VAMOS GENTE SI SE PUEDE
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narra-normal
La mañana del oji morado había sido más que estresante.
Todo inció con una madrugada desagradable, Coco despertó muy temprano, mucho más de lo que usualmente lo hacía, se levantó e hizo toda la rutina que todos los días hacía. Sin embargo, cuando caminó por entre medio de todas las camas, llenas de ositos, se fijó en aquella particular con unos hermanitos recostados plácidamente durmiendo. Se acercó un poco más, confiado. Observó que el peli azul estaba algo destapado, y profundamente dormido. Lo pensó un momento, luego de un momento, tomó aire y cubrió al oso más pequeño.
Cuando llegó a las duchas, podía sentir la dulce agua de caliente que había preparado dejándola al sol, intentaba despejar su mente. Había pasado tanto tiempo encerrado en aquel lugar, ni siquiera sabía si la guerra aún le interesaba, que si pelear por unos osos que jamás conoció merecían la pena.
Sin embargo, pensó; no quería estar ahí, pero ¿quería volver a casa? Claro, le gustaría volver a ver a su amada.. O eso pensaba, no obstante, quizás la idea de crear una familia y vivir sin aventura no era lo que buscaba específicamente, después de todo, quería cumplir una promesa...
˚°◦.¸¸◦°´*•.¸♡ Hace muchos años♡¸.•*´°◦¸¸.◦°˚°◦☙◦彡彡
Un risueño y pequeño Coco caminaba tranquilamente por el bosque cerca de su casa, recogiendo bayas y pateando piedras. Repentinamente llegó a un campo abierto, lleno de flores silvestres y césped fresco.
Caminaba felizmente por aquel lugar, de repente vió a dos pequeñas ostias jugando, parecían dos peli rubias, ambas de ojos morados medio azules, que jugaban entre ellas alegremente y danzando.
Coco reconoció a una de ellas, era la hija de aquella señora que los fue a ver una vez a su casa, solo que no recordaba su nombre, y tampoco reconocía a la otra osita. No obstante, quiso acercarse a ambas.
- Hola..disculpen, puedo jugar con ustedes?- Agachó sus pequeñas orejitas al hablar.
- Claro Coco! Podemos jugar juntos los tres!- acortó un poco la distancia, a la par de su la otra niña, quien era casi igual a ella.- Me recuerdas? Yo soy Muffin, y ella es Canela-
- Hola! Si, soy Canela, un placer- sonrió ampliamente esta vez la contraria, estirando la mano, quizás para invitarlo a jugar o darle un saludo.
El tiempo pasó, jugaron la tarde entera, saltando, jugando, rodando, riendo.
Oscurecía ya en el campo aquel, y tanto para Coco como las ositas era hora de volver a casa. Estaban los tres recostados en el césped mirando al cielo.
- Cielos! Muffin, ya es hora de volver a casa, mira lo tarde que es!- La osita se sentó rápidamente, a la par de los otros dos.
- Mmm, tienes razón, es mejor volver,,oigan! Miren allá!- Muffin apuntó hacia un caminito de tierra donde pasaban soldados, todos altos e imponentes, con un semblante serio y decidido.
- Waaaw! Qué geniales son! A qué sí Coco?- Canela giró para ver al contrario, quien también miraba asombrado. - Creo que...cuando sea grande, y me case, ¡quiero que mi esposo sea un militar respetado!, y tú, Muffin? Qué te gustaría?
- Yo...creo que también me gustaría estar con un osito así- Se sonrojó levemente mientras miraba a los soldados.
En ese momento, en la cabeza de Coco una luz se encendió, y de repente, su corazón comenzó a latir con mucha fuerza.
ミ◦❧◦°˚°◦.¸¸◦°´*•. ♡.•*´°◦¸¸.◦°˚°◦☙◦彡
Ya estaba vestido, ahora levantando un par de pesas, mas seguía pensando en lo que debía hacer, ¿debía seguir siendo un militar? ¿Debería volver a casa? Pero no tenía sentido, volver a casa no era lo que su esposa quería, o si? O sea, ella quería que él volviera, pero no quería que fuera un gran oso importante, ¿qué carajo tenía que hacer entonces? Todos estos pensamientos corrían por su cabeza, y mientras más lo pensaba, su semblante era cada vez más serio, incluso ya no sabía cuántas repeticiones de ejercicio había hecho.
