Capítulo 22

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30/03/2020
08:00

Me desperté poco a poco, escuchando las gotas de lluvia. Amaba estos días, obviamente cuando no tenía que salir de casa. Era una lluvia calmada, una que purificaba y limpiaba todo mal. Simplemente con escuchar aquel sonido ya podía ser feliz, al igual que estar en casa con quien se había vuelto una de mis personas favoritas.

Hablando de él, me giré mas no vi que Quackity se encontrase a mi lado. Me levanté y fui hasta su puerta para abrirla con cuidado y no despertarlo. Ahí estaba dormido, se veía realmente adorable, como siempre. Me pasaría horas observándolo en aquel estado, deseando saber qué sueños estaba experimentando y vivirlos junto a él. No necesitaría más para ser feliz.

Sin embargo debía conectarme a las clases al ser lunes. Cerré con cuidado y me dirigí a la cocina para desayunar, aprovechando a mirar el móvil mientras se calentaba la leche en el microondas, encontrándome con 27 mensajes de Spreen y 8 llamadas perdidas.

Leí los mensajes donde contaba cómo sus padres le iban a quitar el móvil y castigar debido a que le pillaron al escapar de su casa. Siendo que además estábamos en confinamiento, le habían echado una bronca terrible. Así que no nos veríamos más hasta que se acabara el confinamiento. Me sentía mal, aquello realmente podría haber pasado y efectivamente pasó.

Tomé mis cereales y la taza de leche ya caliente algo melancólica por él. En el fondo yo también tenía la culpa, pero el castigo se lo llevó únicamente Spreen. Me senté en la silla de la cocina, comenzando a desayunar y puse la televisión en donde estaban retransmitiéndose las noticias de la mañana.

"Casi a dos semanas del comienzo de la cuarentena los casos no paran de multiplicarse. Se cree que el virus llegó a nuestro país mucho antes de lo que se creía, algunos especialistas apuntan que llegó a principios de febrero, pero al no manifestarse los síntomas, no se pudo detectar qué porcentaje de la población lo portaba. Desde entonces, y sin saber nadie acerca de esto, el invisible virus se ha ido transmitiendo por vías como los objetos, gestos como dar la mano y sobretodo por aire."

Resoplé cansada de escuchar que nada parecía ir a mejor, por mucho que estuviésemos haciendo lo correcto.

"Ya hay 9390 contagiados y 719 fallecidos. Además, preocupa especialmente los casos de las residencias, ya que han sido las principales víctimas de los datos de muertes en esta última semana. [...] Se cree que el confinamiento pueda alargarse de nuevo, debido a que la curva sigue ascendiendo."

¿Más tiempo? Dos semanas llevábamos encerrados y apenas ni yo misma sabía cómo podía aguantar tanto. Fregué la taza y subí para conectarme un día más a las llamadas. Realmente ya comenzaba a ser aburrido el aprender de aquella forma virtual. Nadie atendía, ya no había ilusión por parte de nadie para mostrarse en cámara en aquellas asignaturas en donde era voluntario. Y ya ni hablar del audio, los propios profesores fueron los encargados de erradicar esa opción de sus clases, siempre por ruidos de fondo. Así solo se les escuchaba a ellos, es cierto, pero no había tiempo de descanso ni interacción entre la gente.

Con la única con la que hablaba era Michelle, el resto de compañeros con quienes tampoco me llevaba excesivamente antes de la cuarentena, aún hizo que interactuásemos menos. Mientras los profesores que sólo daban pura teoría como el de historia, la de filosofía o la de inglés, me ponía de fondo directos de Auron. Era lo único que podía entretenerme en esos momentos.

Una vez llegó la hora de comer bajé al comedor. Allí se encontraba él.
Estaba comiendo su plato de espaguetis que tan bien sabían. Un día también los hizo y estaban tan buenos que le pedí que me enseñase a cocinarlos. Él aceptó ilusionado, era una receta suya y seguramente sería motivador para él enseñármela.

Con mi niñero en cuarentena [Quackity y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora