Ikigai || [SNV]

XXXI. Shoganai

Thor no era el tipo de adolescente que tuviese sueños subidos de tono. Si era sincero consigo mismo, había llegado a considerarse asexual por el poco interés que Sif había llegado a despertar en él, y si seguía con su arranque de honestidad, nunca había experimentado ninguna clase de "accidente" que dejara sus sábanas acartonadas y sus pijamas inutilizables por unos días...y por ello mismo era incapaz de ver a LüBu a los ojos mientras dejaban pasar aquella mañana, sentados lado a lado, en el pequeño stand que les había sido asignado en la feria escolar.

Quizá un sueño era esperable. Aunque nunca hubiera sentido esa clase de atracción con anterioridad, las revistas de adolescentes que tanto le gustaban a Baldr decían que era lo esperable. Sentir ese "cosquilleo" en el sur de su anatomía al pensar en la persona que, oh, sorpresa, le había llegado a gustar...pero ¿tantas noches seguidas soñando con ese rostro de aire ofuscado? Dioses.

Bastaba con recordar la visión fantasiosa de ese rostro pintado de carmín para que el cosquilleo regresara y el miedo de ser descubierto en una condición indecorosa regresaba a perforar el cerebro atormentado de Thor.

Finalmente, había decidido flexionar las piernas sobre su silla, abrazar sus rodillas para evitar revelar cualquier indecencia, y apartar la mirada hacia el puesto junto a él.

- ...Thor...¿estás bien?

La voz de Bu lo acabó por sobresaltar. Cerró los ojos con fuerza y escondió el rostro entre su melena suelta antes de dignarse a voltear.

- ¿Uhm? ¿Por qué lo preguntas?

- Te llevo hablando como cinco minutos y parece que las palabras te rebotan.

Reprochó el asiático, mas sus labios se curvaron en una sonrisa burlona que se clavó en el pecho de Thor como un agudo proyectil. Cierto. El único conflictuado era el de cabellos rojos...y por su angustia irracional estaba generando una tensión que no necesitaba siquiera existir.

- Uh...perdona.

Se excusó abrazando sus rodillas con una fuerza aún mayor, tan intensa como si la presión fuese una garantía de que su entrepierna no despertaría en el peor momento, y en el peor lugar. Subió la mirada y se obligó a ver esos ojos de obsidiana, intentando no sufrir un síncope cuando su mente se empezó a nublar entre la visión de un rostro sonrojado, jadeante, íntimo y, claro, inverosímil.

- Traeré sodas - Declaró el asiático al notar la tensión que inundaba al pelirrojo. Soltó un profundo suspiro y se levantó de su sitio, dejando en el hombro ajeno una pequeña palmada - No me tardo.

- Oh- claro, gracias - Thor asintió, avergonzado, y desvió la mirada nuevamente al puesto contiguo, donde se encontraban otros compañeros de su mismo salón. Era demasiado vergonzoso admitir su situación, y era más vergonzoso todavía pensar en que su propia incomodidad estaba empezando a incomodar a Bu. Empezaba a rogar a cualquier ser que se encontrara en las alturas que borrara sus memorias, si es que era posible, cuando una charla en particular llamó su atención.

- ¿Entonces tu compañero no vino? - Una chica de piel clara con largos mechones rubios enmarcando su rostro cuestionaba, cruzándose de brazos sentada en una de las sillas del stand.

- Nop. Vino y se fue - Replicó un chico castaño que Thor estaba seguro de haber visto antes en su salón, pero que no terminaba de reconocer todavía.

- ¿Y no te molesta? - La chica bajó los brazos y se acomodó la melena, batiendo ligeramente las pestañas.

- Nop - El castaño estaba completamente concentrado en su maqueta, un diorama perfecto del nacimiento del monstruo de Frankenstein cuyas luces se iluminaban como verdaderos relámpagos en miniatura, maravillando al propio Thor.