Hilo de Sangre. Primera Lección.

Sueño/Pesadilla

-No me sigas.

Dijo sin más, alejándose de él con el mismo paso firme con el que había llegado, porque ese abrazo hizo que su estúpido, estúpido, estúpido, estúpido corazón se emocionara dulcemente con la calidez del joven.

Tenía miedo de que solo bastara que él rogara un poco, porque sentía que eso sería suficiente para perdonarlo, y no quería hacer eso. 

Así que se aferró la imagen de esa marca sobre su cuello, como una especie de promesa para odiarlo el resto de su vida.

-Déjame hablar contigo.

-Ya fue suficiente por el resto de nuestras vidas.

-Por favor, te rogaré si es necesario.

-Y yo estoy cansada de decirte que no, me iré de este lugar y así no volveré a ver tu insoportable cabello azul.

Eso pareció congelar a Beto.

-¿Te irás?

-Claramente, no quiero estar cerca de ti.

-No, espera ¿en serio te vas a ir? ¿A donde?

-Cómo si fuera a decírtelo.

-Valentina por favor, si no quieres hablar conmigo, al menos escúchame.

-¿Ves? ¡Ese es el maldito problema! Estás tan desesperado por hablar conmigo sobre ti, que has estado ignorando que te estoy gritando que NO cada vez que te veo, e insistes en hacerme la vida imposible, Beto, así que no, no quiero escucharte hablar sobre cómo intentaste juntar dinero, y cómo tu hermana se deshizo de él, ni de como casarte fue la opción más segura para buscarme, ni de como pasaste mucho más tiempo del necesario con Teodora, ni de como se enamoró de ti, eso ya lo sé. 

EL joven volvió a quedarse quieto, buscando algo que decir ante la declaración.

-Pero aún así, no te perdono, no estoy ni cerca de hacer eso. Y tampoco estoy cerca de querer decirte como compensarme, porque no hay nada que puedas hacer para compensar que tú también te enamoraste de Teodora...

-No, aceptaré cualquier otra cosa que tengas que decir, pero jamás eso, jamás que enamoré de Teodora, no es verdad, jamás haría por ella ni siquiera la mitad de lo que haría por ti.

-Y aún así te ibas a casar con ella.

-No por amor, era una boda falsa, dinero por dinero, es todo, y para destartalo cancelé todo, y sabes, tienes razón en todo lo demás, me callaré y aceptaré cualquier cosa que tengas que decirme, pero no me digas como me siento, porque te estas mintiendo a ti misma.

Valentina dudó un poco ante la fría convicción que se apoderó de las facciones del joven, pero pronto se recompuso.

-Entonces mantendré mis palabras, aléjate de mi, no quiero volver a verte.

Beto apretó un poco sus labios para contener el temblor que se apoderó de ellos ante el repentino dolor que lo golpeó. Se apretó un poco el pecho, tratando de disimular las lágrimas en sus ojos con parpadeos consecutivos.

-Bien. Te dejaré en paz, pero antes, toma.

Puso sobre el piso el costal de monedas que su hermana le había dado. Ella observó entre el saco y Beto con sincera confusión.

-Ese fue el dinero que junté tratando de comprar un viaje en barco para ir a buscarte, el que Kika lanzó al canal, es tuyo. Si vas a irte, vas a necesitar dinero.

Ella observó el montón de monedas. Dinero de nuevo, como si todo el maldito asunto se tratara solo de dinero. 

Se acercó al costal, lo recogió y caminó hasta Beto, solo para darle la vuelta sobre el agua para que las monedas cayeran con un sonido burbujeante al agua. El peliazul infló el pecho para obligarse a mirar, parpadeó un par de veces para que las lágrimas no lo rebasaran.