Pecas

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-¿Estás segura de que esto va a funcionar?

Él estaba leyendo el papel que tenía en las manos. Había perdido la cuenta de cuantas veces lo había revisado, pero sin importar cuantas veces lo leía, su contenido no dejaba de parecerle una mala broma.

-No sé si esto es una buena idea.

-¿Comienzas a tener dudas?

La joven pelirroja tenía ambos brazos cruzados sobre su pecho, y una ligera mueca de desesperación adornaba sus facciones. A sus ojos no era tan difícil, solo tenía que firmar.

-Aún así... quiero que nos sentemos a discutir algunas cosas sobre esto.

Teodora suspiró, y se sentó en la silla del frente, quedando frente a Beto. El peliazul paseó sus ojos por ella, y después por las pocas personas a sus espaldas.

-A solas. 

Aclaró de nuevo, y Teodora negó un poco con la cabeza.

-Bien, mi amor, se hará lo que desees.

Ella hizo un gesto con la mano para que todos los presentes salieran, y mientras tanto, el rostro de Beto se pintó de mil tipos diferentes de rojo. Nunca lo habían llamado así antes. Se sentía raro. 

A los pocos segundos la habitación se quedó sola.

-Beto, yo sé que todo este asunto es falso, pero no tiene que notarse en público, podemos meternos en muchos problemas si alguien intuye que estamos mintiendo. Así que, por lo menos en público, actúa como un prometido feliz.

El mayor pasó en seco y repitió esa palabra varias veces en su cabeza. Prometido. P r o m e t i d o. Eso es peor que "amor".

-Creo que nos estamos tomando demasiado a la ligera esta decisión.

-¿Qué te hace pensar eso?

-Quien sabe, quizá el hecho de que esta es, tal vez, la primera vez que hablamos solo nosotros dos, y ahora debemos actuar como enamorados, no tiene sentido. Hay quien se casa por puros intereses.

-Conozco a esta gente, pensarán que tomamos como una burla al sacramento del matrimonio si se enteran de que solo es un arreglo.

-Aún así, no te conozco en lo absoluto.

-¿Y eso te preocupa? Es decir, podemos tomarnos un año para conocernos si quieres.

-¡No! Valentina no tiene ese tiempo.

La pelirroja asintió en acuerdo con el peliazul, y después bajó su vista hasta la carta en manos del contrario.

-¿Qué te preocupa? 

-Primero, quiero aclarar que esto no es una boda real.

Teodora se golpeó la frente, se apretó el puente de la nariz e inhaló hasta el último átomo de oxigeno que pudo caber en sus pulmones.

-Beto, eso lo aclaramos desde el comienzo.

-Aún no termino.

Ella no tenía paciencia para esto.

-Bien ¿Qué más?

-No creo que el asunto se solucione con un "padre falso". Todo el mundo sabrá que nos casamos, y si por arte de magia resulta ser una mentira... podrían llevarnos ante la inquisición. 

Ante esa mención, la joven pelirroja apretó los labios y llevó su vista a una de las pinturas dentro de la habitación. El tipo de castigos que se impartían ahí eran inhumanos, no tenía ninguna intención de siquiera arriesgarse a pasar por algo como eso.

Hilo de Sangre. Primera Lección.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora