POV FREEN
DÍA UNO
Asunto: Nuestro vuelo
¿Es que te has olvidado de cómo volver del servicio? Nuestro vuelo va a embarcar dentro de una hora.
Otra cosa: ¿te has acordado de traer los documentos de Wallace?Sarocha
Asunto: RE: Nuestro vuelo
Estoy en la librería y volveré a la puerta de embarque cuando me dé la gana. Sé que hace mucho que no vuelas con personas «normales», pero no tienes por qué esperar una hora en la puerta de embarque si no quieres hacerlo. (Yo no quiero hacerlo).
¿Cómo podía olvidar los documentos? Me has enviado VEINTE correos sobre ellos esta semana.Rebecca
Gemí y me metí el teléfono en el bolsillo.
En cuanto Rebecca firmó ese contrato, algo había cambiado entre nosotras, y la tensión sexual era mucho
más densa que antes. No podíamos tener ni siquiera una conversación sin discutir, y habíamos terminado por enviarnos correos hasta sobre las cosas más sencillas.—¿Por qué no hemos usado mi jet privado para el vuelo, Brenton? —Alcé la mirada hacia él—. Ya podríamos haber aterrizado en Blue Harbor.
—Es porque el señor Watson no es un gran fan de los alardes desorbitados de riqueza, y tú quieres parecer una mujer que no ha olvidado de dónde viene. —Dejó a un lado su revista—. Sobrevivirás a la primera clase, te lo prometo. ¿Dónde está «la señora Chankimha»?
—No la llames así. —Hice un gesto de fastidio—. Está en la librería.
—Bueno, espero que haysn sido todas sonrisas de camino hacia aquí. —Bajó la voz—. Estoy bastante seguro de que un par de editores de la sección de sociedad de Page Six se han enterado de este viaje y te están siguiendo la pista, lo cual implica que ahora tendremos a Town & Country, The New York Times, The Wall Street Journal y Market Watch entrando y saliendo de Blue Harbor mientras estés allí. Así que Rebecca y tú van a estar bien, ¿de acuerdo?No le respondí.
«Bien» distaba mucho del adjetivo que usaría para describirnos en esos momentos.
Cuando la había recogido esa mañana —después de que al fin se montara en mi coche— puso un jodido gatito en el asiento trasero, algo a lo que nunca había accedido, y cuando le dije que tenía que dejarlo en Nueva York, se negó a venir a menos que cambiara de opinión.
De camino al aeropuerto no ocultó el hecho de que estaba molesta porque le dije que todavía tenía que hacerse cargo de su trabajo mientras estuviéramos «comprometidos». Me ignoró descaradamente cuando me ofrecí a parar y comprarle el desayuno. Y cuando llegamos a la planta de salidas, estuvo a punto de gritar cuando me vio tirar su maldito bolso en la cinta de seguridad.
De verdad que me había olvidado que dentro de ese bolso estaba la gatita…
—Buenos días, Brenton. —Se sentó en la silla de enfrente sosteniendo a la pequeña gatita de ojos verdes en su regazo—. ¿Qué tal llevas la mañana?
—Hasta ahora muy bien. Solo voy un poco atrasado con… —Se detuvo y nos miró—. Vale, no. No, no, no. —Agitó la cabeza y se volvió hacia mí—. ¿Qué le has hecho?
—No le he hecho nada.Todavía.
—Mira, Sarocha. Además de la gente de Page Six, hay otros dos editores de artículos de The New York Times en este vuelo. —Bajó el tono de voz—. En. Este. Vuelo. Es verdad que van a estar sentados varias filas más atrás de ustedes dos, pero lo último que necesitamos ahora mismo es que los vean peleados en su primer día. No quiero que termine enturbiando la historia. Por favor, discúlpate por lo que sea que le hayas dicho a Rebecca. Joder, intenta utilizar palabras cariñosas para que puedas acostumbrarte a
utilizarlas cuando estés rodeado de otras personas.Me aclaré la garganta y miré a Rebecca.
—Me disculpo por lo que sea que creas que he hecho para molestarte, cariño.
—Casi matas a mi gata. —Me miró con los ojos entrecerrados—. Disculpas no aceptadas, cariño.La maldita gata bufó como si entendiera lo que estábamos hablando.
—Rebecca… —Brenton dejó escapar un suspiro—. Se ha disculpado a su propia, aunque terrible, manera, así que ignorémosla durante los próximos segundos. Hay editores de The New York Times en este vuelo, y sé que tú, entre todas las personas, eres quien mejor sabe lo que eso significa. ¿Puedes fingir que lo dejas pasar y comportarte como la adulta?
—Dado que siempre me comporto como la adulta, no veo por qué no.
—Fantástico. —Brenton se puso de pie—. Voy a comprar un bollo de canela en la cafetería. ¿Puedo confiar en que no se matarán en mi ausencia?Ninguna de las dos respondió.
—Bueno, vale… —Suspiró—. Limitanse a no hablar en absoluto hasta que vuelva.
—Sin problema —respondimos al unísono.Brenton se alejó y yo miré fijamente a Rebecca mientras ella hacía lo propio conmigo. Ahí fue cuando comencé a darme cuenta de que los treinta próximos días iban a ser mucho más complicados de lo que había pensado en un principio.
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Novia por treinta días Freenbecky
أدب الهواةNunca debería haber aceptado ese acuerdo... Hace treinta días, mi jefa-una tiburona de Wall Street- acudió a mí con una oferta que no pude rechazar: poner mi firma en una línea de puntos y fingir ser su prometida durante un mes. Si accedía, podía re...