Hilo de sangre

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Advertencia: Abuz0 s3xua1.

Sé que hay gente sensible con el tema, así que me tomé la libertad de marcar una sección que puedes saltarte si prefieres no leer nada al respecto. No va demasiado lejos, pero prefiero no molestar a nadie con temas sensibles. 

Solo deja de leer cuando veas esta raya "------" y continúa cuando vuelvas a verla.

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Okey, pudiese ser que TAL VEZ se hubiese precipitado con su decisión. Tal vez debió portarse un poco más como un adulto y escuchar a su novia, y cualquier cosa que tuviera que decir para justificarse, quizá si se hubiese molestado en tratar de entender en lugar de solo molestarse, entonces tal vez ella habría hablado con él más tranquila, y él no se hubiese molestado tanto como para haber terminado con su noviazgo.

Era un idiota.

Agitó un poco el ramo pequeño de florecillas para que desprendieran un poco más de su dulce aroma. Acomodó una con un par de pétalos disparejos y se mantuvo caminando con el rumbo fijo. En medio de su camino, Alex pensaba en lo que diría para disculparse. 

Hola, no quise terminar contigo, solo estaba molesto por Leo, pero ¿podemos hablar ahora? Aún estoy molesto, pero creo que podemos hablarlo. 

Quería ser sincero y mostrarle a Xóchitl que realmente sentía lo que había dicho.

El plan era sencillo, llegar a la panadería con las flores y pedirle una conversación serena. Si no conseguía regresar con ella, al menos podrían hacer que su relación no se quedara en malos términos. 

Pero no fue necesario. El alboroto fuera de la casona de Teodora lo hizo detenerse, las pocas personas que estaban al rededor parecían inquietas. Él había pasado los últimos días durmiendo en la posada con Valentina, así que estaba desconcertado ante la agitación. 

Quizá habría pasado algo malo. 

El incómodo pensamiento lo hizo moverse. Caminó hacia adentro del edificio, solo para asegurarse de que era su ansiedad trabajando. Detuvo a una de las mujeres que caminaban entre los pasillos con un montón de toallas.

-Disculpe ¿A qué se debe el alboroto?

La mujer lo examinó con la mirada, y cuando descubrió que era el joven pelinegro, se relajó.

-Joven Alejandro ¿Verdad? 

Él asintió.

-Me temo que la señorita Teodora no está bien de salud, para serle sincera no conozco los detalles, pero su novia está en el patio, ha estado cuidando de la señorita, seguramente ella podrá explicarle mejor cualquier cosa. Con permiso.

Se retiró tan rápido como había llegado y Alex apresuró su paso al patio. 

El pelinegro se detuvo un momento antes de adentrarse. Respiró hondo y empujó la puerta. Al entrar, buscó a Xóchitl con la mirada, encontrándola rápidamente sentada sobre la rama baja del árbol del patio. 

Pero no estaba sola.

Con los ojos suavemente cerrados mientras mantenía sus manos en los hombros del joven a quien estaba besando.

La imagen lo golpeó como un tren. 

Leo estaba frente a ella, uniendo sus labios en un beso casto. 

Alex suspiró, como si eso pudiese aliviar el dolor sobre el pecho que lo estaba aturdiendo. 

La joven abrió sus ojos ante el ligero sonido y lo observó. 

Hilo de Sangre. Primera Lección.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora