Bruno dio vueltas en la cama, inquieto, incapaz de conciliar el sueño. Cada movimiento era una tortura, como si un camión le hubiera aplastado durante la noche. No quería levantarse, ni siquiera asomar un pie fuera de las sábanas.
Su teléfono vibró insistente bajo la almohada, molestándolo más de lo habitual. Lo ignoró deliberadamente hasta que, por fin, cesaron las vibraciones.
Transcurrió la mañana con Bruno contemplando el techo, las paredes, sumido en una bruma de apatía que lo consumía lentamente. El móvil volvió a vibrar y, desesperado, lo tomó sin mirar la pantalla.
—¿Diga? —murmuró con voz ronca, pero solo percibió murmullos al otro lado. Frunció el ceño—. ¿Hola?
—Escúchame bien —susurró una voz, desconcertándolo.
—¿Quién es? —Se apartó el teléfono para ver la pantalla. Era Santiago. Lo acercó de nuevo—. ¿Santiago?
Los mismos murmullos de fondo indicaban que llamaba desde clase. Bruno estuvo a punto de colgar, pero Santiago insistió:
—Escucha, Patito ha vuelto al colegio.
Bruno se incorporó de un respingo.
—¿Qué? ¿Patito ha regresado?
—Sí —susurró Santiago—. Tengo que colgar, estamos en clase, pero recuerda tenemos comedia musical hoy.
—¡Espera, Santiago...!
La llamada se cortó. Bruno saltó de la cama como un resorte, revolviendo su armario en busca del uniforme. Se vistió a toda prisa, recogió su mochila y salió disparado hacia el colegio.
Llegó sofocado y sudoroso, buscando entrar sin llamar la atención, aunque su aspecto desaliñado atraía miradas curiosas. Paseó por los pasillos, desesperado, hasta toparse de frente con Gonzalo, que levantó las manos al verlo.
—¡¿Por qué no respondías mis llamadas?!
—¿Es verdad que Patito regresó? —espetó Bruno sin rodeos.
Gonzalo asintió, inquieto y molesto.
—Sí, así es. Si hubieras respondido, lo sabrías antes.
—Lo siento, hermano, de verdad... ¿Sabes dónde está? Necesito verla.
Bruno intentó avanzar, pero Gonzalo se interpuso, sujetándolo con firmeza del brazo.
—Espera. ¿Qué piensas hacer?
Bruno clavó en él una mirada intensa, reflejando una mezcla de emociones: ceño fruncido de preocupación, labios apretados con determinación. Forcejeó para liberarse del agarre de Gonzalo, removiéndose con impaciencia.
Gonzalo lo soltó, pero mantuvo las manos en alto, indeciso. Su mirada reflejaba resignación y preocupación.
—Bruno, ¿qué pretendes decirle?
Bruno inhaló hondo, inflando el pecho, y exhaló despacio, como intentando serenarse. Sus manos se crisparon en puños tensos.
—No lo sé, hermano. Sólo necesito hablar con ella.
Gonzalo lo escudriñó, buscando alguna señal en su rostro. Finalmente, retiró las manos con un gesto de rendición, aunque su postura seguía tensa, listo para intervenir.
—Entonces, ¿cuál es tu plan?
Bruno lo miró de soslayo, receloso. Su mandíbula se tensó mientras apretaba los labios con fuerza.
—No lo tengo claro. Sólo quiero verla, abrazarla y...
Gonzalo posó una mano en su hombro, cortándolo. Su mirada era intensa, urgente.
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Game over
FanfictionJosefina Beltrán y Bruno Molina, impulsados por la venganza, desatan un drama retorcido en el colegio. Pero en medio de su plan, surge un amor inesperado entre Bruno y la dulce y talentosa Patito, la inocente victima de todo este caos.