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—Sunbaenim, ¿Me puede mostrar una vez más?  

...  

—¿Sunbaenim?  

—¿Eh? ¿Perdón?

—Sobre como envolver el campo quirúrgico. Solo una vez más, por favor. Si lo hago así como ahora, se soltará.

Taehyung, que estaba de pie en la entrada de la sala de desinfección, mirando hacia el vestidor, se sobresaltó como un conejito en medio del campo gracias a la llamada de Hoseok. Lo miró como si no supiera que estaba pasando y luego, casi involuntariamente, tomó el paño azul esterilizado igual a si fuera lo único que se le había ocurrido hacer.

—Claro. Aquí, tienes que atar la cuerda en diagonal. ¿Ves como lo agarro de ambos lados?

—Sí.—Taehyung volvió a dirigir la mirada al vestidor, sacudió la cabeza para intentar recuperar la concentración perdida. Sin embargo, incluso aunque había estado bastante dispuesto a observar de cerca a Hoseok envolver el paño quirúrgico, volvió la cabeza hacia la derecha casi sin darse cuenta.

—Amm... Sunbaenim, por cierto, ¿Qué está mirando?

—...Nada. Nada. —Taehyung  observaba alternativamente los torpes movimientos de las manos de Hoseok y el pasillo donde se encontraba el vestidor, volvió a comprobar que todo estuviera bien justo cuando él terminó de colocar la cinta para el autoclave. Estaba tan distraído, que el enfermero pensó que en realidad no se daría ni cuenta si de la nada se perforaba la mano con una aguja o volvía a tirar todo al suelo y al verlo así, de repente se le ocurrió un nombre que mencionar para la ocasión.

—¿Está esperando al doctor Jeon?

—¿Qué? No, no. ¿Cómo dices algo como eso? Esperar a Jungkook. Ya parece. —Avergonzado por la pregunta de Hoseok, tartamudeó hasta el final y agitó la mano como para restarle importancia. Sin embargo, incluso si su rostro no era lo suficientemente visible debido al cubrebocas, su frente y sus orejas se pusieron rojas en un instante. Hoseok sonrió.

—Una disculpa siempre ayuda ¿Sabe? —Las palabras de Hoseok lo avergonzaron de nuevo y es que no estaba acostumbrado a que alguien más pudiera revelar tan fácilmente sus pensamientos internos y, en segundo, estaba apenado de si mismo por estar tan desesperado por ver aparecer el rostro de Jeon Jungkook en la habitación. Porque estaba allí parado, casi moviendo la cola como un cachorrito que buscaba que su dueño volviera a casa para que le acariciara la cabeza y estaba claro que Hoseok se había dado cuenta.

Pero como si no fuera así en absoluto, comenzó a toser para restarle importancia a todo el problema. Ni siquiera sabía qué haría cuando viera a Jungkook, o tan siquiera lo que diría al respecto. Como de costumbre, como si nada hubiera pasado ayer, ¿Lo saludaría descaradamente o decidiría esconderse de él hasta que se olvidaran de la discusión? Era desconocido hasta que lo enfrentara.

—No es lo que crees...

—Pues para no serlo, en realidad se ve muy ansioso.

Ante la respuesta tan decisiva de Hoseok, mantuvo la boca cerrada. Incluso si ponía excusas, solo se sentiría más y más frustrado consigo mismo por lo que comenzó a concentrarse nuevamente en su trabajo y mientras revisaba en silencio los artículos que se enviarían a la sala de desinfección central y los cargaban en el carrito, apareció de repente en su campo de visión, una enorme torre hecha de tela estéril color azul.

—Bueno... Creo que eso será suficiente por hoy. Ya después te enseño a no hacer tanto desorden.

—Bien. —Suspiró profundamente ante la brillante sonrisa y la respuesta de Hoseok, como si con eso hubiera descansado su alma. Luego, empujó con cuidado el carro repleto de instrumentos quirúrgicos envueltos en tela, como en una torre, y salió de la sala para ir a otro cubículo. Pero mientras iba hacia el frente del ascensor que lo llevaría directamente a la sala de desinfección central, Hoseok  le habló de repente.

Pasillos de Hospital Donde viven las historias. Descúbrelo ahora