Capítulo 17 - Sed

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ATENCIÓN, ESTE CAPITULO CONTIENE ESCENAS QUE PUEDEN HERIR LA SUSCEPTIBILIDAD DEL LECTOR.

Habían pasado tres días creía ella, él prácticamente no la visitaba. Ludmilla estaba en una misión, así que no la extrañaría.

Ahí tenía sus inyecciones, comida, y podía andar libre. También le dejó mudas para cambiarse. Y tenía un baño con ducha para bañarse, y toallas limpias para secarse.

Fue justamente al tercer día que se quedó sin agua para beber... no tenía agua embotellada ni tampoco salía de las canillas. Y ella estaba segura de que antes de irse a dormir había visto botellas en la nevera así que no se sorprendió cuando escuchó la voz por el altoparlante.

Se puso en posición para que cerraran los grilletes y él entró. Solo vestía ropa interior ajustada, una especie de short de nadador.

—Tengo sed — reclamó ella.

—¿Tienes sed? — respondió él con una sonrisa maliciosa. —Pues que pena no hay nada de beber por aquí...

Ella recordó la escena de las uvas.

—Que vas a hacer, ¿escupir en mí boca???

—No había pensado en eso realmente...pero verás, que casualidad tengo ganas de orinar — dijo acariciando su pene por arriba de su ropa interior.

Si pretendía insultarla o rebajarla iba a tener que hacer más esfuerzo que eso. Ella había tomado ya orín en otras ocasiones sexuales, también tomó squirt de sus amantes femeninas, pero él no tenía porqué saberlo y claramente ella no iba a informarselo.

Un poco de orina no iba a matarla y si después de eso le devolvía el agua, que le importaba. Aparte, era la orina de Dante. Nada de él le desagradaba.

Dante se sacó su pequeño short, tenía su pene enorme erecto y lo apoyó en la boca de Adriana.

¿Quizá se tendría que hacer desear un poco no???

—¿No pretenderas que yo tomé tu orina??? Estás loco Dante — ella exageró.

—Comparado con todo lo que me hiciste esto no es nada, abre tu boca Adriana...aparte averigüe y esto no le hará mal al bebé...

Ella casi larga una carcajada.

—Ah pero que atento resultaste pap...

Ella estaba hablando y él empezó a orinar en su boca, y claro que ella lo bebió y luego se relamió.

—Que puta que eres Adriana...

—Si, soy tu puta, y bien que te gusta...

Él pasó sus bolas por su boca y ella también las lamió, y luego desde atrás de su cabeza se arrodilló y enterró su pene profundamente en su garganta, de hecho nunca lo había podido llevar tan profundo. Tomó su cabeza por las orejas y comenzó a cogerse su cara.

— Oh si, así si...siiii — dijo él y dejó toda su leche en su garganta.

Cuando terminó, él salió de ese lugar. Ella se tragó todo por supuesto, pero estaba caliente, muy caliente.

—Espera, por favor no te vayas, no me dejes asi...yo...te necesito entre mis piernas...yo a ti jamás te dejé caliente...

Él se quedó pensando mientras la observaba, ella no estaba desnuda.

Así que desgarró su ropa interior.

— Tus senos han crecido mucho

—Tienen leche...me duelen un poco...

—A ver...— el se agachó sobre ella, tomó un pecho y comenzó a succionar. Bebió su leche, luego hizo lo mismo con el otro.

—¿Esto quieres???

—Por favor — lloriqueó ella elevando su pelvis.

Él llevó su mano allí,

—Que conste que esto lo hago por el bebé, no por ti...no quiero que padezca por culpa de su madre...

—Está bien, lo que digas...pero por favor no me dejes así — suplicó.

Él agachó su cabeza entre sus piernas y comenzó a lamerla mientras enterraba sus dedos en ella, succionó su clítoris, y se la cogió con sus dedos y su lengua hasta que acabó...

Y temblorosa, la dejó sola en la habitación.

LOCA POR MI PADRASTRO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora