XXI. Nadriv

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- Estoy cansado de venir...- Murmuró Siddharta, de rodillas junto a la camilla, acariciando distraídamente la mano que reposaba sobre la sábana de hospital, apenas con la yema de sus dedos - Pero tú debes estar más cansado aún, de estar aquí...¿no, Jātaka?

Aunque había llevado a Yasodhara a una "cita", si es que se le podía llamar así, no había durado mucho realmente. Compartieron un par de helados, caminaron por el boulevard mirando los escaparates de las tiendas. Escuchó a Yasodhara hablar, muy superficialmente, acerca de cómo quería comprar ropa similar a la suya propia...y en algún punto, entre su diatriba sobre querer una camiseta de Usa-chan y sus quejas sobre "la libertad que se daban los europeos con todos los demás", perdió el hilo por completo, con lo que por su cuenta, dio por finalizada la conversación.

Despachó a la chica en un bus que iba hacia el barrio hindú, sin escuchar realmente sus quejas o su insistencia por una nueva salida el fin de semana, y casi de manera mecánica, se embarcó en el primer bus que apareció con destino al Hospital Universitario. Y era ahí donde se encontraba ahora, contemplando a Jātaka a sabiendas de que esta vez no abriría los ojos, no lo regañaría por sus ánimos ni le preguntaría cómo había pasado la semana sin él.

- Quisiera...quisiera que las cosas no fueran así - musitó el menor, sintiendo la comezón en sus ojos mientras las lágrimas amenazaban con rodar por sus mejillas. Era vergonzoso, o quizás no realmente, pero para el Gautama se sentía así la sola idea de llorar - Jātaka...si te tienes que ir...quisiera que te fueras y ya...- Sintió la amargura en su paladar, una punzada y un nudo en su garganta, odiandose a si mismo por lo que decía, pero a la vez consciente de que seguir llorando junto a esa camilla le dolía aún más - no entiendo...no entiendo si estas aquí o no, no entiendo si me estoy quedando solo o sigues a mi lado...no te quiero perder así...

- Es como tener una herida abierta, que no parece querer cerrar...¿no? - Una voz irrumpió en el silencio y Siddharta, que había apoyado la frente en la camilla, se enderezó de un salto, limpiándose con las manos las lágrimas que había dejado caer al fin.

- Gh...disculpa, se supone que no debo hacer escándalo en el hospital por los otros pacientes y eso...- El menor inclinó ligeramente la cabeza, reconociendo su propio error y apenas mirando al recién llegado, un hombre joven de piel olivácea y cabellera roja desordenada que intentaba mantener fuera de su rostro con una diadema, enfundado en un uniforme de enfermería mientras empujaba un carrito con instrumentos médicos y unas cuantas jeringas. Bajo la manga corta de su uniforme asomaban tatuajes de líneas negras, y sobre los hombros llevaba una de aquellas almohadas cuelleras que solían usar los turistas. Por sobre todo, era una visión peculiar en aquél gris hospital.

- No, no te preocupes, has mantenido la compostura por mucho tiempo ¿no? - El enfermero sonrió de medio lado, dirigiéndose con sus instrumentos a tomar la presión del paciente, además de su saturación y su glucosa en sangre, todo aquello de manera sumamente profesional, frente a la mirada un tanto sorprendida del visitante - Puedes llorar, en los hospitales los sentimientos suelen salir a la luz, de felicidad, de enojo, de tristeza, de esperanza y desesperación por igual.

- Yo, uh...- Buddha se quedó en silencio por un instante, asintiendo a lo que decía el mayor - Es solo que...es la primera vez que vengo desde que le indujeron el coma. Nunca imaginé un mundo sin él...

- Uno se siente perdido cuando pasan esas cosas...- El pelirrojo ladeó la cabeza, quitándose la almohada del cuello y poniéndola en los hombros del menor cuidadosamente - Necesitas un descanso, no es tu deber llevar el peso del mundo sobre tus hombros ¿sabes?

- Pero...oh - Buddha se tensó, aunque en pocos segundos se había relajado, dejando su cuello liberar tensión al apoyarse en esa almohada tan suave - Gracias...eh...tu nombre...- Intentó estirarse un poco para fijarse en el nombre del enfermero, bordado en el pecho de su guardapolvo.

Ikigai || [SNV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora