12.

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El sol brillaba en lo alto del cielo cuando Lisa y Jennie se dirigieron al parque local. Habían planeado una cita romántica llena de creatividad, y estaban emocionadas por el tiempo pasar juntas de una manera diferente. Cada una llevaba una pequeña bolsa con suministros de porcelana fría, y sus expectativas estaban en su punto máximo.

—Lili, esto suena como una cita increíble —dijo Jennie con entusiasmo mientras caminaban hacia el parque.

Lisa sonriendo y acercando, su cabello oscuro ondeando con la brisa primaveral.

—Lo sé, Nini. Quiero que sea especial y diferente. Además, me encanta la idea de crear algo juntas.

Cuando llegaron al parque, encontraron un lugar tranquilo bajo la sombra de un gran árbol. Desplegaron sus suministros sobre una manta y se miraron con anticipación. Habían elegido trabajar con porcelana fría porque era una actividad que ambas encontraban interesantes y desafiantes.

— ¿Qué deberíamos hacer primero? —preguntó Lisa mientras estudiaba los materiales frente a ella.

Jennie miró los suministros y les sonó.

— ¿Qué tal si comenzamos haciendo figuras pequeñas? Puedes mostrarme cómo hacerlo, Lili.

Lisa ascendió y comenzó a trabajar en una pequeña figura de animales mientras Jennie observaba atentamente. Lisa tenía un talento natural para las manualidades, y cada uno de sus movimientos era elegante y preciso.

Jennie siguió sus instrucciones cuidadosamente y comenzó a moldear su propia figura. A pesar de ser principiante en esto, estaba disfrutando de la actividad y de la compañía de Lisa.

Después de un rato, ambas habían terminado sus figuras. Jennie había creado un pequeño gato, mientras que Lisa había hecho un pato.

—¡Mira, Nini! —exclamó Lisa, sosteniendo su creación frente a ella—. Es un pato. ¿Qué piensas?

—Es hermoso, Lili. Y tu pato es lindo también. Esta ha sido una experiencia divertida.

Lisa se rió y abrazó a Jennie suavemente.

—Estoy feliz de que te haya gustado, Nini. Ahora, ¿qué te parece si hacemos un intercambio? Puedes quedarte con mi pato, y yo con tu gato.

Jennie se acercó con entusiasmo, y ambas intercambiaron sus creaciones. Era un gesto simple pero significativo, una forma de llevar un pedacito de la otra consigo.

Después de empacar sus cosas, decidió ir a un pequeño café cercano para almorzar algo sencillo. Mientras saboreaban sus sándwiches y disfrutaban de un café, continuaron charlando y riendo. La conversación fluía con facilidad entre ellas, como siempre lo hacía.

—Nini, esta ha sido una cita increíble hasta ahora —dijo Lisa con una sonrisa—. Me encanta pasar tiempo contigo de esta manera.

Jennie asintió y tomó la mano de Lisa sobre la mesa.

—Yo también lo estoy disfrutando, Lili. Eres increíblemente especial para mí.

Lisa sonó tímidamente y acarició la mano de Jennie con su pulgar.

—Tú también eres muy especial para mí, Nini.

Después del almuerzo, regresaron a la casa de Lisa para continuar su día de creatividad. Esta vez, decidieron hacer un pequeño proyecto de manualidades juntas. Rieron mientras cortaban papel, pegaban adornos y compartían historias sobre su infancia.

La tarde se convirtió en noche, y ambas chicas estaban agotadas pero felices. Decidieron pasar la noche en casa de Lisa, la mayor le prestó a Jennie ropa para dormir (La cual le quedaba bastante grande) y la castaña se fue a cambiar mientras Lisa preparaba un ambiente acogedor en la sala.

Jennie salió de la habitación de la mayor agarrando aquellos pantalones azul oscuro con una mano para evitar que se cayesen, y con una camisa blanca que llegaba hasta un poco más abajo de la mitad de los muslos.

Lisa la miró, lucía verdaderamente adorable con esa ropa tan grande. Se veía muy abrazable así.  

Lisa no pudo evitar sonreír al ver a Jennie con su ropa para dormir. La camisa grande y los pantalones que le quedaban enormes solo la hacían lucir aún más tierna.

—Nini, te ves adorable en mi ropa —comentó Lisa, incapaz de contener su admiración.

Jennie se ruborizó y se rascó la nuca con timidez.

—Gracias, Lili. Es cómodo, aunque un poco grande. Pero me gusta.

Lisa se acercó a Jennie y le dio un suave beso en la mejilla.

—Te ves hermosa, Nini. Siempre lo haces.

Las chicas se acomodaron en el sofá bajo una manta, y comenzaron a ver una película juntas. La cercanía entre ellas era reconfortante, y no necesitaban decir mucho para disfrutar de la compañía de la otra.

A medida que pasaba la noche, ambas chicas se dieron cuenta de que esta relación especial que estaban construyendo era algo hermoso. No necesitaban grandes declaraciones de amor ni gestos extravagantes; solo necesitaban estar juntas, compartiendo momentos tiernos y significativos.

Ellas dos tenían algo verdaderamente hermoso.

Ambas estaban en medio de la sala, su calor acariciaba a la otra y sus ojos se cerraban lentamente. Morfeo las arrullaba lentamente, sus respiraciones iban más lento y sus cuerpos comenzaron a sentirse como si estuviesen flotando. 

Se sentían ligeras, y más cómodas que por lo general. Estar al lado de la otra era cómodo, era sencillamente lindo. 

El silencio de la noche envolvía a Lisa y Jennie mientras se abrazaban en la sala de estar. Sus cuerpos estaban entrelazados, y la calidez de su cercanía los llenaba de una sensación de paz y confort. Cada una podía sentir el latido del corazón de la otra, y eso solo fortalecía su conexión.

A medida que se dejaban llevar por el sueño, sus respiraciones se volvieron más sincronizadas, como si estuvieran compartiendo un ritmo único. Estar juntas de esta manera era más que cómoda; Era una sensación de plenitud, de estar exactamente donde debían estar.

El amor que sentían el uno por el otro se reflejaba en cada gesto y cada mirada compartida. Aunque su relación estaba en sus primeras etapas, sabían que tenían algo hermoso y especial que estaban construyendo juntas.

Mientras caían en un sueño profundo, sostenidas por el abrazo mutuo, sabían que su historia apenas estaba comenzando y que había muchas más aventuras, risas y momentos tiernos por delante.


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Nerd. -Jenlisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora