Capítulo 8

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13/03/2020
11:00

Me desperté un poco más cansada de lo normal, pero agradecí que era viernes, un viernes festivo. No tenía prisa en levantarme por lo que me acurruqué entre las sábanas tratando de no moverme mucho ya que me notaba algo mareada después de haber bebido la noche anterior. Afortunadamente no tenía fuertes dolores de cabeza en las resacas.

Poco después bajé a la cocina para desayunar, sin embargo me encontré a alguien con expresión neutra, mirándome fijamente.

Buenos días. —Dije aproximándome al cajón de cereales.

Desayuna y hablamos.

Acto seguido se fue al salón y me quedé algo extrañada cuando vi mi desayuno hecho por él encima de la mesa. Bueno, al fin y al cabo tener un niñero no estaría tan mal para según que cosas.

[...]

Siéntate.

Me encontraba enfrente de él, una vez desayuné y me aseé. Su orden sonó impotente por toda la habitación complementada con el gesto de su dedo señalando un sitio a su lado.
Lentamente me senté en la otra punta del sofá ya que lo último que quería era situarme junto a él.

Te dije acá.

Levanté mi mirada tratando de descifrar sus palabras. ¿Por qué quería que me sentara ahí? ¿Por qué estaba de esa forma? y lo peor de todo ¿por qué sentía que me iba a poner aún más nerviosa de lo que estaba si me acercaba a él?

Quackity resopló y me miró desafiante.

¿Acaso quieres que tu castigo sea peor de lo que ya es?

Tragué saliva. ¿De verdad dijo "castigo" ?

¿Cómo?

Después de lo de ayer será mejor que cambies tu pinche forma de actuar ya.

Noté un tic nervioso en mi pierna. ¿Qué se supone que pasó como para que me dijera eso? No pensé que después de beber pasara algo, no recordaba nada. Me senté donde dijo, pero no podía levantar la mirada, no pensando que lo tenía a apenas unos palmos.

Cuéntame qué chingados recuerdas de ayer, absolutamente todo.

Respiré hondo.

No lo sé, Quackity.

Él me sonrió de lado y se colocó bien su gorra antes de pronunciar palabra.

¿Así que soñaste todo eso que me dijiste?

Abrí los ojos como platos, me empezaron a temblar las manos. No sabía nada de lo que pude o no decir y aquello aún me asustaba más.

¿Qué? —Dije casi tartamudeando— Seguro que te conté algo sin sentido, yo borracha puedo decir cualquier cosa.

Ahuevo. Ya sabía lo que soñaste porque te escuché murmurarlo dormida pero todo encaja perfectamente con lo que escuché justo antes de que te despertaras.

Casi no pude reaccionar frente aquello, mi cuerpo se congeló por unos instantes.

Eh...yo no quería hacer eso, de verdad. Perdón.

Ya. Pero del castigo no te escapas.

Suspiré y esperé a que me dijera cuál era el castigo. Tras lo que me había dicho, me vinieron un par de recuerdos, justamente de lo que él había descrito, por lo que efectivamente no podía contradecirle.

Con mi niñero en cuarentena [Quackity y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora