Patito fue la última en subir al escenario, pero su confianza se desvaneció al sentir las miradas penetrantes de sus compañeros clavadas en ella. La melodía comenzó a sonar, pero Patito no lograba modular ninguna palabra. Sus labios temblaban y su voz se atascaba. El profesor Barcaroli notó su nerviosismo y, con paciencia, puso en pausa la canción.
- Tranquila, Patito. Respira hondo. Puedes hacerlo, te lo aseguro.
Patito asintió nerviosamente con la cabeza. La música volvió a llenar la sala a través de los parlantes, pero justo en el momento en que iba a comenzar a cantar, las risas burlonas de Antonella y su grupo la atormentaron una vez más. El profesor Barcaroli suspiró, deteniendo la melodía y se volvió hacia el grupo de chicos que se reían.
- Chicos, ¡por favor! Un poco de respeto por su compañera. Esto es un lugar de aprendizaje y apoyo mutuo.
En ese momento, Patito se sentía más vulnerable que nunca, pero la intervención del profesor le dio un pequeño respiro. Aun así, su corazón latía con fuerza y su mirada reflejaba una mezcla de temor e inseguridad.
Con el apoyo del profesor, Patito tomó una profunda bocanada de aire y decidió enfrentar sus miedos. Cerró los ojos por un momento, recordando la pasión que sentía por la música y el escenario. Recordó todas las veces que había cantado en su habitación, soñando con momentos como este. Al abrir los ojos, su mirada reflejaba determinación.
La melodía comenzó de nuevo, y esta vez, Patito dejó que su voz fluyera con seguridad. Cada palabra y nota salieron de ella con fuerza y emoción. A medida que cantaba, su voz se llenó de vida y entusiasmo, y su timidez se desvaneció.
Sus compañeros de clase comenzaron a prestar atención, asombrados por la transformación de Patito. Las risas burlonas de Antonella y su grupo se extinguieron gradualmente a medida que Patito se apoderaba del escenario.
Patito bajó del escenario con una sonrisa en el rostro y una renovada confianza. Había superado sus miedos y demostrado que podía destacar en el escenario. Antonella, por primera vez, no tenía nada que decir.
- Excelente, Patito. - dijo el profesor, aplaudiendo. - Has mostrado un gran progreso y valentía.
Patito respondió con humildad y gratitud, sintiéndose aliviada y orgullosa de su actuación.
La mirada de Bruno, quien observaba desde el público, estaba llena de admiración. No podía evitar sentirse atraído por la fortaleza y la pasión de Patito.
La energía de Josefina era contagiosa, y aunque Patito solía ser más reservada, la alegría de su compañera la animó un poco más. Estaba agradecida por el apoyo en un momento tan vulnerable como su presentación.
Patito observó a Antonella mientras se alejaba del salón, y notó la furia en su mirada y la tensión en su expresión. Sabía que esta no sería la última vez que tendría problemas con Antonella. La rivalidad entre ellas estaba lejos de terminar.
Las semanas siguientes transcurrieron con una creciente hostilidad por parte de Antonella. No solo se burlaba de Patito, sino que también intentaba socavar su confianza en cualquier oportunidad que tenía. Patito trataba de mantener la calma y concentrarse en su música, pero la presión comenzaba a pasar factura.
En una tarde soleada, mientras Patito ensayaba en el auditorio vacío, Antonella entró con su grupo de amigas. Se burlaron de Patito y comenzaron a desafiarla en voz alta. La presión fue demasiada para Patito, y sus ojos se llenaron de lágrimas mientras intentaba mantenerse firme.
- ¿Qué pasa, Patito? ¿Demasiado para ti? -dijo Antonella con una sonrisa maliciosa.
Patito intentó ignorar los comentarios hirientes, pero su voz temblaba cuando habló.
- Déjenme en paz, por favor.
Antonella se rió, disfrutando del sufrimiento de Patito.
- No mereces estar en este escenario. Deja de hacer el ridículo y vete.
Patito estaba al borde de las lágrimas, pero se negaba a dejar que Antonella la viera llorar. Respiró hondo y, con la voz temblorosa, respondió:
- No me voy a ir. - la voz de Patito fue más aguda de lo normal. - Este es mi lugar también, y no voy a permitir que nadie me saque de aquí.
La determinación de Patito sorprendió a Antonella, y aunque intentó continuar molestando, algo en la firmeza de Patito la detuvo. Antonella dejó de reír y se acercó al escenario, subiendo las escaleras apresuradamente hasta quedar frente a frente con Patricia Castro. La rubia se sintió cohibida y retrocedió un paso.
-¿Qué te pasa, Pato? - dijo Antonella. - ¿Ya no tienes las agallas para responderme?
- Solo quiero ensayar tranquila... por favor.
Patito tragó saliva, manteniendo la compostura a pesar de la intimidación de Antonella. Sabía que debía ser fuerte en ese momento.
- No soy una molestia. Estoy aquí para aprender y mejorar. No voy a dejar que tu actitud me detenga.
Antonella frunció el ceño, claramente enfurecida por la respuesta de Patito. Antonella en un movimiento rápido, jaló una de las trenzas de la menor y Patito soltó un grito de dolor.
- ¡Me estás cabreando, fea! - Exclamó Antonella.
-¡Antonella, por favor, suéltame! - Chilló Patito, lágrimas en sus ojos. Antonella le jaló con más fuerza y se fue acercando hasta que sus rostros quedaron tan cerca que ambas miradas demostraban las emociones de cada una, Patito llena de miedo y Antonella con la rabia flameando en sus ojos.
La sala de ensayo quedó en silencio, conmocionada por la confrontación que estaba teniendo lugar en el escenario. Las amigas de Antonella parecían atónitas, y varios estudiantes se habían acercado para ver qué sucedía.
El profesor Barcaroli intervino rápidamente y se apresuró a separar a las dos chicas, liberando a Patito de la feroz presión de Antonella.
- ¡Basta! - exclamó el profesor con firmeza. - Esto es inaceptable, Antonella. Tienes que controlarte.
Patito se alejó del escenario, todavía temblando por la experiencia. Las lágrimas recorrían sus mejillas. Ciertos chicos que iban caminando por ahí, vieron el alboroto que se armó y se acercaron curiosos. Bruno, al ver a Patito llorando sobre el escenario y a Antonella reclamándole al profesor, se acercó de manera involuntaria mientras esquivaba a ciertas personas.
- ¡Antonella! - la voz de Matías se hizo escuchar en todo el salón, se le notaba molesto. Su novia se volteó a verlo sorprendida e inmediatamente comenzó a tartamudear. Matías subió al escenario y, para sorpresa de todos, caminó directamente hacia Patito, quien al verlo no sabía cómo reaccionar.
Matías se colocó frente a Patito, ignorando a Antonella por completo. Miró a Patito con una expresión decidida en su rostro.
- ¿Estás bien, Patito? - preguntó Matías con preocupación, ignorando el caos que se había desatado en la sala. Sus ojos reflejaban un genuino interés por el bienestar de la joven.
Patito asintió tímidamente, aún sin poder creer lo que estaba sucediendo. La atención de todos estaba ahora centrada en ellos, y las amigas de Antonella murmuraban entre ellas.
Bruno, al ver la situación, decidió mantenerse en segundo plano, observando en silencio, pero sin dejar de preocuparse por Patito. El profesor Barcaroli intentaba restaurar el orden, pero la escena se había vuelto bastante caótica.
Matías le tendió una mano a Patito, como si quisiera ayudarla a bajar del escenario. Ella titubeó por un momento antes de aceptar su ayuda. Juntos, descendieron del escenario, ignorando las miradas curiosas y los comentarios susurrados que los rodeaban.
Tengo un gran problema en este momento llamado bloqueo del escritor.
ESTÁS LEYENDO
Game over
FanfictionJosefina Beltrán y Bruno Molina, impulsados por la venganza, desatan un drama retorcido en el colegio. Pero en medio de su plan, surge un amor inesperado entre Bruno y la dulce y talentosa Patito, la inocente victima de todo este caos.