Santiago estaba al borde de la furia, su mirada clavada en Bruno, cargada de resentimiento. El castaño pasó sus manos por el rostro, incapaz de articular palabra debido a las constantes interrupciones de Santiago, quien repetía una y otra vez que era un traidor que no respetaba los códigos de la amistad. Aquel de salón de clases hacia eco en las palabras de Santiago hacia Bruno.
— ¿Podrías escucharme, Santiago? — exclamó Bruno, su paciencia al borde de la agotamiento.
Santiago, con sus ojos inyectados en rabia, le gritó:
—¿Qué me vas a decir? ¿Que se besaron? ¿Que se aman?— Su voz temblaba en su furia, como si estuviera luchando por contener un volcán de emociones. Bruno se levantó de su asiento, su rostro mostrando signos de frustración. Santiago lo observaba con ojos llenos de ira, y finalmente, Bruno pudo hablar.
— No estamos saliendo, Santiago. Déjame explicarte, ¿sí?
Santiago retrocedió un paso, aún agitado por la ira que ardía en su interior. Sus ojos reflejaban confusión y dolor mientras miraba a Bruno, tratando de procesar lo que acababa de escuchar.
— Bruno... ¿Por qué Patito? — susurró Santiago, sintiéndose herido y traicionado.
Santiago miró a Bruno, sus emociones aún en conflicto. La tensión en el aire era evidente mientras su amigo procesaba la situación.
El más alto pasó su mano nuevamente por el cabello, buscando la manera adecuada de continuar hablando sin revelar demasiada información. No podía simplemente decir: No, es un plan y Patito es mi plan para cagarle el ego a Antonella. Tal barbaridad no era una opción, ya que Santiago no permitiría que él utilizara a Patito para molestar a su ex.
— Simplemente sucedió, y ya está, Santiago. Me gusta Patito porque es linda y agradable.
Santiago rodó los ojos y comenzó a caminar de un lado a otro, aún molesto.
— ¡Esto es una locura! ¡Un mal chiste! ¿Te gusta solo porque es linda y agradable? ¡Por favor, Bruno! Patito es mucho más que eso, y aún así... Tienes más chances con ella que yo...
Santiago bajó su mirada y limpió las lágrimas que se habían acumulado en sus ojos. Bruno lo miró con pesar y sentimiento de culpa. No esperaba que este plan afectara a más personas de lo esperado.
— Gordo, yo lo siento. — Murmuró Bruno, intentando acercarse a Santiago, pero este lo esquivó, y su mirada llorosa se posó en los ojos culpables de Bruno.
— ¡Nada de gordo, Bruno! Por lo que me respecta, tú y yo ya no somos amigos. — Exclamó Santiago con la fuerza recargada en sus palabras. Bruno intentó persuadirlo, pero el joven se fue, dejándolo solo.
Bruno se pasó las manos por el rostro con expresión preocupada. La situación estaba lejos de ser ideal. Josefina, que había estado observando todo desde un costado, se acercó y se cruzó de brazos, mirando hacia la dirección en la que Santiago se había ido.
— Al menos tenemos un problema menos. — Murmuró la Beltrán, y Bruno se volvió para mirarla, arqueando una ceja.
— Acabo de perder a mi mejor amigo por este estúpido plan. — Respondió Bruno con molestia, y Josefina suspiró profundamente.
— Ay, por favor, Bruno. Patito ni le iba a dar bola a Santi. Es muy tierno y agradable, pero a quien realmente le interesa es a mi hermano. — sonrió. — Mi futura cuñada.
Bruno rodó los ojos, molesto por la actitud de Josefina.
— He estado pensando en esto. Ya no quiero hacerlo. — Dijo Bruno mirando al frente. Josefina se exaltó y tomó del brazo a Bruno, quedando ambos mirándose a los ojos. Josefina lucía alterada.
— ¡Estás loco, Bruno! No entiendes lo que te estás perdiendo. Si continúas con esto, podrías tener a Antonella a tus pies. ¿Te das cuenta?
