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Matías y Josefina terminaban de colocar unos picadillos en la mesa mientras conversaban en voz baja. La preocupación de Matías era evidente en su expresión, y no podía evitar comentar sobre la relación que estaba percibiendo entre Patito y Bruno.

— No sabía que Patito y Bruno fueran tan cercanos. —comentó Matías con un tono de voz reflexivo. Josefina encogió los hombros en respuesta, tratando de restarle importancia.

— Quizás es algo reciente.

Matías persistió con su curiosidad palpitando.

— Puede ser, pero ¿no te parece raro? —insistió una vez más.

Josefina se encontró con la mirada inquisitiva de su hermano y, sin saber exactamente cómo responder, buscó la mejor excusa para calmar su curiosidad.

— Raro, ¿por qué? —cuestionó, mirando ahora directamente a Matías. Su hermano se veía concentrado, meditando sus palabras antes de hablar.

— Pues, podría jurar que jamás habían hablado, ni por casualidad, y de un día para otro, Bruno parece tener interés en ella.

La respuesta de Josefina no fue inmediata mientras trataba de encontrar una manera de disipar la sospecha de Matías.

— No es raro, según yo —dijo Josefina, tratando de sonar convincente—. Patito es una chica linda, talentosa y soltera. Cualquier chico podría fijarse en ella.

Matías asintió, pero su expresión seguía siendo un tanto preocupada.

— Sí, sí, no niego que Patito es linda, tiene algo muy especial ¿sabes? Pero... no sé, Bruno me da unas vibras un tanto extrañas.

Josefina se detuvo para reflexionar sobre la innata curiosidad de Matías acerca de la cercanía sorpresiva entre Bruno y Patito. Era evidente que Matías estaba profundamente involucrado en el tema, y no tenía intención de dejarlo pasar.

— ¿Por qué estás tan interesado en la cercanía entre Bruno y Patito? —preguntó Josefina, con una leve sonrisa burlona que apareció en su rostro. Matías frunció el ceño, arrugando la nariz en respuesta.

— Pues, considero a Patito mi amiga, y no me gustaría que Bruno juegue con ella por despecho.

Las palabras de Matías impresionaron a Josefina, reconociendo la perspicacia de su hermano. Ella lamió sus labios y tomó un vaso de jugo antes de sentarse. Matías, por su parte, mantenía una expresión seria, llena de curiosidad y preocupación.— Bueno... no sabría qué decirte.

— No sé, Jose, pero te digo de inmediato que esa cercanía e interés de Bruno hacia Patito, la chica más buena e inocente del colegio, me parece extremadamente extraño. Además, ten en cuenta que no hace mucho tiempo, él estaba completamente enamorado de Anto. Eso lo hace ver aún más sospechoso.

El ambiente se volvía cada vez más tenso, y Josefina, sintiéndose abrumada por la conversación, se levantó de golpe.

— Ay, Maty, no deberías pensar en eso. Ahora ayúdame a repartir las pizzas, los chicos ya van a comenzar a llegar.

Después de su breve conversación, Josefina escapó hacia la cocina, mientras Matías se encaminó hacia la puerta, donde el timbre anunciaba que las primeras personas habían llegado. Al abrir la puerta, se encontró con Tamara, Sol, Santiago y Guido, quienes eran los primeros en llegar. Matías les dio la bienvenida a todos con una sonrisa y los invitó a entrar en la casa.

La atmósfera de alegría inundó la sala cuando Josefina, radiante, saludó alegremente a sus amigos y a su novio, compartiendo con ellos la emoción de la reunión que estaba a punto de comenzar. Poco a poco, más personas comenzaron a llegar, incluyendo a Antonella y su grupo de amigas junto a su hermano. Al ver a Antonella, Josefina rodó los ojos, aparentemente dispuesta a entrar en una discusión, pero Matías intervino, recordándole que también era su casa y tenía derecho a invitar a su novia.

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