Epígrafe

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"Nunca hubiéramos amado tanto la tierra si no hubiéramos tenido infancia en ella, si no fuera la tierra en la cual las mismas flores, que solíamos juntar con nuestros pequeños dedos, florecían cada primavera mientras nos sentábamos en el pasto murmurando sobre nosotros, las mismas caderas y espinos en las cercas de otoño, los mismos petirrojos que solíamos llamar "pájaros de Dios" porque no dañaban los preciosos cultivos. ¿Qué novedad vale esa dulce monotonía donde todo es conocido y amado porque es conocido?"

-George Eliot-

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