Bruno le iba a responder a Josefina Beltrán, pero la voz inconfundible de su hermanito interrumpió la tensa conversación. Matías miraba con recelo como ambos jóvenes estudiantes estaban en una cercanía bastante sospechosa.
— ¿Sucede algo? — preguntó Matías, acercándose a ambos chicos. Bruno miró para otro lado, molesto.
— No, para nada hermanito. — Dijo Josefina con esa sonrisa tan característica de ella.
Matías, quisquilloso, observó a Bruno, pero no dijo nada, solo le colocó su atención a su hermana.
— Te estaba buscando, el profesor Barcaroli y Emilia nos quieren en el hall para comenzar las prácticas de la competencia.
Josefina cambió su actitud a una más emocionada. Bruno, ante la mención de la competencia, dos nombres se iluminaron en su mente: Antonella y Patito. Bruno aprovechó la oportunidad para alejarse de la tensión con Josefina y se centró en la competencia.
Josefina tomó de la mano a su hermano para dirigirse a la clase de comedia musical, pero Matías le dijo que tenía algo que resolver primero. Josefina no le dio muchas vueltas al asunto, así que se dispuso a caminar. Bruno iba a seguirle el paso, pero la voz de Matías lo detuvo.
— No sé a qué estás jugando, Bruno. Pero será mejor que dejes a Patito fuera de esto— Dijo Matías con una voz seria. Bruno se volteó a verlo con curiosidad.
— ¿A qué te refieres?
Matías sonrió con sarcasmo y negó con la cabeza.
— ¿Me crees estúpido? — Exclamó Matías.
— Es una pregunta retórica, ¿no? — Bruno sonrió, y eso molesto de sobremanera a Matías.
— ¡Sé que estás planeando algo! Pero déjame decirte... Deja a Patito fuera de tus sucios juegos. Ella no merece que juegues con ella de esta manera.
— ¿Disculpa? — Bruno se acercó con una mirada gélida hacia Matías. — ¿Y quién eres tú para decirme qué hacer?
Matías no se dejó intimidar por Bruno Molina.
— El amigo de Patito. — Exclamó Matías. — No voy a dejar que...
— ¿Que juegue con Patito? ¡Por favor! Matías. — Bruno soltó una risa de manera molesta. — Yo no estoy jugando ni nada por el estilo con Patito. ¿Un plan? ¿Quién te crees que soy?... —Hizo una pausa, y una media sonrisa se formó en su rostro.— ¿Antonella?
Matías apretó la mandíbula, molesto por la actitud de Bruno.
— No, no eres Antonella. Pero eso no significa que puedas jugar con los sentimientos de Patito como si fuera un objeto.
Bruno se quedó con la palabra en la boca, asombrado por la audacia de Matías. Sus pensamientos se enredaron en una maraña de confusión e indignación. ¿Quién se creía Matías Beltrán para amenazarlo de esa manera?
Su mente hervia con una mezcla de pensamientos y emociones. Por un lado, sentía que Matías estaba cruzando límites que no debía cruzar, Involucrandose en asuntos que no le incumbían. Pero por otro lado, un pequeño atisbo de culpa se abría paso en su interior. Tal vez Matías tenía razón en cierto sentido. Quizás él mismo se había dejado llevar demasiado lejos en sus planes, y ahora estaban afectando a personas inocentes como su amistad con Santiago.
Mientras observaba a Matías alejarse, Bruno se dio cuenta de que estaba atrapado en un dilema moral. Tenía que tomar una decisión: seguir adelante con su plan para ganarse el corazón de Patricia Castro o dar un paso atrás y reconsiderar las consecuencias de sus acciones. En ese momento, la única certeza que tenía era que su vida se había vuelto mucho más complicada de lo que jamás hubiera imaginado.
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Game over
FanfictionJosefina Beltrán y Bruno Molina, impulsados por la venganza, desatan un drama retorcido en el colegio. Pero en medio de su plan, surge un amor inesperado entre Bruno y la dulce y talentosa Patito, la inocente victima de todo este caos.