Capítulo 19 - Algo había cambiado

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Pasó casi una semana en que Dante la visitaba, y le ponía cada vez dilatadores más grandes

También tenía sexo con ella de distintas maneras y posiciones.

A veces se ponía en posición de 69 y se cogía su boca mientras lamía su vagina. Otras veces soltaba las piernas para manipularla y metérsela de diferentes ángulos.

—Eres pequeña y tu cuerpo muy manipulable — le había dicho un día deleitado. Pues podía acomodarla como quisiera con facilidad incluso con su abultado vientre.

Le había traído una especie de almohada circular con un agujero para poder estar más cómoda boca abajo.

Ese día, antes de entrar le ordenó ponerse en esa posición. Su vientre sobre ese almohadón, protegido, ella con los brazos y las piernas extendidas.

Ella solo se sacaba el plug para defecar, luego se higienizaba bien y se lo volvía a colocar siguiendo sus órdenes, si no lo hacía, como una vez que lo olvidó, él entraba y se lo colocaba

En realidad los grilletes eran un detalle, ya que ella en su estado y por su tamaño no era rival para Dante. De hecho ya habían estado juntos en la habitación, ella sin los grilletes puestos.

Incluso había traído un aparato para hacerle una ecografía.

—No sabía que tenías idea de cómo utilizar eso — le dijo ella sorprendida.

—Realmente no lo sé, pero aprendí a tomar las imágenes y tengo a la mujer de un amigo que puede interpretarlas...— la doctora Amal, ginecóloga y esposa de su amigo Michael Falcone, no pidió más detalles cuando le dijo que quería su opinión sobre el estado de su hijo.

Michael lo felicitó, aunque se sorprendió un poco porque fuera con Adriana. Él había conocido a León y se sabía toda la historia de memoria. Como lo de cuando ésta era adolescente y lo de sus 18 también, por eso le dijo:

—Supongo que a fin de cuentas logró lo que quería...

Él todavía no entendía bien que quería Adriana realmente, pero no se atrevió a preguntar que interpretaba Michael de todo eso. Él no sabía nada acerca de su secuestro.

Cuando entró se sintió complacido de ver a Adriana desnuda y expuesta, por supuesto le había ordenado que se saque la ropa interior primero. Él había entrado desnudo también y de solo verla se le había parado.

Llevó el lubricante y otra cosa también.

Ella lo observó.

—¿Qué es eso???

—Un juguete para ti, para maximizar tu placer — dijo y encajo el vibrador a control remoto en su clítoris y su vagina.

Una vez puesto, empezó a probar las distintas potencias hasta que encontró la que le complacía a Adriana.

—Oh Dio mío — exclamó ella y enterró su cabeza mientras su cuerpo temblaba por el primer orgasmo.

Dante sacó el plug de su culo, complacido. El agujero se había agrandado lo suficiente.

Lo lamió un rato mientras ella seguía temblando. Metió tres dedos en su ano y los revolvió mientras ponía más lubricante y también en su pene.

Adriana estaba tan perdida en su placer que no prestaba demasiada atención a lo que hacía.

Comenzó a masajear su culo por dentro hasta que consideró que era suficiente, y metió la cabeza de su pene. Y entró. Apretado pero estaba dentro. Con cuidado fue metiéndoselo hasta la empuñadura chocando con sus huevos.

—Oh nena, está todo dentro. Tú culo se come a mi pene y es tan perfecto...parece hecho a mí medida...

Eso llegó a escucharlo ella, y pensó que tal vez lo era...

Él tomó el pequeño culo de Adriana y comenzó las embestidas.

—Ahora tu culo también es mío, eres toda mía Adriana — le dijo ronco mientras le rompía el culo. Su último bastión virgen de la joven.

—Oh nena, papi te va a dejar el culo lleno de leche, ¿la quieres???

—Siii...— gritó ella estremecida, su cuerpo sensible ya que el aparato no le daba pausa entre orgasmos y con la penetración anal las sensaciones aumentaban de forma exponencial.

Dante acabó una gran cantidad de semen en el culo de Adriana y cuando sacó su pene, tomó la leche con su mano, y la llevó a su boca. Ella lamió sus dedos enfebrecida.

Él la dejó así y fue a lavarse. Cuando volvió, ella aún se estremecía.

Soltó los grilletes liberandola y quitó el aparato.

—Yo....estemmm...te quiero dentro....por delante — dijo ella cuando pudo articular palabras.

—Pues que bueno nena, porque hoy tomé Viagra...

Esa noche, cogieron aún más que cualquier otra de las que habían tenido, se le metió por delante por detrás, por la boca, con las piernas en sus hombros, de costado. A pesar de estar embarazada Adriana tenía mucha energía sexual disponible.

Cuando él ya estaba cansado pero su pene seguía parado, ella lo montó.

—No hay que desaprovechar nada — le dijo entre graznidos, muy seria. Y él rió mientras llevaba sus manos a sus caderas y tocaba su vientre con su hijo dentro.

Finalmente ella también cayó rendida. Durmieron abrazados y exhaustos. Él se despertó primero. El olor a sexo impregnaba el ambiente. Adriana tenía el cuerpo cubierto de sus jugos y semen seco.

Ni siquiera en su cautiverio habían tenido una noche como esa. Adriana tenía un sistema de ventilación y le daba ropa de cama para cambiar las sábanas. Pero primero lo primero.

—Adriana — Dijo susurrando en su oído.

—Basta...— ella estaba dormida y él sonrió, al fin la había cansado lo suficiente.

La tomó en brazos, ella no protestó. La llevó al baño la sentó en la taza. Una increíble cantidad de semen cayeron de su vagina y su culo.

Para ese momento ya estaba más despierta.

—Sigues aquí — le dijo ella.

—Sí...¿puedes mantenerte en pie??? — Adriana no sentía las piernas y su cuerpo, era como si hubiera corrido una maratón.

—No creo — admitió ella.

Él prendió la ducha, la alzó por las axilas y se metió con ella para lavarla. Y también se la cogió una última vez contra la pared de venecitas del baño, sosteniendo su pequeño cuerpo, porque como ella dijo apenas podía estar parada. La lavó completa y también su cabello con algo parecido a la dulzura.

Luego apagó la ducha, la envolvió en una toalla, bajó la tapa del vater, la sentó y le dijo,

—Espera aquí...— ella se quedó sentada un poco confusa por las actitudes de Dante. Él se terminó de secar y salió desnudo y ella pudo apreciar su cuerpo tallado.

Él ventiló el cuarto, cambió las sábanas, se puso ropa limpia, y volvió por ella.

Le sacó la toalla y le puso una de sus camisetas. Luego la llevó en brazos nuevamente a la cama. Peinó su cabello y la acomodó con suavidad...

Algo había cambiado entre ellos ...

LOCA POR MI PADRASTRO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora