XVIII. Frobly-mobly

171 13 14
                                    

El silencio era tal, que Loki y Okita podían apostar que ese gemido se había escuchado hasta los pasillos del colegio. No se habían dado cuenta del pomo de la puerta del baño girando, y de no ser por el pestillo, no solo habrían sido descubiertos, sino también expuestos. Y aún así, Loki se mordía el labio para no volver a gemir, mientras Souji retrocedía lentamente, con una sonrisa maliciosa en los labios para luego volver a embestir contra su sensible interior.

- ¡Mgh!

Un nuevo gemido escapó de su garganta, ronco, ahogado por sus labios cerrados, los cuales mordía con tanta fuerza que pronto el sabor metálico de la sangre llenó sus papilas gustativas. Una lágrima de placer rodó por su mejilla, y solo pudo rogar a todas las deidades habidas y por haber que sea quien fuera que estuviera en la puerta se marchase de una vez. Porque era evidente que el asiático no pensaba parar.

"Vete, vete, vete, por favor, vete..."

El pomo fue liberado y regresó a su posición original con un sonoro "clack", que hizo eco en el pasillo y el baño por igual, unos pasos se hicieron audibles, primero despacio, pero cada vez más rápidos a medida que se alejaban del baño, y el silencio volvió a reinar apenas unos segundos después. El noruego suspiró aliviado cuando sus plegarias fueron escuchadas, pero su paz no duró mucho, pues las embestidas de Souji regresaron y con una fuerza todavía mayor.

- ¡Ah! ¡Ah! ¡Okita!

- Menos mal no nos pillaron...- Rió el menor, tomando con fuerza las caderas del peliverde para hacer sus embestidas más rápidas, más precisas y más profundas todavía - Apúrate a terminar, antes de que venga un regente. Sea quien sea...seguro va a acusarnos.~

- Nh...no tengo...control sobre eso...ah...- Loki se quejó, clavando sus uñas en el lavabo mientras paraba las caderas, temblando en cada profunda embestida que hacía sus rodillas temblar - haz tú...que me corra...

- Tú no me mandas...- Souji se burló, jadeando, mientras llevaba una mano bajo la falda ajena, empezando a masturbarlo al mismo ritmo en que sus embestidas prácticamente sacudían el cuerpo del mayor - ...pero soy piadoso...~

Loki quiso refutar, pero apenas abrió la boca un gemido sonoro y descarado se adueñó de sus cuerdas vocales, un grito que ni siquiera sus dos manos pudieron cubrir mientras su espalda se arqueaba con fuerza y el menor se hundía contra su próstata, causándole una serie de contracciones, temblores, jadeos y un calor que recorrió toda su piel de pies a cabeza, concentrándose pronto en su bajo vientre y obligándole a derramar su semilla en aquella mano que todavía apresaba su miembro sin piedad, en medio del mejor orgasmo que había experimentado en toda su vida.

- Mh...¡Mh! ¡Nh! ¡Oki...Sou...! ¡Aaah...!~

No tan ruidoso, no tan estruendoso, pero el de menor edad le secundó en instantes, derramándose por completo en ese lascivo interior que aún se contraía como si nunca hubiera experimentado un placer igual, mientras acallaba sus propios sonidos mordiendo con violencia la espalda del Laufeyson, clavando sus colmillos hasta dejar una marca roja, casi guinda, con el relieve de sus dientes e incluso unas gotas de sangre que no tardarían mucho en secar.

- Gh...mierda...Dios...

Lo que siguió, sucedió como en una alucinación para Loki, quien aún no recuperaba el aliento ni la estabilidad. Sus rodillas temblaban como gelatina mientras Okita lo sentaba en uno de los cubículos del baño. Su camisa, su corbata, su falda, todo fue regresado a su lugar a excepción del hilo que el asiático había robado, su rostro fue lavado con agua de la pila, su cabello apenas peinado y un paño desechable recorrió sus muslos retirando los hilos de semen que goteaban desde su entrada maltratada, y con el amen en la boca, salió corriendo del baño tomado de la mano de Souji como un cervatillo recién nacido, cojeando pero sin detenerse, recorriendo pasillos y cruzando puertas hasta encontrarse junto al menor en una zona inexplorada del colegio. Inexplorada para él, pues el de melena azabache no tuvo reparo en meterse por una reja rota y entrar a lo que parecía un jardín descuidado, con árboles y arbustos sin podar, abriendo paso para su compañero hasta que ambos estuvieron escondidos de las miradas curiosas entre el tupido follaje.

Ikigai || [SNV]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora