Capítulo 18

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Sonrió y volvió a besarme. Nuestras lenguas hacían un electrizante baile a la par que nuestras respiraciones se entremezclaban y nuestras caricias recorrían nuestras pieles para mantener aquel calor que comenzaba a dar paso a otro tipo de escenario.

Inconscientemente me senté encima de él, poniéndome a horcajadas entre sus piernas, acercando mi parte intima hacia la suya de una manera lenta y algo torturosa. Apenas podía ver lo que hacía puesto que en ningún momento deseaba separarme de él. Me movía sobre él, notando aquello crecer debajo de mí y presionar más en aquella parte, haciendo que comenzase a ver las estrellas.

Quackity...

¿Qué ocurre, mi amor?

Me separé de él con una mirada lasciva y comencé a quitarme todo lo que pudiese cubrir mi cuerpo, dejándolo al descubierto y siendo admirada por él. En un abrir y cerrar de ojos el mayor se encontraba acatando la misma acción que yo hasta que finalmente ambos nos encontrábamos completamente desnudos.

Me volví a sentar sobre su erección, todavía sin entrar en mí. Una sensación eléctrica al sentirnos piel con piel me recorrió por todo el cuerpo, estaba deseando notar de una vez aquella cosa dentro de mí. Tanto, que mi mente no pudo esperar a imaginar cómo sería aquella escena, provocando que mi intimidad se humedeciese inevitablemente.

¿Me explicas por qué te mojas tan rápido?

Su voz vibró en mi oído y no pude esperar más, demasiado paciente había sido. Intenté sacar su miembro pero él me detuvo volcándome en el sofá y poniéndose encima mío. Ahora su mirada era testigo de mi deseo.

Finalmente, parecía que iba a cumplir mis deseos. Se colocó enfrente de mí pero justo cuando estaba a punto de hacer nada el teléfono sonó. Ambos suspiramos ante aquella interrupción.

Ahorita vengo. Quédate quieta.

Se alejó dirección al teléfono fijo. Cuando comenzó a hablar por este podía observar su erección firme, adoraba pensar que estaba así por mí.

Parecían ser mis padres. No solían llamar a aquella hora, seguramente pensarían que estaba durmiendo. Se me ocurrió hacerle una jugada a Quackity y me acerqué a él, por lo que se dio la vuelta, viéndome de rodillas enfrente suyo. Mientras mi madre le estaba diciendo algo, me miró expectante, a lo que me acerqué a su miembro, lamiendo el glande y provocando que el contrario luchara por evitar gemir.

Te dije que esperases allá. —Susurró mientras tapaba el micrófono del teléfono.

Ya te he dicho que no aguanto más. —Susurré traviesa para volver a dar una nueva lamida.

Echó la cabeza hacia atrás cuando metí toda la extensión de su miembro en mi boca. Aumenté poco a poco mi ritmo, notando que Quackity se estaba excitando aun más al poner su mano en mi cabeza con delicadeza, acariciando mis hebras.

Tras unos minutos el vaivén que había comenzado anteriormente ya tenía un ritmo considerable. No podía parar de succionarlo. A él se le notaba la necesidad que tenía de liberarse, pero me percaté de que lo estaba evitando, al menos mientras hablaba por teléfono.

¿Sí? ¿Qué última cosa, señora?

No se lo permitiría tras lo que me hizo a mí la semana pasada. Aún aumenté más mi ritmo, sabía que no faltaría nada. Y efectivamente, no tardó en colgar pocos segundos después para venirse de una forma deliciosa en mi boca.

Sus jadeos y gemidos fueron acallándose poco a poco mientras tragaba toda su esencia. Levanté mi mirada para conectarla con la suya, quien me observaba con necesidad de hacerme algo.

Con mi niñero en cuarentena [Quackity y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora