Los días pasaban y no había rastros de Patricia en el colegio ni en su casa; parecía que el mundo se la había tragado. Bruno se encontraba molesto con su entorno. Las miradas reprobatorias de los estudiantes solo incrementaban su culpa. Ya deseaba poder hablar con la menor y pedirle de rodillas que lo perdone.
En la cafetería, sentía la persistente mirada de Santiago, quien parecía querer enterrarlo bajo tierra. Antonella había vuelto al día siguiente, del escándalo, pero ella se negaba a hablar más de lo necesario.
— No, no he visto a Patito. — dijo a todos los presentes en la clase de comedia musical. Varios la atacaron, argumentando que ella fue la última en verla, pero Antonella seguía insistiendo en que no la había visto.
Matías también se mostraba frustrado por no ver a la rubia. Ambos, Bruno y Matías, se miraban con mucha rabia contenida, ya que entre tantas provocaciones, Matías había afirmado a todo volumen que Patito se le había confesado.
— ¡Esto es un desastre! — exclamó Antonella, golpeando la mesa con frustración. — No puedo con todas estas miradas y rumores.
Matías, que estaba a su lado, le dijo.
— Nadie sabe dónde está Patito, y la gente quiere saber. Anto, yo quiero saber.
— ¿Y por qué tú? — dijo Antonella con una voz fría que incomodó a Matías; ella elevó la ceja, fijando su mirada como cuchillos hacia su novio.
— Es mi amiga, quiero saber cómo está.
Antonella ya sabía todo, no era alguien a quien le puedes ocultar cosas a sus espaldas. Escuchó la discusión de Matías con Bruno. Sin embargo, no le hacía ilusión plantearse un nuevo drama en su vida; además, ella estaba segura de que a Patito le gustaba Bruno.
"Eres demasiado cobarde para decirme la verdad", pensó Antonella. Volvió a sentarse con mal humor, y su mirada se clavó en Bruno, quien se veía bastante solitario a pesar de estar constantemente al lado de Gonzalo.
La actitud de Bruno, que solía deslumbrar con confianza y carisma, ahora se veía opacada por la sombra de la culpa. Antonella no podía evitar sentir una punzada de disgusto al recordar el papel que él y Josefina, jugaron en el plan para humillar a Patito. La traición de Bruno la golpeaba de manera particular.
La última clase de comedia musical pasó de manera rápida y monótona. Antonella estaba ansiosa de irse luego del colegio, pues tenía otros planes que hacer durante la tarde. Los chicos miraban de manera curiosa a Antonella, que de alguna u otra forma pedía de manera disimulada irse más temprano. Matías la miraba minucioso, pues su novia mostraba rasgos extraños, pero Antonella era tan cambiante que a veces simplemente era mejor ignorarla.
— Anto, iremos a tomar un helado, ¿vienes? — dijo Catherina con una agradable sonrisa. — Y pues, podemos ir a tu casa al rato, ¿sí?
—Sorry, pero esta vez paso. — respondió Antonella. Pía alzó su ceja.
— Gorda, sorry nada ¿Qué te sucede? Últimamente estás en las nubes. Ayer también te fuiste como alma que lleva el diablo, Antonella. — dijo Pía.
—¡Ay! ¿Por qué debo darles explicaciones a ustedes? Les dije que no puedo y ya, no tengo ánimos además. Simplemente me estoy mentalizando para la próxima competencia. — Antonella sonrió. — Bueno, ustedes claramente no lo saben, pero es algo estresante llevar el peso de ser la mejor de todo el Pretty Land School Of Arts.
Los rostros ofendidos de sus amigas fueron lo último que vio Antonella, pues lo dijo lo suficientemente alto para que todo el grupo de comedia musical lo escuchara. El desagrado en el rostro de Josefina le hizo saltar el corazón de alegría.
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Game over
FanfictionJosefina Beltrán y Bruno Molina, impulsados por la venganza, desatan un drama retorcido en el colegio. Pero en medio de su plan, surge un amor inesperado entre Bruno y la dulce y talentosa Patito, la inocente victima de todo este caos.