La luces se encendieron y el enorme cuadrilátero brillo con fuerza, en el centro, Heimdall alzó sus brazos, ganándose una ovación estruendosa por parte de los espectadores. El pequeño Dios sostuvo su cuerno y exclamó por todo lo alto:
- ¡Bienvenidos todos al torneo del siglo, la noche más esperada y aclamada por todos nuestros queridos televidentes y espectadores! ¡El Torneo Apokálypsis! - Y tras este grito, todas las gradas se encendieron en apoyo y alabanzas.- ¡Y está vez, tendremos a dos hermosas hembras luchando en el torneo!
En su respectivo Palco, Brunhilde cruzó sus brazos y mantuvo su semblante serio y estoico fijo en el campo de batalla; ya todo estaba completamente preparado para el combate, solamente necesitaba dar la confirmación cuando fuese el momento ideal para ello.
A su izquierda tenía a Diomedes, quién estaba sentado en una cómoda silla roja con sus ojos puestos también en el campo, completamente en silencio.Al otro lado del estadio, Gëir acomodó sus lentes y lucho por controlar el temblor de sus manos, la hermana Brunhilde del otro universo si que era aterradora, como lo fué alguna vez la suya.
¿Universo...? ¿No quedó claro? Bueno, es exactamente lo que estás pensando, querido lector.~
A la derecha de Gëir estaba sentado Leónidas, con su cara sería y con sus brazos cruzados mientras fumaba sus puros apestosos, cosa que era desagradable para la Valkyria pero poco o nada podía hacer ante esto.
La menor suspiró y sacudió sus manos, no podía darse el lujo de verse débil ante su hermana o bueno...su supuesta hermana.- ¿Por qué tarda tanto? Ya quiero acabar.- Musitó Gëir, a lo que Leónidas soltó una risita.
- Cálmate, ya fué avisada nuestra peleadora, no tienes porqué temer.- Exclamó el Espartano.
Gëir solamente infló las mejillas y tomó asiento nuevamente, después de todo, él tenía razón en sus palabras.
En un sitio privado, una enorme con múltiples brazos y un enorme cuerpo de dos metros estaba tirada en una silla de playa mientras comía sin parar y bebía igualmente.
Deví estaba enteramente desnuda y no le preocupaba estarlo, después de todo, ella pagó muy bien por un espacio aislado y privado dónde podría hacer todo lo que quisiera. Con sus mejillas rojas y llenas como una ardilla, tarareó una canción infantil mientras recibía aire fresco directamente de un abanico.
- ¡Me encanta este lugar! ¡Tengo una increíble vista y todo lo que pueda comer y desear! - Chilló ella, sintiendo el delicioso calor en su cuerpo desnudo.- Me encantaría que mi amada, Nut, estuviera aquí conmigo para poder disfrutar de un momento madre e hija en privado.
» ¡La comida está buenísima! ¡Quiero más por favor!
En el palco exclusivo y privado, un hombre rubio y una señorita castaña considerablemente más baja que él estaban reunidos con una amena conversación. Ella sostenía en su boca una paleta de caramelo, él se limitaba a beber su trago de licor Griego.
- Sigo sin creer que esto se haya realizado, definitivamente nadie puede detenerte cuando se te mete una idea entre ceja y ceja.- Dijo el rubio, mirando de reojo a la Diosa.
- Hoy es el torneo, mañana será el trono del Olimpo cuando papi este lo suficientemente senil como para seguir reinando.- Se burló la pequeña Atenea, a lo que el rubio sonrió
- Creo que eso ya ha sucedido, pero volviendo al tema; ¿Exactamente como lograste esto? - Inquirió, obviamente refiriéndose a qué todas las participantes hubieran aceptado.
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𝙎𝙝𝙪𝙪𝙢𝙖𝙩𝙨𝙪 𝙉𝙤 𝙑𝙖𝙡𝙠𝙮𝙧𝙞𝙚: 𝙇𝙚𝙜𝙚𝙣𝙙𝙨 𝙤𝙛 𝙍𝙖𝙜𝙣𝙖𝙧𝙤𝙠
AcakMil años han transcurrido desde aquel colosal evento que marcaría un antes y un después en la historia del universo. Trece humanos y Dioses se batieron en duelo por la supervivencia en una serie de combates sangrientos que acabaron con la victoria d...