"Necesito fumar" pensó para si. Asique sin mucho esfuerzo, dejó las pesas a un lado y sacó un cigarrillo de su cajetilla que ya estaba hecha pedazos.Mientras caminaba por el campamento con su cigarro en boca, quiso explorar en la curiosidad de qué harían los otros ositos en ese momento. Llegó hasta el comedor, y miró por la pequeña abertura que había en aquella rechinada y vieja puerta.
Entonces lo vió, vió aquel lindo y brillante pelaje azulado, acompañado de ese horrendo pelaje castaño claro, quien estaba tan cerca del contrario que parecían estar pegados. Hundió las garras en la puerta, casi traspasando la, sintió una ira inconmensurable, y nisiquiera sabía por qué. Comenzó a gruñir y su pelaje se erizó como nunca antes.
Quiso entrar, quiso correr hacia Pompón y darle un puñetazo hasta hacerle volar todos y cada uno de los dientes. Pero detuvo esa idea, en primer lugar, por qué se estaba tan enojado con él? Pero no quería pensarlo, se supone que le daba igual, entonces optó por salir de ahí, y prefirió caminar por aquel ya conocido campamento.
(...)
Ya era hora de partir, por fin todos podrían volver momentáneamente a sus hogares y ver a sus familiares, algunos sabiendo que probablemente no los volverían a ver. Mas el aire era incómodo entre dos ositos, uno siendo el más respetado de todos ellos, que estaba más serio de lo normal, y que fumaba tanto como pudiera, quizás para quitar su enojo o por los nervios, mientras Azulin estaba angustiado, afligido y preocupado, si era cierto que Coco era un idiota, aún tenía las cicatrices en su espalda, pero merecía algo así como una infidelidad? Eso podía destrozar familias, tal como había sido su caso.. Pero era mejor saber la verdad o dejarlo como estaba? Los ositos sufrirían menos si no se enteran de los secretos de otros? Ya no tenía ni idea, tampoco debía meterse, eso lo sabía, pero era el único que lo había visto con sus propios ojos, por lo tanto, era el único que era capaz de salvar el corazón del mayor.
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Gordi caminaba detrás de la tropa, al último, pues tenía mucho que pensar, sobre todo en su primer beso, que resultó ser robado, cada vez que lo recordaba sentía un gran cosquilleo en su estómago, mas se iba rápidamente al recordar por qué inicialmente había comenzado esa discusión con Achuchones.
El mencionado, por su parte, a ratos miraba de reojo a Gordi, que estaba detrás de ellos, y que por su semblante triste tenía el sentimiento instintivo de hablar con él, más rodeado de sus "amigos" era difícil.
- Oigan miren! Ahí está el gordo rosado, JAJAJA, ESTANDO AL ÚLTIMO! Perdedor. -
- JAJAJAJA, qué imbécil! Aww qué? Quieres ignorarnos? Te quedarás en el pueblo con tu mami?- El corazón del peli Rosa se estrujó considerablemente, algo que el peli verde notó.
- Déjenlo en paz..
- Ja! Qué dijiste Achuchones? Que te vas a tirar a la madre del gordo? JAJSJSJ-
- Dije.. QUE LO DEJEN EN PAZ- Rápidamente sacó sus garras y arañó a aquel oso en sus ojos y parte de su pecho, siendo tan profundo que le costó sacar las garras de la cara del contrario.
- OYE IMBÉCIL! QUÉ CARAJO? Acaso ahora eri Defensor de los gord- Otro arañón, esta vez junto con una patada en el estómago.
Achuchones tiró sus cosas al piso, se colocó en posición de pelea, y se puso en frente de Gordi, separándolo de aquellos imbéciles que no soportaría más.
- Si se atreven a siquiera mirarlo, se las verán conmigo.
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ೄྀAmo cuando dices mi nombre desesperadoೄྀ.
RandomDurante toda la vida de Coco y de Azulin la soledad era su mejor acompañante. Para Coco, con el paso del tiempo, ser siempre el ganador sin competencia era muy aburrido, y necesitaba una chispa en su vida, esas que le faltaban. Y para Azulin, est...