14.

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La mañana estaba fresca y llena de promesas cuando Lisa se detuvo frente a la casa de Jennie. Habían acordado encontrarse temprano para iniciar su viaje hacia la cabaña en el bosque, y Lisa estaba ansiosa por comenzar esta aventura juntas.

Cuando Jennie salió de su casa, Lisa quedó momentáneamente sin aliento. La menor llevaba un vestido de flores que le llegaba hasta más arriba de la rodilla, y su cabello estaba suelto y alborotado por el viento matutino. Llevaba una mochila a sus espaldas y una sonrisa radiante en el rostro.

—Buenos días, Lili—saludó Jennie con esa tranquilidad que la caracterizaba, pero notablemente emocionada. Se acercó y besó brevemente sus labios con timidez. 

—B–buenos días, Nini. Te ves muy linda, me gusta mucho como se te ve ese vestido, es muy lindo. —su corazón daba un vuelco al ver la adorable sonrisa tímida de la menor, sus mejillas abultadas y sonrojadas.

—Tu también te ves muy bien, más te vale cuidar ese suéter. —Lisa rió con ternura. 

—En realidad, no me importaría mucho que te lo quedes. Se vería muy bien en ti. —Jennie soltó una risita y Lalisa le dio la mano, ambas fueron al auto de Lalisa. La castaña en el asiento de copiloto y la pelinegra en el asiento del conductor. 

Era demasiado temprano y la casa de campo de la familia de Lisa quedaba muy lejos, Jennie se había tomado una pastilla para el mareo y apenas comenzaron el viaje se fue quedando dormida muy lentamente.

—Nini, si quieres dormir un poco hazlo. Yo te levanto cuando vayamos a parar para comer algo— le dijo mirándola levemente por el rabillo del ojo, sus ojitos estaban a nada de sellarse y le dio una sonrisita, una sonrisita tan adorable que enterneció a Lisa completamente. 

La menor asintió y se acomodó, se fue quedando dormida.  

Lisa la miró con cariño mientras conducía. Jennie parecía tan tranquila y hermosa mientras dormía. Con mucho cuidado, Lisa extendió su mano y acarició suavemente la mejilla de la menor con el dorso de los dedos.

—Eres increíble, Nini —susurró Lisa para sí misma—. No puedo creer lo afortunada que soy de tenerte a mi lado.

Le puso a Jennie aquel suéter que tenía puesto sin que la menor se diese cuenta, el color azul pastel le quedaba tan lindo. Y es que bueno hacía mucho frío.

El viaje continuó con música suave de Jazz que Lisa había seleccionado especialmente para la ocasión. Cada vez que veía a Jennie dormida, su corazón se llenaba de amor y gratitud.

Pasaron dos horas y Lisa paró en un pueblo, justo al frente de una cafetería donde vendían unas deliciosas malteadas. Siempre quiso invitar a alguien allí, y Jennie era tan especial para ella que decidió que ella sería la indicada. 

Lalisa se acercó para despertar suavemente a Jennie para despertarla. 

—Nini, ya llegamos. Ven, vamos a comer algo para seguir con el viaje. —Jennie arrugó levemente la nariz, bostezo y abrió sus ojos para luego ver a la mayor, tan linda en frente de ella.

No había caído en cuenta que tenía el suéter de la más alta.

—Está bien, —la acercó y besó su nariz, sus labios se sintieron fríos contra la piel de Lisa lo mismo que sus dedos. 

Salieron del coche y entraron a la cafetería. El lugar estaba decorado con aires retro de los años 80, lo que hizo que Lisa se sintiera aún más emocionada por compartir este momento con Jennie. Ambas se sentaron en una de las mesas junto a la ventana, y Lisa no pudo evitar notar lo adorable que se veía a Jennie con el suéter que le había prestado.

Nerd. -Jenlisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora