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  Algunos seguían practicando, cansados y agotados para la competencia que estaba a la vuelta de la esquina. Patito estaba cansada y agotada tanto física como mentalmente. Su rostro era un libro abierto para cualquiera que tuviera atención en ella.

— ¿Todo bien?

La muchacha se sobresalto volviendo a su realidad al ver a Tamara a su lado, viéndola con curiosidad. La rubia le dio una agradable sonrisa moviendo su cabeza para mover sus trenzas hacia atrás.

— Todo bien, solo estoy un poco cansada.

— Ah, ya. Claro, si, todos estamos cansados y muy aburridos...

La menor levanto su ceja, curiosa.

—¿Por qué están tan aburridos?

— Pues, veras, estamos hasta el cuello de tanto estrés que nos da esta competencia y pensábamos con los chicos en salir, no sé, al cine a ver una película ¿Te parece la idea?

— O sea... ¿Me están invitando?

Tamara soltó un bufido.

— Pues claro, por eso te estoy informando. — rodó los ojos. — ¿Vas?

Patito divagó con su mirada las personas que estaban en el salón y con una voz temblorosa volvió hablar.

— ¿Y quiénes... Quienes serían los chicos?

Tamara pensó unos segundos y respondió, recordando los nombres de quienes habían aceptado.

— Pues, con los chicos me refiero a José, Belén, Guido, Matías, Santiago y los demás.

— ¿Matías va a ir? — preguntó Patito y Tamara asintió con la cabeza.

—Si, de hecho la idea fue de los hermanos Beltrán,así que supongo que también irán ¿Vienes o no?

Patito asintió con la cabeza, aceptando aquella invitación. Pues, había quedado con un muy mal sabor a boca y necesitaba hablar con Matías en alguna parte donde no tuviera tantas miradas de odio por parte de cierta muchacha.

En la otra esquina, se encontraban Matías junto a Antonella, quien estaba al borde el colapso nuevamente al saber que Matías y Bruno habían peleado por más ni menos que Patricia Castro. El chisme llegó a sacudir su cabeza.

— Por favor, Antonella, basta ya.

—¿Quieres dejarlo así y ya? Matías, te recuerdo que tú y yo seguimos siendo pareja...¡Novios!

Matías se cruzó se brazos y observó aquella chica frente a él.

— ¡Eso lo sé! Lo que no estoy entendiendo es como...

— ¿Cómo? ¿Cómo qué? — Murmuro. — Matías, lo único que quiero que me expliques es porque tú, Matías Beltrán, estabas peleando con Bruno por esa...

—Cuida tus palabras.— advirtió Matías apuntando con un dedo.— No tienes mucho que entender porque es fácil, Patito es mi amiga y solo quiero protegerla.

— ¿Protegerla? ¿Protegerla de qué? ¡Matías por Dios! ¡Estás más tiempo con ella que conmigo, tú novia!

Matías quedó en silencio, su mente enredada en un mar de sentimientos y confusiones. Observó a su alrededor, tratando de encontrar la calma y paciencia necesarias para lidiar con la situación. Antonella se retiró sin decir una palabra más, y sus amigas la siguieron, dejando a Matías con una leve tranquilidad momentánea.

Sus ojos se posaron en Patito, quien charlaba animadamente con su hermana y amigas. Sonreía, irradiando frescura y una gran vitalidad. Era como una flor a punto de florecer en el momento adecuado, y Matías no podía evitar compararla con esa imagen, una bella y curiosa flor.

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