07/03/2020
10:00Estaba preparándome el desayuno cuando escuché el ruido de unas maletas bajando por las escaleras. En los últimos días había reflexionado sobre lo que podría cambiar desde ese día en adelante y realmente la situación podría jugar a mi favor si me lo proponía, así que pensé una estrategia para conseguir que el supuesto niñero me otorgase respeto desde el primer día.
—Cielo, me ha llamado el niñero, dice que le ha surgido un imprevisto y llegará esta tarde. Deberás enseñarle tú la casa.
Por un momento no me creía que un desconocido que ya de por si no cumplía con la hora de llegada iba a tener que cuidarme los próximos meses. Rodé los ojos y acabé mi desayuno para ayudar a mis padres con el equipaje, el cual les ayudé a cargar en el taxi que les llevaría al aeropuerto.
—Recuerda portarte bien y ten presente que este curso es muy importante. Dependiendo del trabajo te iremos llamando, no sabemos cómo estaremos de ocupados, pero lo intentaremos.
—Bichito.
Mi padre siempre se había dirigido a mí con aquel apodo cariñoso y lo usaba especialmente en despedidas o comentarios afectuosos.
—Volveremos cuando pueda ser posible, pero no tenemos una fecha fija de momento. Aún así, ya sabes lo mucho que te queremos. Cuídate.
Ambos me dieron un beso a modo de despedida para subirse al taxi hasta que éste arrancó. Me quedé en el mismo sitio moviendo la mano mientras observaba el auto irse hasta que desapareció a lo lejos.
—Libertad...bueno más o menos.
Subí a casa y me entretuve viendo algún directo en Twitch y leyendo. Las horas pasaron y al observar el reloj me percaté de que eran las seis de la tarde, el niñero estaría a punto de llegar. Puse en práctica la idea que días atrás había estando dándole vueltas.
Me vestí como mi madre realmente no deseaba que me vistiera, con un conjunto el cual se podría aproximar a un estilo e-girl, unos pantalones y un top negro con alguna cadena. Realmente me encantaba.
El timbre se escuchó y bajé lentamente tratando de impacientar al nuevo inquilino. No deseaba que nos llevásemos bien y menos si creía que tendría el derecho de mandarme. Abrí la puerta lentamente y me encontré con algo que no me esperaba.
Analicé objetivamente al joven que se encontraba al otro lado del marco de la puerta. Tendría unos 20 años con una hermosa sonrisa, un pelo azabache precioso cubierto por una gorra y unos ojos del mismo color que su cabello, los cuales inmediatamente se posaron en mí.
—Hola, me llamo Alexis, ¿tú eres t/n? —Dijo con acento mexicano.
—Sí, ¿tú eres el niñero?
—Así es, pero prefiero que me llames Quackity.
Entró súbitamente echándome casi a un lado. No pudo haber comenzado peor la cosa.
—Con cuidado que es mi casa.
—Nuestra —Cerró la puerta y se giró hacia mí— Tus padres me prestaron los documentos de autoría del hogar a mí, ¿sí?.
Me sonrió de lado. Deseaba echarlo de ahí, apartarlo de mi vista. Apreté mis puños disimuladamente conteniéndome por aquello.
—Wey, ¿no me vas a enseñar la casa o es que te vas a quedar ahí parada todo el día?
—Sí —Susurré con ira.
Le enseñé ambos pisos. Él dormiría en lo que era la antigua habitación que se usaba como desván, la cual ahora se había trasladado a la de mis padres.
[...]
—Espero que el tour de la casa te haya servido para entender que por mucho que vivamos bajo el mismo techo, tú harás tu vida y yo la mía.
Me volví hacia la puerta con afán de dejarlo solo en su habitación, la cual acababa de enseñarle, pero un agarre me lo impidió.
—Oiga doña, pero no me hables así que solo vine a cuidarte.
Soltó una risa parcialmente burlona y yo le contesté con un bufido. No podía odiarlo más en aquel momento.
—Ni modo, mejor vamos a cenar y luego ya me instalaré.
Salió de la estancia para bajar al salón mientras yo maldecía por lo bajo todo lo que tuviera que ver con él. Su maldita mirada me estuvo acosando durante toda la cena y para desviar mi atención traté de entretenerme mirando el móvil. Me sentía ciertamente acosada de una manera extraña, no era totalmente peyorativa pero sí algo incómoda.
Entré en instagram tratando de seguir con una actitud firme y todo iba bien hasta que una notificación llegó a mi pantalla.
quackity a menos de 100m de tí.
La curiosidad no se hizo de esperar y disimuladamente guardé aquel perfil con ese apodo tan extraño con el que debía llamarle. A lo único que me sonaba Quackity era al sonido que hace el pato.
—Oye, cuando acabes, lava el plato que si tu mamá se entera que no te mandé hacer las tareas del hogar se enojará. Buenas noches y no te olvides de soñar conmigo —Dijo con tono meloso guiñándome un ojo.
—Ni aunque me pagasen.
Pero por mucho que tratara de fingir, era tan atractivo que me había sido imposible no observarlo disimuladamente cuando apartaba la mirada. Era hermoso, cierto, pero me caía mal.
Pasé de hacer lo que me dijo no exactamente porque no quisiera, sino porque se me olvidó. Me centré tanto en mirar su Instagram que subí a mi habitación para tumbarme en la cama y revisarlo, había una gran cantidad de publicaciones por ver.
Las fotos que tenía se veían muy profesionales y en más de una los créditos del fotógrafo se los llevaba un tal @georgenotfound y también aparecía bastante otro llamado @dreamwastaken.
Debía informarme sobre él para saber cuales podrían ser sus puntos débiles.
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Con mi niñero en cuarentena [Quackity y tú]
أدب الهواة¿Qué hubiese pasado si hubieses estado con tu niñero en casa sin poder salir por tanto tiempo? El niñero con el que te dejan a cargo es tan atractivo como intimidante. Tú sólo quieres recuperar esa libertad que no tienes por culpa de tus estrictos p...