XXVIII. Ful

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- Fue hace años. Realmente no...no puedo explicarlo sin dar muchas vueltas.

La voz de Loki hacía eco en la silenciosa habitación mientras Souji se acomodaba en la cama con un vaso de café en manos. La simple promesa de saber los hechos, incluso de parte de un mentiroso como Laufeyson, había bastado para que su lado más comprensivo aflorara desde algún lugar oculto de su pecho. Era el chisme, claro...o quizá algo más complejo. Algo como saber que lo que iba a escuchar no era una simple historia de villano sacada de Wattpad. Había algo detrás de las palabras del peliverde, quizá en esos ojos que se llenaban de lágrimas sin quererlo, que obligaba al asiático a bajar la guardia y permitirle refugiarse a su lado, antes de subir nuevamente las firmes murallas.

- Comienza por el principio... - pidió, tragando grueso por su propia amabilidad ‐ te escucharé.

- Bien...heh...¿puedes imaginarme a mi hace unos...cinco años? ¿Seis...?

Seis años atrás.

El mayor de los Burison caminaba en dirección a la sala de juntas, seguido de cerca por cierto peliverde de ojos amatista. Sus pasos silenciosos hacían eco en el pasillo, y sus pensamientos eran lo único que hacía ruido en sus cabezas, cuando una voz infantil rompió con un grito cargado de alegría el silencio que los envolvía.

- ¡Feliz cumpleaños, Loki!

Un pequeño chiquillo rubio lo abrazó con cariño, ganándose una mirada de repudio por parte del cumpleañero. Aún así, era el único que, con entusiasmo, celebraba las trece primaveras del único Laufeyson en su hogar.

- Baldr, suelta a tu primo.

La voz severa de Odin obligó al niño a romper el abrazo, sin embargo Loki se mantuvo inmóvil, con una sonrisa maliciosa en los labios, tirando de las hebras de oro de su primo al soltarlo y arrancando unas cuantas, provocando un pequeño quejido de dolor en el menor.

- ¡Ah!

- ¡Loki! - Reprendió el hombre tuerto, apartando a su hijo menor para confrontar a su sobrino. Ya habían tenido esta discusión antes. Ya, muchas veces, Loki había pedido disculpas obligado, y ello siempre resultaba en una agresión un poco más dura contra el menor de los Burison.

- Padre...- Baldr intentó intervenir, aún con una mano sobre la zona dañada de su cuero cabelludo, intentando sonar serio a pesar de sus cortos siete años - seguro mi cabello se enredó en sus botones. Estoy bien...

- Exacto, fue un accidente - Loki saltó a corroborar aquellas palabras, ganándose una mirada reprobatoria del más alto y una mano firme sobre su delgado brazo, apenas envuelto por la tela de una camisa que no hacía nada por protegerlo de un inminente moretón.

- No es relevante - Odin apartó nuevamente al pequeño - Estás bajo mi techo y respondes a mis órdenes. Baldr, ve a tu habitación.

‐ Pero...padre...

- Ahora.

La voz imponente de Odin fue suficiente para que el niño huyera a tropezones, intentando no llorar por el miedo de ser reprendido, mientras Loki contemplaba su pequeña espalda y mascullaba un par de improperios. Y el dolor de su brazo se intensificó. Odin apretaba el agarre, con el gesto imperturbable de siempre y aún así, listo para darle una dura bofetada. Una a la que probablemente Loki se habría resignado a la fuerza, por su propio orgullo, de no ser por el joven hombre de cabellos negros como el azabache, envuelto en un traje, camisa y corbata del mismo color, que sin reparos se asomó por un pasillo cercano, fingiendo adrede no notar la dura tensión entre ambos anfitriones.

Ikigai || [SNV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora