Capítulo 26 - Extra

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Dante regresó a casa después de una larga jornada de trabajo, ansioso por encontrarse con su amada Adriana y su hija Catalina. La casa estaba tranquila y silenciosa mientras caminaba por los pasillos hacia la habitación principal. Al abrir la puerta, se encontró con una escena que lo dejó completamente desconcertado.

Adriana estaba de pie junto a una mujer joven y desconocida, de cabello rubio y ojos penetrantes. La intrusa sonrió coquetamente mientras fijaba su mirada en Dante. La tensión en la habitación era palpable y Dante se sintió incómodo ante la presencia de esta muchacha.

— Hola ¿? —preguntó Dante, tratando de esconder su desconcierto bajo una expresión de cortesía. Mientras la curiosidad lo consumía.

— Amor, déjame presentarte a Solana. Ella es la niñera que he contratado para cuidar de Catalina , la joven de la que te hablé —respondió Adriana, tratando de tranquilizar a Dante con una mirada intrigante. Hasta que él reparó en que era la joven sobre la que su mujer le comentó un par de días antes.

Él no pudo evitar sentir un nudo en su estómago al escuchar esas palabras, por alguna razón desconocida para él en ese mismo instante. Una niñera era necesaria, eso lo entendía, pero no esperaba encontrarse con una mujer tan seductora como esa... A pesar de que amaba a Adriana entendió entonces su reparo en contratarla. Por otro lado se percató de que Adriana, su esposa, tampoco era inmune a los encantos de la muchacha. Y cuando observó a Solana más de cerca y pudo ver cómo su sonrisa insinuante revelaba una actitud tan provocativa hacia su mujer, una nueva e incómoda sensación lo invadió, lo que reconoció como celos al ver cómo coqueteaba con cierto descaro con Adriana.

Inmediatamente, el instinto protector de Dante se activó y decidió mantenerse alerta. No podía evitar sentir esa extraña sensación de celos y desconfianza hacia Solana. Pero él mismo casi había convencido a su esposa para que la contratara...y en ese momento se sintió como un completo idiota por desestimar los instintos de Adriana. Por otro lado si le decía que se echaba hacia atrás con su contratación quedaría mal pensó, así que se dijo que debería mantenerse activo y alerta y al primer paso en falso sería la excusa perfecta para deshacerse de ella.

— Es un placer conocerte, Solana —dijo Dante, tratando de ocultar su recelo — Espero que cuides bien de Catalina. Y también de León por supuesto...— dijo con una sonrisa que no llegó a sus ojos.

Solana respondió con una mirada intensa mientras se acercaba a Dante. Estaba claro que la joven era muy atractiva, pero Dante se resistió a dejarse llevar por ese sentimiento de verse seducido con tanta facilidad por ella.Tenía que mantenerse fiel a Adriana y proteger el bienestar de su familia, se dijo por dentro.

Adriana notó la tensión en el aire y sintió la necesidad de intervenir antes de que las cosas se salieran de control. Por otro lado ella estaba lidiando con sus propios demonios e inseguridades internas.

— Dante, como te comenté, confío plenamente en Solana para esas tareas de cuidado — dijo en voz alta —. He investigado más sobre ella y tiene más que excelentes referencias, su currículum es impecable sin lugar a dudas — susurró sin dejar de mirarlo y alzando una ceja —. Además, necesitamos un poco de ayuda con Catalina y León para tener más tiempo para nosotros — susurró Adriana, con un dejo de complicidad en su voz.

Dante asintió, intentando ocultar sus propios pensamientos y emociones. Sabía que debía confiar en su mujer, pero no podía evitar sentir una sensación de malestar creciente cada vez que estaba cerca de la joven Solana, como si tuviera alguna clase de motivo ulterior bajo su fachada atractiva y pulcra. Algo más que hacía que sus instintos se hubieran activado de esa forma.

— Está bien, Adriana. Si confías en ella, yo también lo haré — dijo y sonrió con falsedad lo que generó una mirada inquieta en Adriana —. Pero debemos establecer algunas reglas claras y asegurarnos de que todo se desarrolle de manera profesional, desde ya... — dijo Dante, intentando controlar aún más su incomodidad.

Adriana asintió con una mezcla de sensaciones. Se sentía aún intranquila, pero por otro lado aliviada de que Dante estuviera ahora involucrado en el proceso de contratación. Sabía que la presencia de Solana podría crear tensiones, pero confiaba en que su relación con Dante superaría cualquier obstáculo. Aparte, todo era por el bien de Catalina y León, y por lo que aparentaba, Solana podría ser, para los niños, lo mejor.

— Gracias, Dante. Sé que esto no es tan relevante para ti, pero sabes que me gusta contar con tu apoyo amore mío — dijo Adriana y lo abrazó generando una mirada extraña en Solana que los observaba sin dejar de prestar atención , tal vez demasiada —. Es que nosotros tenemos una sólida base de amor y confianza — explicó Adriana a una interrogante Solana.

— Eso es...hermoso — respondió Solana con una sonrisa aunque se la veía fingida e incómoda.

—...y juntos hemos enfrentado muchos desafíos que se han presentado en nuestro camino — completó él y besó a Adriana, acercándose para abrazarla aún más.

Él la abrazó con fuerza. Sabía que Adriana era su verdadera compañera y que juntos podrían superar cualquier prueba que se les presentara. Incluso la de una díscola niñera.

A medida que se separaban del abrazo, Dante miró a Solana con determinación y le hizo una última promesa.

— Solana, quiero que quede claro que mi prioridad es el bienestar de Catalina, León y la estabilidad de nuestra familia — dijo con firmeza y una mirada seria —. Y si alguna vez considero que tu presencia podría afectar eso, no dudaré en tomar las medidas necesarias para proteger a quienes amo...— advirtió casi de modo peligroso.

Solana asintió con una sonrisa que escondía un dejo de desafío. Sabía que tenía un objetivo en mente y haría todo lo posible para alcanzarlo. Cueste lo que cueste...

LOCA POR MI PADRASTRO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora