Ikigai || [SNV]

V. Karuna

El celular de Loki solamente sonó una vez. Era un mensaje de texto, el cual apenas leyó por encima en las notificaciones antes de guardar el móvil en su bolso para no escuchar más, cruzándose de brazos ante la mirada atenta del chico frente a él.

- Solo era un mensaje de mi salón. Siempre mandan tonterías, ahora ¿qué me estabas diciendo, Herc?~

- ¡Ah! No te preocupes, Loki - El chico de cabellos rojizos negó con la cabeza y las manos, gesticulando apresuradamente y deseando no haber incomodado al peliverde con su mirada cargada de intriga - ¡Te decía que...que estuve trabajando esta semana y ahorré un poco! Si quieres, podríamos ir...por un helado a la salida.

Loki rodó los ojos y ahogó una pequeña risa, mirando despectivamente a Hercules de pies a cabeza.

- Te dije que trajeras tu mochila ¿no? No quiero entrar a clases, quiero que vayamos ahora.

- ¿Ahora...?

La mirada ilusionada del pelirrojo se apagó un poco, nervioso por saltarse las clases. Ni qué decir del hecho de que su mochila seguía en el salón, y de que Hermes se daría cuenta de su ausencia. Él nunca faltaba, no podía darse ese lujo...pero no podía perder su oportunidad de salir con el amor de su vida, el mismísimo Loki Laufeyson.

- Ahora. Claro que si no quieres, iré yo solo...es una lástima, realmente estaba esperando a salir contigo, me puse el uniforme con falda solo para ti...~

- ¡Iremos ahora! - Hercules interrumpió las palabras de Loki, ese tono zalamero que significaba "iré con otro chico que quiera acompañarme", y metió la mano en el bolsillo de su pantalón, apretando el monedero que siempre cargaba consigo - ¡No me importa faltar a clases si puedo estar contigo! Además, yo quiero invitarte este helado, Loki.

El aludido sonrió, satisfecho, mientras le entregaba su bolso al chico más alto, pero de menor edad, y tomaba su brazo con coquetería. Siempre tenía suerte, siempre obtenía lo que quería ¿no?

Mientras tanto, el celular de Loki había dejado de sonar. Aunque aún en la barra de notificaciones se encontraba el ícono de la aplicación de mensajería. Dentro del menú desplegable, el nombre del contacto al que ni siquiera se dignaba a responder: "Bu-chan ♡".

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"Amor, Jātaka está muy grave"

"El doctor dijo algo de inducirle el coma"

"Para salvarlo..."

"Te necesito aquí"

"¿Puedes venir?"

"Loki..."

Ninguno de los mensajes fue contestado. Siddharta, sentado al pie de la camilla de su primo y casi hermano Jākata, no pudo hacer más que abrazar sus piernas, sintiendo cómo las lágrimas en sus ojos se empezaban a acumular.

- ¿Gautama...?

La voz débil pero familiar de su primo logró sacar al rubio de sus pensamientos, quien se levantó de un salto limpiando con el antebrazo las lágrimas de su rostro para fingir una sonrisa amplia.

- ¡Jātaka! ¡Despertaste! Pensé que dormirías hasta la noche, flojo.~

El de mayor edad contuvo una pequeña risa que se transformó en una tos ligera. Se cubrió con las sábanas y a duras penas señaló el termo en la mesita auxiliar. Siddharta entendió a la primera, sirviendo un poco de agua tibia en el vaso de su primo y entregando esta al alcance de sus manos. Hace tiempo que ya no usaba tazas de cerámica, pues el peso era demasiado para sus manos temblorosas.