No quiero estar solo, no esta noche.

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IMPORTANTE: Para no frenar la lectura fluida en el contexto de la película, sólo pondré "inserte tal escena" para entender más no rellenar con eso.

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Azulin estaba sentado en un banquito esperando al sargento Caricias, que estaba más que molesto con el contrario pues Achuchones estaba en la enfermería.

"Pero él se lo buscó" había pensado y dicho a Viva voz Azulin, el 'mamón de moñito' sabía en lo que se metía cuando se acercó demasiado a Gordi. Y peor le fue cuando, con la advertencia, aún así no se alejó.

El Sargento llegó, le gritó mil y un cosas al de facciones cuidadosas, ya la tenía clara: una pelea más y le daría un castigo que de verdad lamentaría.

Salió de la habitación hasta el comedor, eran unas gachas horribles, pero al parecer todos estaban acostumbrados. Se fijó en el peli amarillo, quien comía sin cara de repulsión ni quejas, Dios, maldito condescendiente. Pasaron 30 minutos y se levantó de la mesa, se dirigió a la salida, dejando su plato casi intacto.

- Hermano, es que no vas a comer?- Preguntó el peli rosa, preocupado de qué estaba enojado ahora su hermano.

- No Gordi, no comeré esta porquería, y no me busques, necesito estar alejado de estas pestes- Contestó el más bajo, mirando con asco al resto de ositos que no eran tan bellos como él.

Salió al campo de tiro y se dispuso a practicar, aunque por más que lo intentaba, no logró darle a ninguna figura de unicornio en el blanco.

Demonios, cómo era que ese tal Coco lo hacía ver tan fácil?, y se detuvo a si mismo, y recordó lo que en la mañana estaba ansioso de ver, y pensándolo, ese idiota seguía comiendo. Con esa idea en mente, soltó el arco y corrió a las habitaciones, esperando con ansias saber.

Entró sigilosamente y caminó hasta la cama del mayor, pero la Carta ya no estaba, un sonido de boca en tono de frustración salió de Azulin, quizás ya la había enviado, pero entonces revisó los cajones del contrario, tenía pocas cosas, aunque muy interesantes; habían cajas y cajas de cigarrillos, eso no le sorprendía, pero había más; una foto de una mujer enmarcada, junto con un dijo de corazón al rededor de ella, la foto estaba doblada, quizás era demasiado grande, seguido de eso había un cuchillo.

La búsqueda se había vuelto aburrida, y cuando sacaba sus manos del mueble, sintió algo extraño, comenzó a mover la base del cajón y se dió cuenta; tenía doble espacio, rápidamente lo sacó.

Había un mechón rosado, probablemente de esa mujer, junto con unos dulces de arándanos y avellanas, además de eso, una libreta, parecía un diario.

Escuchó pasos acercarse, y en el pánico, tomó un pequeño cabello y el diario, dejando todo en su lugar y corriendo hasta una ventana donde se lanzó velozmente.

Respiraba agitado, y miró por la ventana, era ese tal pandi, que había entrado a, al parecer, buscar algunas frutas para comer.

Huyó de ahí hasta la iglesia, quedaban al menos 15 minutos para que todos volvieran, seguro lograba algo en ese tiempo.

Entraba rápidamente y cerraba, encontró que habían velas encendidas, y al padre sentado leyendo un libro.

- Buenas tardes padre, con su permiso, vine aquí un momento a leer- Dijo, tratando de sonar normal.

- Mm? Buenas tardes hijo mío, no se preocupe, la casa de Dios es su casa también.- El padre se quedó en silencio un momento y anunció su salida de la iglesia para ir a caminar.

Una vez solo observó lo que tenía; el diario parecía con bastantes hojas ocupadas, más el mechón, este lo olfateo y el olor le parecía repulsivo, era ese típico perfume demasiado dulce y sofocante, lo recordaba a su madre, pero no de la forma bonita, sino a cuando se colocaba ese horrible aroma para ver al otro imbécil, el imbécil de la barba. La textura además era extraña, como suave pero no de forma natural, más como pelo tosco y seco, para nada como el suyo, luego lo lamío, según su padre, los ositos a veces tenían "sabores", y eso se distinguía en el pelaje, y también en la alimentación.

ೄྀAmo cuando dices mi nombre desesperadoೄྀ. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora