18

1K 76 44
                                    

Taehyung comenzó la mañana frotando sus ojos. En realidad, se había despertado muchísimo antes de abrirlos, pero ni siquiera tenía la fuerza suficiente como para poder moverse bien.         

Todavía era un lugar un tanto desconocido ya que se acababa de mudar, pero pudo darse cuenta de que el paisaje que se veía ante sus ojos era definitivamente su habitación. Sin embargo, se sintió como si estuviera atrapado en una dimensión bastante diferente porque, además de que había una clara señal de que antes alguien se acostó a su lado, le dejaron una nota sobre el buró.

Acostado de lado y con la cara completamente enterrada en la almohada, no había movido ni un solo dedo desde que se despertó. Sabía lo que había pasado y sabía perfectamente bien lo que había hecho y con quién lo había hecho para variar. Una vez pudo descartarlo como un error pero

—¿Dos veces? La segunda no podía llamarse equivocación sino deseo. —Murmuró esto para si mismo mientras sus ojos se fijaban en la nota en la mesa, como si no supiera lo que era para empezar.

—Mamá, tu hijo enloqueció completamente... —Comenzó a organizar sus ideas cuidadosamente, recapitulando en su mente lo que había sucedido la noche anterior.

Todo empezó después de conocer a un hombre en el club, fue vulgar y hasta le dio asco la insistencia con la que quería tener sexo y claro, él era un hombre que solía rodar y jugar como un perro con cualquiera que se le cruzara en frente y también,  tenía claro de que era un hábito de años que tenía bastante arraigado, estaba consciente de que la gente no cambiaba de la noche a la mañana y que no podía vivir con la lujuria oculta en una mochila tras de su espalda solo porque se enamoró y mientras bebía con Yoongi, pudo recordar claramente cuántas veces dijo algo estúpido como "Quiero tener sexo" y también lo mucho que lloró por estar insatisfecho.

Estaba un poco deprimido por el deseo no resuelto y por eso comenzó a arrojar alcohol como un loco dentro de su boca y luego de una breve pausa, se fue con Namjoon y pasó la noche hablando de lo injusto que la vida había sido con él.

Después sintió unas manos y unas piernas junto a él y cuando movió un poco la cabeza, se encontró con que todo su cuerpo estaba cubierto de marcas rojas, de besos y chupetones y que su piel estaba suavecita como si acabara de tomar un baño. Pero, además también tenía la misma sensación que había experimentado en el hotel: El agujero de su culo dolorido, el trasero dormido y muchísimos calambres en la espalda.

Estaba pensando en la situación, todavía con la suficiente calma como para no perder la cabeza, levantó su brazo y se tocó el cabello. Sus pelitos castaños estaba vueltos un desastre, dándole la forma de la casa de una urraca y por supuesto que fue peor cuando comenzó a jalarlos mientras leía la carta:

[Me voy a trabajar primero, pero me gustaría que habláramos de lo que hicimos anoche, cara a cara.
JEON JUNGKOOK]

En caso de que no supiera quién había escrito la nota,  amablemente había escrito su nombre y apellido. Aunque claro que él ya sabía que quien había dejado la nota, era nada más y nada menos que su intenso acompañante sexual, Jeon Jungkook.

Taehyung yacía boca arriba en la cama, gritando y moviendo los pies durante mucho, mucho tiempo, entonces comenzó a gemir por el dolor que sintió recorriendo su columna hasta detenerse en la parte más profunda de su ano. Esta vez, le dolía más que la primera, tenía muchas, muchas, muchísimas ganas de morir.

—Realmente quiero morir. Muere, muere de una vez ¡Por favor, Taehyung! Muérete un ratico, antes de que pase algo más horrible que esto. —Pequeños momentos de anoche comenzaron a pasar de inmediato por su cabeza después de decir esto.

Pasillos de Hospital Donde viven las historias. Descúbrelo ahora