Game over

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En medio de los murmullos del pasillo, Josefina clavó una mirada intensa en Bruno con una sonrisa traviesa e incitante curvando sus labios. Los dos adolescentes compartieron un instante de tensión electrizante mientras charlaban.

-Y tú, Brunito, ¿deseas la venganza contra Antonella? -Josefina movió su dedo lentamente hacia Bruno, cuyos ojos centelleaban con una determinación feroz.

- ¿Venganza, José? -Bruno hizo una pausa cargada de suspenso-. Me encantaría.

Entre risas sofocadas y miradas cargadas de complicidad, los dos jóvenes sintieron una corriente de emoción recorrerlos. Josefina estaba decidida a hacer que Antonella pagara por sus engaños, y Bruno, quien había sufrido en carne propia las maquinaciones de Antonella, veía en esta oportunidad la posibilidad de obtener la dulce y esperada venganza.

Pero ¿cuál era el oscuro plan que Josefina había planeado, y cómo involucraba a Bruno en su búsqueda de justicia?

- ¡Ay, Brunito! Piensa, ¿qué es lo que más detesta Antonella? -Josefina desvió su mirada hacia el pasillo y asintió con la cabeza en dirección a una joven rubia con trenzas y lentes que estaba sentada, concentrada en anotar algo en un cuaderno rosa. Un gesto de disgusto y confusión se dibujó en el rostro de Bruno.

- ¿Patito? -preguntó Bruno con un tono cautivador mientras se apoyaba en un casillero, y Josefina sonrió con malicia.

-Sí, Patricia Castro, una niña muy buena pero terriblemente ingenua. Antonella la detesta.

Bruno había escuchado mencionar a una tal Patricia o "Patito", como la llamaban con cariño, en las conversaciones de sus amigos. Hasta ahora, no le había prestado mucha atención, pero desde que se descubrió que ella era una excelente cantante, incluso algunos decían que mejor que Antonella, parecía que la chica estaba en todas partes.

-Antonella odia a Patito porque la considera su competencia. Nunca había enfrentado a una rival en el mundo de la comedia musical. Patito no solo baila bien, sino que canta de manera asombrosa -continuó hablando Josefina con una mirada intrigante mientras observaba a la joven, quien levantó la vista cuando Matías Beltrán, el hermano de Josefina, pasó por allí y la saludó con un gesto de la mano. Patito dejó caer torpemente su lápiz, que resultó ser una llamativa pluma decorativa.

- ¿Y exactamente qué quieres que haga para vengarme de Antonella? -preguntó Bruno con un destello de intriga en sus ojos.

Josefina lo miro con obviedad, al voltearse sus rizos saltaron.

- ¡Debes fingir que estas locamente enamorado de Patito! ¡Antonella se va a morir!

Quería vengarse, pero no estaba seguro de querer utilizar la inocencia de la chica rubia que parecía tan vulnerable.

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