Brunhilde, Gëir y Leónidas habían vuelto de la reunión del consejo de Dioses, ninguno había pronunciado una sola palabra desde entonces, pero tampoco era del todo necesario, las emociones y sentimientos estaban tan claros como el agua.
La reunión había culminado en un terrible fiasco para todos, y la horrenda noticia que llevaban a sus hermanas y amigas, harían sacudir la tierra.El Ragnarök, era un hecho.
— ¿Cómo creen que lo tomen? — Finalmente se atrevió a pronunciar Gëir, llamando la atención de su hermana y de Leónidas.
— No tengo idea. Esto supondrá un golpe enorme para todos.— Respondió el espartano, y sus palabras fueron confirmadas por un asentimiento de Brunhilde.
Gëir tragó saliva y trató con todas sus fuerzas de no romper en llanto. Siempre tan frágil y emocional, a pesar de no sentirse realmente triste, la ansiedad y la tristeza la golpeaban con una fuera tal, que sentía que iba a morir.
Randgriz, Prourd, Alvitr... todas sus hermanas.
No, no podría soportarlo. Hrist, Hlökk, Sigrune, Gondüll...no podía, la sola idea la llenaba de terror.
Finalmente llegaron al salón principal del Valhalla, dónde los humanos y Valkyrias sobrevivientes estaban reunidos. Sasaki Kojiro y Okita Souji estaban teniendo una batalla amistosa , tratando nuevamente de ver quién era el verdadero "Inigualable bajo el cielo".
A pocos metros de distancia, Hrist, Gondüll y Sigrune hablaban animadamente con Nikola Tesla y Kondo Shusuke, el maestro de Okita.
Los únicos que no estaban del todo cerca, eran Hlökk y Jack, ellos estaban sentados un par de metros más alejados. Jack sostenía una taza de Té y Hlökk lo miraba fijamente con el ceño fruncido.Gëir sintió que otra vez iba a llorar.
— ¡Hemos regresado! — Exclamó Brunhilde. Rápidamente todos vieron en dirección a la puerta del salón principal.
En un descuido, Okita tropezó y Sasaki enterró su katana en el suelo a escasos centímetros de la mejilla de Okita, marcando así el final del duelo.
— ¡Las reinas del Valhalla, y el futuro rey! — Exclamó Nikola. Gëir se puso roja cuál tómate y Leónidas ni se inmutó. No era momento de avergonzarse con juegos tontos.
Brunhilde caminó hasta una de las mesas cercanas y posó sus brazo sobre la mesa, poniendo ambas manos en bajo su mentón y mirando fijamente a la nada. Sus hermanas no ignoraron esto, todas se acercaron para poder hablar con ella sobre lo que sea que había pasado en la reunión del consejo.
Gëir no se sentó, se quedó parada detrás de su hermana y Leónidas hizo lo mismo.— ¿Oigan por qué esas caras largas? ¿Vieron un fantasma o algo así? — Se burló Sigrune, y Brunhilde tembló ante el recuerdo de esa cosa.
Gëir fue quién hablo, sorprendiendo a todos menos a Brunhilde.— Apollo invocó al Ragnarök.— Y ante esas simples palabras, las hermanas casi cayeron tumbadas al suelo como si un camión las arrollase.
Sasaki se congeló en el lugar, Okita tenía una expresión incomprensible entre placer y preocupación, Nikola Tesla por poco cayó desmayado, Leónidas se mantuvo estoico y Jack (que apenas se había acercado) ocultó su rostro con su sombrero.
— ¡N-No es...p-posible! — Sigrune se acercó hasta Brunhilde y se plantó ante ella, poniendo sus manos con fuerza sobre la mesa.— ¡Esas bromas no son agradables, hermana! — Exclamó con una vena marcada en el cuello.
Leónidas y Sigrune cruzaron sus miradas y el espartano puso una mano sobre el hombro de Gëir.— No es una broma, Sigrune.— sus palabras sonaron duras, más de lo que a él le hubiese gustado.
ESTÁS LEYENDO
𝙎𝙝𝙪𝙪𝙢𝙖𝙩𝙨𝙪 𝙉𝙤 𝙑𝙖𝙡𝙠𝙮𝙧𝙞𝙚: 𝙇𝙚𝙜𝙚𝙣𝙙𝙨 𝙤𝙛 𝙍𝙖𝙜𝙣𝙖𝙧𝙤𝙠
De TodoMil años han transcurrido desde aquel colosal evento que marcaría un antes y un después en la historia del universo. Trece humanos y Dioses se batieron en duelo por la supervivencia en una serie de combates sangrientos que acabaron con la victoria d...