Matías caminaba indeciso, no sabía exactamente que quería hacer porque simplemente salió de su casa y camino sin rumbo alguno, pero termino frente a la casa de Patricia Castro. Quizás fue casualidad o simplemente sus piernas lo llevaron hacia la persona que más ha estado pensando en el último tiempo.
Lamio sus labios, nervioso y confundido. No sabía qué hacía ahí. Se limito a pasearse de un lado a otro ¿Qué era lo que quería hacer? No sabe, solo salió de su casa por alguna presión en su pecho que no lo dejaba respirar en paz. Ocho de la noche, de pie frente a la casa de quien sería la causante de sus noches de desvelo sin razón alguna.
Matías apretó el botón del timbre con una cierta duda, como si estuviera a punto de cruzar un umbral desconocido. Sus dedos, mojados por una ansiedad palpable, temblaban en el acto. Un segundo de duda lo invadió, deseando retroceder y refugiarse en la seguridad de su hogar. Justo cuando la decisión de retirarse empezaba a ganar terreno, la puerta cedió ante él. Patricia Castro apareció, envuelta en un vestido escarlata que se adhería a su figura con una elegancia tentadora, delineando con sutileza sus curvas. Los ojos de Matías, incapaces de resistir la tentación, la escudriñaron disimuladamente de arriba abajo. El cabello de Patito, suelto y liso, enmarcaba su rostro con una suavidad casi etérea. Al encontrarse con la mirada de Matías, le regaló una sonrisa nerviosa que titilaba entre la sorpresa de su presencia.
— Matías. — dijo Patito con sorpresa.
— Patito... Hola.
Patito lo miro y movió uno de sus mechones del cabello.
— ¿Como estas? Lo siento, me tomaste de sorpresa.
— Todo bien, todo bien. Bueno, estaba paseando y se me ocurrió pasar a saludar ¿Interrumpo algo? — dijo alzando su ceja.
Patito apretó sus labios con una sonrisa.
— No interrumpes nada, ir a cenar con mi familia por una reunión de mi papá.
— ¿Estas muy apurada? Me gustaría hablar contigo, algo rápido, no te quitare mucho tiempo.
— No, de hecho, creo que tengo unos minutos de sobra.
Patito observo adentro de su casa y luego cerró la puerta tras de ella. Sus padres aún se estaban preparando para la cena. Miro a Matías y le hizo un gesto para que caminen hacia el patio. Matías sin quitarle la mirada de encima, la siguió.
— Estas... — murmuro Matías con cierta timidez. — Estas hermosa, Patito.
Ella ante las palabras dichas por el muchacho que tanto tiempo ha estado enamorada de él, se sonrojo.
— Muchas gracias.
El silencio entre ellos se volvió cómplice mientras deambulaban sin dirección fija. Matías, en medio de esa quietud, no podía evitar lanzar miradas furtivas a Patricia. La belleza que emanaba de ella lo dejaba boquiabierto, como si descubriera un nuevo matiz en cada paso que daban. En esos momentos de contemplación, Matías empezó a comprender la razón detrás del profundo enamoramiento de Santiago por esa intrigante chica. Toda esa información exploto en su mente, como las piezas de un rompecabezas encajando. Todo tenía sentido: la atracción magnética que Patricia ejercía sobre Santiago, el misterioso encanto que la rodeaba. Ante los ojos de Matías, Patito se revelaba como una doncella aún más cautivadora de lo que él mismo había imaginado.
— ¿Y de qué querías hablar?
— ¿Que? — Dijo Matías, confundido. Patito lo miro curiosa.
— Dijiste que querías hablar conmigo. — ríe.
— Ah, sí. Tienes razón...
Matías detuvo sus pasos de repente, como si la realidad lo hubiera alcanzado de golpe. Patricia, al notar que dejó de caminar, giró hacia él, encontrando la intensidad de la mirada de Matías fija en sus ojos. En ese instante, la comunicación entre ellos no necesitaba palabras; era un intercambio de miradas cargado de significado.
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Game over
FanfictionJosefina Beltrán y Bruno Molina, impulsados por la venganza, desatan un drama retorcido en el colegio. Pero en medio de su plan, surge un amor inesperado entre Bruno y la dulce y talentosa Patito, la inocente victima de todo este caos.