Capítulo 6 - La palabra problemas

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Adriana se levantó a medianoche.

Le dolía un poco la cabeza, maledizione no debió beber tanto vino.

Fue al baño principal, estaba todo a oscuras.

Aún vestía lo que tenía en la cena. Se sacó el maquillaje. Todos sus planes se habían ido a la mierda...o tal vez no...

Fue hasta su habitación y se quitó la ropa quedando desnuda. Tomó una pastilla para el dolor de cabeza de entre sus cosas, y vió que afortunadamente Dante dejó para ella un vaso de agua en la mesita de luz.

Si lo pensaba, podía servirle lo del alcohol.

De última le echaba la culpa al vino y listo.

Si concebía un niño ya no podría rechazarla, debería quedarse con ella a su lado para siempre.

Adriana había comprado pastillas para la fertilidad, se había bajado varias apps, sabía que estaba ovulando.

Se dirigió sigilosamente a la habitación de él. Dormía. A media luz se lo veía tan pacífico durmiendo. Se quedó por un instante contemplando desde el umbral de la puerta su belleza de perfil romano. Tan masculino. Nunca había visto otro hombre tan apuesto como él.

Sintió que su vagina se mojaba y se empezó a masturbar. Se metió los dedos dentro y empezó a moverlos hasta acabar allí mismo en ese lugar. Sintió su entrepierna húmeda. Se llevó sus dedos a su boca y probó sus jugos.

Se lamió la mano. Tenía buen sabor meditó. Caminó despacio y con cuidado rodeó la cama.

Hizo a un lado la manta, el llevaba un pequeño short y con delicadeza se lo sacó. Parecía que el vino también hizo efecto en él porque estaba como desmayado. Lo había noqueado como lo hizo con ella.

Una vez desnudo, se detuvo a observarlo de cuerpo entero y después miró su miembro. Era perfecto, pero parecía más grande desde la última vez. No sabía si le entraría, ella era virgen. Nunca había estado con un hombre, ni siquiera le permitió a Ludmilla meterle un dildo porque quería tener su primera vez con él.

Primero lo agarró con la mano, empezó a tocarlo y acariciarlo. Su piel era suave aún, como la seda pensó. Luego de un rato lo llevo a su boca, incluso probó con su lengua las gotas que salían de su glande y comenzó a chupar sus jugos también, mientras lo lamía y succionaba acompañaba el movimiento ascendente y descendente con su mano. Era realmente delicioso. Casi se olvida de su plan ulterior.

Pero cuando le pareció que estaba en su punto justo, se montó sobre él e intentó metérselo, pero mierda era tan grande y ella tan pequeña. Se llenó de frustración.

Trato varias veces, pero no pasaba de su enorme cabeza de pene gigante. ¡Carajo!

Se dió cuenta de que él lo tenía grande y ella era muy estrecha, eso no estaba en sus planes.

Entonces se acostó sobre él, su pene apoyado en su vientre masculino y comenzó a frotarse contra su verga. Quizá podía meter con sus dedos el semen en su vagina supuso.

Se frotó, y era tan placentero. Su humedad envolviendo desde afuera esa barra de carne.

Se movió una y otra vez hasta que ella llegó al orgasmo. Pero siguió moviéndose hasta que la leche empezó a brotar de la punta del pene de Dante.

Se mordió los labios y frotó su vagina contra la leche derramada, que era mucha.

Incluso tomó una cantidad con su mano y embadurnó el interior de su canal vaginal con ella.

Dante se despertó con una sensación de humedad en su vientre. Cuando abrió los ojos y se dió cuenta de que era Adriana sobre él que volvió a hacer lo mismo, solo que estaba desnuda esa vez enfureció.

La sacó de un brazo con violencia de arriba de él y prendió la luz del velador.

—Mierda Catalina ¡¿que hacés?!!!

—¿Catalina??? — exclamó ella repentinamente furiosa. ¿La llamó por el nombre de su puta madre???

—¡ADRIANA MALEDIZIONE QUE CARAJOS HACES!

—¿Y qué te parece que hago??? Nos doy placer a ambos, ¡mira como te has corrido para mí!!!— gritó triunfante. ¡No fue Catalina, fue ella Adriana!.

—¡Estás loca, completamente loca! Pensé que se te había pasado. ¡Yo te veo como una niña, como una hija!!! ¡Metetelo en esa cabeza de niña que tienes Adriana, yo JAMÁS te veré cómo mujer! ¿Puedes entenderlo??? NUNCA..Lo que acaba de pasar es una reacción del cuerpo natural ante un estímulo, así que vete, no te quiero ver — la tomó nuevamente del brazo mientras ella gritaba con él sacándola a rastras.

—YO SE QUE ME QUIERES Y ME DESEAS DANTE, NO ME HAGAS ESTO, NO POR FAVOR — Pero él la empujó fuera de la habitación y trabó la puerta dejándola en el pasillo.

—ABREME INFELIZ, SI TE CORRISTE, TE CORRISTE POR MIIII FUI YOOO NO MI MALDITA MADREEEE

Adriana pateó y golpeó la puerta pero no hubo caso. Él no le abrió.

Dante sintió un alivio enorme cuando Adriana dejo de golpear.

Quizá necesitaba llevarla al doctor, esa obsesión que tenía con él después de todo ese tiempo no era normal...

Finalmente después de un rato, se acostó y pudo conciliar el sueño.

A la mañana siguiente, despertó, se vistió y abrió la puerta yendo para hablar con Adriana.

Quizá estaba necesitando una contención que él no sabía darle, pensó.

La buscó por toda la casa, buscó sus cosas y nada estaba. Revisó las cámaras y vió como ella se había ido llevándose todo lo de ella. Ni siquiera dejó una nota.

La llamó pero le daba desconectado. Intentó geolocalizarla pero fue imposible, no sabía que hizo con el teléfono pero no pudo ubicarlo.

Al final se dió cuenta de que ella no quería ser encontrada y en parte se sintió aliviado.

Porque Adriana tenía tatuada en la frente la palabra problemas.

LOCA POR MI PADRASTRO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora