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La tensión en el colegio se sentía en cada rincón, como una sombra oscura que envolvía a los estudiantes. La discusión y el odio se apoderaban de las interacciones entre ellos, olvidando que en algún momento habían sido amigos. El Pretty Land School of Arts, que solía ser un lugar lleno de risas y música, ahora estaba sumido en un viento de penumbra que oscurecía incluso los pasillos más brillantes.

Matías caminó hacia la casa de Antonella, buscando desesperadamente a Facundo para compartir su malestar. La tensión en el colegio lo afectaba más de lo que estaba dispuesto a admitir, y necesitaba desahogarse con alguien de confianza. Además Patricia Castro hace mas de una semana que no da señales de vida. Matías a ido casi todas las tardes a tocar el timbre de la casa de ella pero Carmen le dice que ella no esta en ese lugar.  Él sabía que aquella chica estaba en la casa, su corazón le gritaba que ella estaba ahi oculta, sin embargo, por mas que intentará, Carmen le decia que en verdad Patito no estaba en la casa.

Facundo estaba en la sala de estar, concentrado en sus tareas, cuando escuchó que el timbre sonaba. Se levantó a regañadientes y abrió la puerta, sorprendiéndose al ver la expresión desanimada en el rostro de Matías.

— ¿Matías? ¿Qué pasa, loco? Entra.

Matías entró y se dejó caer en el sillón, soltando un suspiro pesado.

— Las cosas están yendo de mal en peor en el colegio. No sé qué hacer, Facu.

Facundo cerró la puerta y se sentó frente a Matías, mostrando interés en lo que tenía que decir.

— Pues, creo que ya sé lo que te pasa. — Matías cerró los ojos al escuchar las palabras de su mejor amigo. — ¡Esto es realmente increíble! ¡Esa chica te tiene mal! Ni mi hermana te tenía tan jodido.

— Es muy diferente, Facu. Con Patito siento algo aquí en el pecho. — Matías abrió los ojos para mirar directamente a Facundo, su mirada brillante fue algo incómodo de ver para el otro joven, pues no conocía mucho del asunto.

Facundo soltó un gran suspiro, sin poder creer todo lo que estaba ocurriendo. Movió la cabeza, incrédulo.

— Maty, realmente caíste en sus redes, en las manos de Patito. ¡Qué loco!

— No tiene nada de loco. — respondió con rapidez. — Ella es hermosa, y no solo digo por su exterior, me habló de su ser. Ella es como un ángel y...

— Pues ese ángel te está jodiendo como no tienes idea...— Facundo interrumpio a Matías, quien seguia imaginando a Patito. Facundo siguio hablando — Bueno, esa chica también engatusó a Bruno.

Matías, al escuchar el nombre de aquel muchacho, rodó los ojos con fastidio, pues la simple mención de ese nombre le provoca que su sangre hierva de la rabia acumulada.

— Él solo jugó con ella. No la quiere como yo.

Facundo guardó unos segundos de silencio, viendo a su amigo. Es realmente complicado cuando las cosas se tratan de amor adolescente, pues es un lío completo, lleno de dramas, risas y llanto. Facundo volvió a hablar.

— Eso no lo sabemos, Matías.

— ¿Qué es lo que no sabes? — volvió a responder Matías con molestia en su tono de voz. — Bruno solo se aprovechó de esa inocencia de Patito, todo por su despecho de que tu hermana me haya elegido a mí. Es un cabrón, un jodido cabrón.

— Pero, Matías... ok. Te lo pondré de esta manera. Bruno hizo las cosas mal, lo sabemos, pero tú y yo lo vimos con nuestros ojos. Él o era un buen actor o realmente gustaba de ella.

Matías escuchaba a Facundo con una mezcla de molestia y frustración. La mención de Bruno siempre era un tema delicado y provocador para él. A pesar de las palabras de su amigo, Matías estaba decidido a creer que Bruno no tenía sentimientos reales por Patito y que todo era un juego para él.

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