Capítulo 16

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22/03/2020
10:25

Nada más despertarme iba a levantarme rápidamente porque no sabía qué hora era y si me habría quedado dormida para clases, pero en aquel momento recordé que era domingo. Vi mi cuerpo desnudo y a Quackity a mi lado.

Antes de volverme histérica quería y necesitaba tratar recordar lo que pasó el día anterior, pero necesitaba reconstruir los sucesos. Me levanté lentamente para ir a la ducha, en donde, mientras las gotas de la lluvia artificial caían en mi piel, un par de recuerdos acerca de que me nos habíamos besado y me había dejado tocar por él vinieron a la cabeza. Me sentí completamente gilipollas por eso, pensando sinceramente en que no podría volver a mirarlo a los ojos después de aquello.

Salí de la ducha y me envolví en una toalla para ir a por mi ropa. Vi que mi cuarto estaba despejado. Quackity se había despertado.


14:30

Bajé a la cocina para comer. Al cruzar el marco de la puerta me lo encontré sentado, comiendo unos tacos. Simplemente, nuestras miradas se cruzaron pero yo aparté la mía rápidamente y me senté en mi sitio donde estaba el plato que me había dejado Quackity. Comí en silencio sin levantar mi mirada, hacía como si no existiera.

¿Sabes qué pasó ayer?

Su voz invadió mis oídos y cada rincón de la sala, a pesar de ser un tono calmado y suave. No articulé palabra, simplemente continuaba masticando, tratando de acabar cuanto antes para salir de allí.

Venga, ambos lo sabemos.

Ahí fue cuando levanté mi mirada. En silencio, me detuve a mirar sus orbes oscuras. Unas que desprendían belleza y pasión, que me observaban sin cesar. La respiración de ambos era tranquila y mis pies jugueteaban debajo de la mesa, tratando de procesar una respuesta convincente a sus palabras.

Quackity, lo de ayer no fue nada, ¿vale?

Ayer te parecía todo bien chido, según tú porque no veas cómo me suplicabas —Mostró una sonrisa lasciva que se veía más como una tierna.

Fue el alcohol, yo nunca haría eso. Y menos contigo.

Él suspiró, tomó un sorbo de su vaso de agua y se llevó a la boca el último trozo de su taco. Bajé nuevamente mi mirada para hacer lo mismo que él.

Me gustaba más la t/n borracha. Era más chingona y se podía hablar con ella de buena manera.

Olvídate de eso.

Moví mi dedo índice sobre la mesa en pequeños círculos, en un estado algo melancólico. Mi cabeza no podía dejar de pensar en lo bien que me sentía la noche anterior junto a él. Ciertamente necesitaba olvidar aquello si quería recuperar mi libertad, llevarme lo más distante posible con él. ¿No es así?

Yo quiero a mi novio. —Murmuré.

¿Cómo?

—Mi novio, Spreen.

No mames ¿es tu novio? —Respondió sorprendido.

Sí, hace unos días volví con él.

¿Y tú... no sientes nada por mí?

Quackity, lo de ayer como todo lo que ha pasado ha sido por tu osadía de aprovecharte de la situación de tener más control en esta casa que yo y dar más ordenes o porque estaba borracha así que podría denunciarte perfectamente y perderte de vista.

Puta madre, te recuerdo que si realmente no hubieras querido que nada de esto pasara no te hubieras dejado llevar como lo hacías.

El pelinegro me observó con una mirada decepcionada, dejando su plato en la fregadera para salir de la cocina mientras yo seguía terminándolo. Me estaba dando cuenta que era cierto, en verdad podía sentir algo por Quackity, pero mi cabeza era un lío en aquel momento.


[...]

No sabes cuantas ganas tengo de verte, ¿cuándo crees que podamos conseguir que vaya a tu casa?

Spreen se encontraba tumbado en su cama, al igual que yo. Nos observábamos y hablábamos mutuamente por la videollamada que habíamos empezado horas atrás y en la cual nos pusimos a charlar de temas banales.

¿Qué te parece si te vienes mañana? Mi niñero ya se ha enterado de lo nuestro así que simplemente se lo diré y ya está.

Me gusta cómo pensás, bebé.

Tras colgar, bajé al salón en donde me encontré al mayor en el sofá, mirando el móvil sin expresión alguna.

Oye, mañana vendrá Spreen aquí.

¿Cómo?

Comiendo lomo.

Me di la vuelta para irme, pero él se adelantó para levantarse y agarrarme de la muñeca, impidiendo mi acción. Me miró ofuscado.

Wey, ¿cómo así de que ese vato vendrá aquí mañana y en qué momento lo decidiste sin consultarme?

Vive en el mismo bloque, simplemente pasará a estar un rato conmigo. Llevábamos meses sin vernos y ahora es una buena oportunidad para pasar tiempo en pareja.

Estamos en confinamiento. No va a venir.

En ningún momento te he preguntado. Solo te informo para que lo sepas.

El que decide en esta casa soy yo y ese güey no va a venir.

Me fui enfadada, escapando de su agarre. Volví a mi habitación para pensar una maldita solución. Me daba igual si estaba celoso, aquello solo hacía que me pareciese más tierno y, joder, no me interesaría eso por mi bien...

Tn: Ven por la noche. Cuando tu familia y mi niñero estén durmiendo podemos vernos.No me dejaba, ya me lo imaginaba, pero sigue habiendo una solución <3

Después de un rato hablándonos por mensajes, decidimos que aquella misma noche vendría a las 2 de la mañana, siempre y cuando no hiciese ruido. Al día siguiente no había clases a primera hora y no tendría que madrugar por lo tanto sólo me despertaría más tarde. Eran las doce y bajé a la cocina a por agua cruzándome con Quackity, quien se iba ya a dormir.

Me voy a dormir ya. —Le dije.

Okey, apaga la luz cuando te vayas, buenas noches. Ya sabes que lo hago por tu bien. —Se acercó a mí, mirándome con algo de ternura— Descansa bonita.

Comenzó a acariciar mi cabello y me acercó a su cuerpo cuidadosamente, tanto, que pude escuchar el latir de su corazón. Una pauta de ritmo que contagió al mío gracias a la conexión especial que me provocaron sus palabras.

Buenas noches... —Me sonrojé.

¿Por qué con él? ¿Y por qué sentía mariposas en el estómago? Es decir, ¿yo enamorada? Venga por favor, que no era una cría para aquello. Una vez me di cuenta de que ya no estaba conmigo, y tras salir de aquella extraña hipnosis, subí a mi habitación y esperé un rato.

A la una me acerqué al cuarto de Quackity, abrí lentamente la puerta para comprobar que estaba dormido. Así era, tenía toda la pinta. Me acerqué a él, observando aquel bonito reflejo de los rayos lunares en su delicada piel, sus ojos cerrados, su boca entreabierta y su precioso pelo suelto y desordenado que le daba un toque perfecto. En aquel estado parecía un ángel dormido.

Con mi niñero en cuarentena [Quackity y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora