Set observó con mucho detenimiento el arma blanca que tenía entre sus dedos, la cortada larga y profunda de su pecho ardía como si estuviera encendida en fuego, una muestra de lo poderosas que son las armas divinas en las manos correctas.
La espada de Maahes, cuenta la leyenda que el Dios león de Egipto blandio la espada contra la serpiente Apofis y logró hacerle una gran y brutal herida en el cuello.Pero la serpiente se lo comió cuál bocadillo y su arma cayó a la tierra, enterrada en el suelo egipcio, y a su alrededor se alzó el templo de Maahes custodiado por una bestia milenaria conocida como: "Bellum".
Set devolvió el arma a su dueño, quién la atrapó en el aire y rápidamente la movió como si fuese un látigo completamente moldeable y manipulable. Como una serpiente de agua, la espada se movía con suavidad en los dedos de Magno.
Maravillado, Set observó a su rival y ahí pudo verlo nuevamente, el interminable banquete de comidas y bebidas.— Sin importar cuántas veces te vea, sigues siendo un banquete...¡Un banquete interminable, todo tipo de alimentos, todo tipo de jugos y licores! ¡ALEJANDRO MAGNO ERES UNA MONTAÑA DE PLACER Y DESEO MUNDANO! —
— ¿E-Eh...?
Set respiro profundo, y luego dejó salir todo su aliento contenido mientras dejaba colgar sus brazos a sus costados como dos largos fideos.
Todos estaban al tanto de cualquier movimiento o palabra por parte del Dios.— ¡Dios y humano han intercambiado palabras, pero el combate ha estado muy pausado hasta el momento! — Exclamó Heimdall, haciendo reír a Set.
— Jejeje... "pausado", pese a todo los Dioses y humanos quieren ver una batalla a muerte; ellos quieren ver nuestra carne y sangre.— Murmuró él Dios viendo a los lados.
— ¡Jajajaja! ¡Si así es, los humanos somos un poco sangrientos muy en el fondo! — Y Magno también soltó una carcajada bastante fuerte.
Set también esbozó una risa sincera y honesta, genuinamente cómodo con las palabras de Magno.
— He hecho desaparecer las trampas que puse, y no estoy mintiendo.
— ¿QUE? — Exclamó Heimdall genuinamente confundido.
— ¿¡EHHHH!? — Chillaron todos los Dioses presentes.
— ¿Cómo se le ocurre?
— ¿Desactivar las trampas? ¿Es enserio?
— ¡No puedo creerlo! ¡Es mentira!
— ¡Eres inútil, Set! —
Harto de tanta palabrería inútil, estúpida y sin sentido alguno por parte de tantos Dioses, Set abrió la boca y dejó salir un poderoso grito.
— ¡SHAAAAAA! —
Y el grito fue tal, que a pesar de estar en un lugar abierto y sin mucho eco, fue lo suficientemente alto como para aturdir y afectar a todos los presentes en el estadio de batalla. Magno frunció levemente el ceño, aunque el grito había sido visiblemente menos efectivo en él; tenía mucha experiencia en las guerras con muchísimo ruido, estaba más que fortalecido.
— Mucho mejor, calladitos se ven mucho más bonitos.— Y acto seguido, Set desenfundó sus dos Kopesh y se lanzó al ataque.
Alejandro Magno visualizo el ataque, y alzó su espada para bloquear el ataque y habría funcionado, pero el ataque de Set fue un finta, un engaño total.
A pocos segundos del impacto, usó su arma para levantar una gruesa cantidad de tierra que voló directamente a los ojos de Magno y lo dejo ciego.— ¡Alejandro! — Chilló Gëir, espantada.
— ¡No puede ser! — Vociferó Leónidas.
— ¡Un ataque de tierra, Set ha dejado ciego a Alejandro Magno con un ataque de tierra directo a sus ojos! ¡Para muchos un truco sucio pero es innegable que ha funcionado! —
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𝙎𝙝𝙪𝙪𝙢𝙖𝙩𝙨𝙪 𝙉𝙤 𝙑𝙖𝙡𝙠𝙮𝙧𝙞𝙚: 𝙇𝙚𝙜𝙚𝙣𝙙𝙨 𝙤𝙛 𝙍𝙖𝙜𝙣𝙖𝙧𝙤𝙠
RandomMil años han transcurrido desde aquel colosal evento que marcaría un antes y un después en la historia del universo. Trece humanos y Dioses se batieron en duelo por la supervivencia en una serie de combates sangrientos que acabaron con la victoria d...