si hubieses estado con tu niñero en casa sin poder salir por tanto tiempo? El niñero con el que te dejan a cargo es tan atractivo como intimidante. Tú sólo quieres recuperar esa libertad que no tienes por culpa de tus estrictos p...