Licor de bayas.

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-Quisiera hacer un poco más por aquí, no me siento cómoda siendo un parásito.

-No hace falta, cada uno sabe que hacer y como hacerlo, si te incluyo en una de las actividades ocasionarás problemas, además, ya estás fuera todo el día, no veo cuando podrías hacer alguna otra tarea. 

-Aún así me gustaría al menos lavar los trastes.

-¿Y corro a la señora de la lava losa? 

Marcela exhaló con fuerza, y puso atención a su plato con ese extraño guiso naranja que nunca había visto, pero que olía muy bien.

-Ya es suficiente lo que haces con Leo, en verdad lo aprecio mucho. 

Dijo la joven pelirroja, y Marcela en respuesta se mordió la mejilla por dentro. En realidad no hacía nada con Leo, salvo mantenerlo en mediano contacto con otra vida humana y llevarle platos de comida, que usualmente no eran ni medio comidos. Así que no estaba haciendo bien su "trabajo".

-De todas formas, quisiera que pudieras hablar un poco más con él para que comiera al menos un plato completo al día.

-¿Uno al día? Leo parece odiar la comida.

-¿Leo no come? 

Una tercera voz sacó a ambas chicas de su conversación, Xóchitl se había unido a la mesa en la que ahora comían, y ninguna de las dos pareció darse cuenta de ello hasta que habló.

-Buenos días, Xóchitl. Sí, Leo no come mucho... Aunque no es como que pueda culparlo por ello.

La joven pelirroja bebió de una taza de café, y la morena la analizó en respuesta.

-¿Puedo intentarlo yo?

Marce luchó contra sí misma para reprimir una sonrisa. Dejar de ser la niñera de Leo le daba más espacio para pensar en otras cosas.

-No parece una buena idea, Marcela es su novia, no creo que ella quiera que...

No pudo terminar. La joven polimorada escupió todo el trago que había dado a su café ante la horrorosa escena que pintó en su mente. 

-¡Ah! ¡Que asco!

Dijo sin más y se levantó. Saliendo a toda prisa de la habitación, dejando a ambas amigas consternadas, quienes la siguieron con la vista hasta que dejó la habitación.

-Bien, al parecer no le importa. Si pudieras hacer que saliera... te lo agradecería mucho.

La pelinegra asintió con la vista perdida en la nada. ¿Sus sospechas eran ciertas al final?

...

-Escucha, no sé que cosa extraña le has dicho a la gente sobre tú y yo, pero si alguien más vuelve a insinuar que entre tú y yo hay algo, te voy a clavar un tenedor tan profundo, que vas a tener que cavar para sacarlo. 

La joven entró a la habitación y cerró con fuerza la puerta tras ella.

-Justo me estaba preguntando en qué momento ibas a darme mi amenaza matutina.

-Bien, ahora, tengo buenas nuevas para ti. Xóchitl vendrá a verte.

No pasó un solo segundo para que Leo se levantara de la cama, y corriera hasta Marcela, recordando a buen tiempo que la joven aborrecía el contacto físico, a menos que ella lo iniciara.

-¿Ella te lo dijo?¿A qué hora?¿A qué vendrá?¿Alguien se lo pidió o ella lo sugirió?

-Ya lo descubrirás a su momento. Pero cierto, no creo que sea antes de las 7, tiene que trabajar en la panadería, y a esa hora terminamos nuestros turnos.

Hilo de Sangre. Primera Lección.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora