Con mi niñero en cuarentena [Quackity y tú]

Capítulo 13

19/03/2020
13:40

Tras las clases de aquella mañana, me decidí a escribir a Spreen. Después de nuestra ruptura solucionamos todo muy rápido y no nos guardamos rencor, más bien al contrario, cosa que normalmente no pasa con los ex.

Tn—Hola Spreen! Qué tal todo? Hace tiempo que no hablamos :D

S—Heyy, pues sí, ya echaba de menos platicar contigo. ¿Qué onda con la cuarentena? ^^

Tn—Bueno, sin más. Mis padres se fueron la semana pasada a Alemania por trabajo y me dejaron con un niñero a quien llevo aguantando todos estos días.

S—Tenés a un pibe cuidando de tí??? xd

Tn—Oye no es gracioso >:(

S—En verdad si que lo es, que grande el capo que tenga que cuidar de tí :P Bueno, si querés podríamos algún rato hacer una llamada, la verdad es que últimamente me aburro, bueno estando en casa todo el día. Zzz

Tn—Eso te iba a decir, a mí también me pasa, mañana después de las clases?

S—Vale pues te invitaré a otra separada después, tengo que platicar contigo sobre algo, xao :)

Me despedí y dejé el móvil. ¿Qué me tendría que decir? No estaba muy segura pero lo que sí sabía con certeza era que algo hacia Quackity como para que estuviese todo el día pensando en él. Sin querer ya había vuelto a mi mente. Seguía sin entender la extraña atracción que tenía hacia él.

Con Spreen, por otra parte, empezamos una relación pero tras unos meses no me veía cómoda. Él no era el problema, lo era yo. Simplemente no me apetecía estar en una relación, no me veía preparada con 16 años, aunque sí tuviésemos relaciones sexuales. Por ello lo dejamos en amigos con derechos pero luego él empezó otra relación y lo dejamos en mejores amigos a secas. Hace unos meses me dijo que había terminado con la chica porque veía que esa relación no llevaba a ninguna parte y últimamente lo he visto muy decaído en el amor.

Me había contado que muchas chicas se le acercaban ya que era muy atractivo físicamente, pero no notaba ese click especial con ninguna.
Dejando el pasado atrás, me puse a escuchar música hasta que poco después Quackity entró a mi habitación.

—Me llamaron tus padres y me dijeron que si es necesario te quite todos tus pasatiempos si te portas mal.

—¿Te han llamado a tí y no a mí? —Pregunté indignada.

—Ahuevo, confían más en mí porque soy el que manda en esta casa ahora mismo. —Sonrió orgulloso.

Le lancé una mirada asesina. Evité cabrearme con lo que acababa de escuchar así que traté de distraerme pasando la tarde viendo DSMP y haciendo deberes.

20/03/2020
13:00

Me conecté a las videollamadas de aquel día. Desde que se anunció que el confinamiento se prolongaría más tiempo mucha gente había asumido que no volveríamos a clases, tanto hasta el punto de ni conectarse. En la clase de lengua apenas estábamos la mitad de la clase. Yo sabía que el estar presente en las videollamadas era parte de la nota de aquel trimestre, ya que difícilmente habría exámenes, por ello, aunque luego no hiciera mucho caso, me conectaba siempre.

La videollamada de mates terminó y era la 1. Spreen me mandó el link de nuestra videollamada privada y le di click para entrar.

—Hola Spreen.

—Qué onda, cuánto tiempo.

Hacía mucho que no lo veía y por mucho que fuésemos vecinos al cambiarse de instituto y no coincidir nunca nuestros horarios, no me lo cruzaba nunca. Por lo menos en la cuarentena tendríamos tiempo para hablar más.

Estuvimos hablando bastante rato, poniéndonos al día de lo que nos había pasado en los últimos 3 meses. Realmente echaba de menos poder hablar con él y verlo aunque sea a través de una pantalla. En un momento dado él puso una expresión más seria y habló.

—Bueno, igual es un poco incómodo decírtelo, pero llevaba bastante tiempo queriéndote hablar de esto.

—¿Sí? —Respondí.

—Ya sabes que estos últimos meses no voy muy bien en el amor. Ha habido muchas pibas intentando algo conmigo pero desde que lo dejé con la última no he podido comenzar una relación, estoy bloqueado.

—Hombre, dicen que las rupturas pueden llegar a durar meses o incluso años según la persona.

—No me rompas las pelotas, ya sabes mi caso es distinto, fui yo quien la dejó y el no haber salido con nadie más en este tiempo ha sido todo por una razón que era la que te quería contar desde hace bastante.

Asentí sincera dispuesta a que me contara.

—Desde que dejamos lo nuestro no he notado lo mismo con nadie que lo que sentía contigo. Me siento como un boludo pero por mucho que lo intentara ninguna tenía esa esencia tan tuya y eso tan especial que te caracteriza.

Mi rostro cambió a uno de sorpresa y confusión. No me imaginaba aquella declaración en lo absoluto.

—Si me dieses otra oportunidad después de estos dos años que hemos pasado para recapacitar. Te prometo que puedo conseguir hacerte muy feliz, me pienso esforzar más que la otra vez. Bueno, ¿qué me dices?

Analicé sus palabras durante unos segundos, pensando en mi respuesta. Quizás si volvía a tener a alguien importante en mi vida podía olvidarme de Quackity. Era mi niñero y al fin y al cabo no estaba bien lo que estábamos haciendo. Después del tiempo que pasó desde que salimos creía que podía ser un buen paso.

—Está bien, intentémoslo de nuevo. —Dije sonriendo.

—Gracias por darme esta oportunidad. Te daría un beso, pero creo que por la computadora no se puede. —Rio e hizo un corazón con las manos.

Reí— Bueno, la semana que viene se cumplen ya las dos semanas para saber que nosotros no estamos infectados. Podemos quedar algún día, aunque hay que tener cuidado que no nos vean los vecinos porque todavía no se podrá salir.

—Che, no te preocupes, ven a mi casa o yo voy a la tuya.

Tras acordar quién iría a casa de quien, fijamos en que mi casa sería mejor idea. En la suya estaban sus padres y su hermana y si Quackity se enteraba de que tenía pareja probablemente se alejaría de mí y mi mente podría olvidarse de su imagen.

Ya por la noche, mientras veía un directo de El Mariana, Quackity vino a verme por primera vez en todo lo que había transcurrido en aquel día.

—¿A partir de mañana ya no tienes clases, no?

—En fin de semana no, claro que no, ¿por?

—Ni madres pues, por saber.

La manera en la que me miró, de esa forma malvada e intimidante que no me había dedicado en tanto tiempo, me causó tal escalofrío que hizo que me bloquease hasta que cerró la puerta de mi habitación para dejarme con una confusión aún mayor.